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Neuromante

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-¿Quieres beber algo?-Vino. Del blanco. Case desconectó.Maelcum estaba inclinado sobre los controles del Garvey, tecleando órdenes para unasecuencia de acoplamiento. En la pantalla central del módulo había un cuadrado rojo: elmuelle de Straylight. El Garvey era un cuadrado algo mayor, verde, que se reducíalentamente, moviéndose de un lado a otro de acuerdo con las órdenes de Maelcum. A laizquierda, una pantalla más pequeña mostraba un gráfico esquelético del Garvey y el Haniwaa medida que se acercaban a la curvatura del huso.-Tenemos una hora, viejo -dijo Case, quitando del Hosaka la cinta de fibra óptica. Lasbaterías de apoyo de la consola funcionarían durante noventa minutos, pero la estructura delFlatline supondría un gasto adicional. Trabajó con rapidez; mecánicamente, sujetando laestructura al fondo de la Ono-Sendai con cinta microporosa. El cinturón de trabajo deMaelcum pasó flotando junto a él. Lo cogió, desprendió los dos trozos de cuerda, y lasalmohadillas de succión rectangulares y grises, y enganchó entre sí los dientes de las pinzas.Sostuvo las almohadillas contra los costados de la consola y movió con el pulgar la palancade succión. Con la consola, la estructura y la correa improvisada suspendidas frente a él, sepuso la chaqueta de cuero, verificando el contenido de los bolsillos. El pasaporte queArmitage le había dado, el chip bancario registrado bajo el mismo nombre, el chip de créditoque había obtenido cuando llegó a Freeside, dos dermos de betafenetilamina que le habíacomprado a Bruce, un fajo de nuevos yens, media caja de Yeheyuan, y el shuriken. Arrojó elchip de Freeside por encima del hombro, y oyó cómo chocaba contra el ventilador ruso. Iba ahacer lo mismo con la estrella de acero, pero el chip de crédito rebotó, lo golpeó en la nuca,salió disparado y pasó junto al hombro izquierdo de Maelcum. El sionita interrumpió laoperación de pilotaje y lo miró, enojado. Case vio el shuriken y se lo puso en el bolsillo de lachaqueta; oyó que el forro se rasgaba.-Te estás perdiendo al Mute, hombre -dijo Maelcum-. El Mute dice que está arreglando paranosotros el sistema de seguridad. El Garvey va a acoplarse como si fuera otra nave, una queestán esperando que llegue de Babilonia. El Mute nos transmite códigos.-¿Vamos a llevar puestos los trajes?-Demasiado pesados. -Maelcum se encogió de hombros. - Quédate en la red hasta que teavise. -Tecleó una secuencia final en el módulo y se aferró a las gastadas anillas rosadas quehabía a cada lado del tablero de navegación. Case vio que el cuadro verde se reducía porúltima vez, unos pocos milímetros, y se ponía sobre el cuadrado rojo. En la pantalla pequeña,el Haniwa bajó la proa para evitar la curva del huso, y ya no se movió. El Garvey colgabatodavía del yate, como una larva. El remolque se sacudió y retumbó. Dos estilizados brazosaparecieron y rodearon la estilizado forma de avispa. Straylight expulsó un tentativorectángulo amarillo que describió una curva, tanteando más allá del Haniwa, en busca delGarvey.Oyeron que algo raspaba la proa, más allá de las temblorosas frondas de arcilla.-Hombre -dijo Maelcum-, recuerda la ley de la gravedad. -Una docena de pequeños objetosgolpearon el suelo simultáneamente, como atraídos por un imán. Case se quedó sin alientocuando sus órganos internos fueron empujados y dispuestos de otro modo. La consola y laestructura le habían caído dolorosamente sobre las piernas.Ahora estaban sujetos al huso, rotando con él.139

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