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Neuromante

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-¿Qué se está moviendo, hijo? -La camisa de Deane era de algodón a rayas, el cuello blancoy rígido, como porcelana.-Yo, Julie. Me marcho. Me fui. Pero hazme el favor, ¿de acuerdo?-¿Datos de quién, hijo?-Un gaijin de nombre Armitage, suite en el Hilton.Deane bajó el revólver. -Siéntate quieto, Case. -Tecleó algo en un terminal periférico.- Yodiría que sabes tanto como mi red, Case. Este caballero parece tener un arreglo temporal conlos Yakuza, y los hijos de los crisantemos de neón disponen de medios para que la gentecomo yo no sepa nada de sus aliados. Yo en su caso haría lo mismo. Ahora, historia. Hasdicho historia. –Tomó de nuevo el revólver, pero no apuntó directamente a Case.- ¿Qué clasede historia?-La guerra. ¿Estuviste en la guerra, Julie?-¿La guerra? ¿Qué hay que saber? Duró tres semanas.-Puño Estridente.-Famoso. ¿No os enseñan historia hoy en día? Aquello fue un gran y sangriento fútbolpolítico de posguerra. Watergatearon todo y lo mandaron al diablo. Vuestros militares, Case,vuestros militares del Ensanche, en...., ¿dónde era, McLean? En los bunkers, todo aquel...gran escándalo. Despilfarraron una buena porción de carne joven y patriótica para probaralguna nueva tecnología, conocían las defensas de los rusos, como se supo después, conocíanlos empos, armas de pulso magnético. Enviaron a esos chicos sin importarles nada, sólo paraver. -Deane se encogió de hombros.- Pan comido para Iván.-¿Alguno de ellos consiguió salir?-Cristo -dijo Deane-, han pasado tantos años... Aunque creo que unos pocos lo consiguieron.Uno de los equipos. Se apoderaron de una nave militar soviética. Un helicóptero, ya meentiendes. Volaron de regreso a Finlandia. No tenían códigos de entrada, claro, ydescargaron todo sobre las defensas finlandesas. Eran del tipo Fuerzas Especiales. -Deaneresopló-. Una verdadera mierda.Case asintió. El olor a jengibre en conserva era abrumador.-Pasé la guerra en Lisboa, ¿sabes? -dijo Deane, bajando el revólver-. Hermoso lugar,Lisboa.-¿En el servicio, Julie?-Qué va. Aunque vi un poco de acción. -Deane sonrió su rosada sonrisa.- Es maravilloso loque una guerra puede hacer por los mercados.-Gracias, Julie. Te debo uno.-Qué va, Case. Y adiós.Y después se diría a sí mismo que la noche en el Sammi's había estado mal desde elprincipio, que incluso lo había sentido cuando seguía a Molly por aquel corredor, vadeandoun pisoteado lodazal de boletos rotos y vasos de plástico. La muerte de Linda, esperando...Después de haber visto a Deane, fueron al Namban y le pagaron la deuda a Wage con unfajo de los nuevos yens de Armitage. A Wage le gustó; los muchachos lo apreciaron menos,y Molly, junto a Case, sonrió con una especie de extasiado intensidad feérica, obviamentedeseando que uno de ellos hiciera un movimiento. Luego, Case la llevó de regreso al Chatpara tomar una copa.-Estás perdiendo el tiempo, vaquero -le dijo Molly, cuando Case sacó un octógono delbolsillo.-¿Y eso? ¿Quieres una? -Le ofreció la pastilla.25

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