Año 12, t. 16, entrega 1 (1905) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

18 Anales de la Universidad
siempre con las cnntidades reservadas mensualmente durante el año
anterior. Habrá que distinguir, pues, las rentas y los gastos del nuevo
año con los gastos ya realizados y las reñías apartadas en su trans
curso para el pago de la cuenta de muebles.
Un Estado puedo hallarse y se halla, casi siempre, en condiciones
semejantes. Termina el año económico; pero algunas de las obras públicas
encomendadas no han sido concluidas, ni sus créditos y deudas
definitivamente liquidados. Lo mismo puede suceder con la recaudación
de las rentas correspondientes al afío económico vencido. A fin
de regularizar esta situación se ha ideado la contabilidad por ejercicio,
que consiste en una especie de ampliación ó continuación del año
financiero, dando algunos meses de respiro, un período de tiempo, más
ó menos largo, durante el cual deben quedar definitivamente saldadas
todas las cuentas. El año económico, más dicho plazo complementario,
es lo que se denomina ejercteio.
Veamos ahora el otro sistema de contabilidad: la gestión. En el
ejercicio, como hemos visto, existe el período de doce meses correspondiente
al ano financiero y el suplemento que varía según las diversas
legislaciones. En la gestión se comienza y termina á plazo fijo.
Llévanse las cuentas de una fecha precisa á otra fecha precisa, con el
fin de obtener una situación de caja exacta, sin preocuparse ni de
los saldos á vencer, ni de las cuentas á cobrar, ni de las obras encomendadas
que no han sido entregadas el día del vencimiento. Expresa
muy bien Stourm esta diferencia general diciendo que mientras los
ejercicios son cuentas morales, las de gestión son cuentas materiales.
Estos dos sistemas han sido adoptados el primero por Francia y por
Inglaterra el segundo.
Las ventajas de la contabilidad por gestión consiste en la precisión
y en su mayor simplicidad. Ella es, sin duda, aparente para llevar las
cuentas de los particulares, pero no las del Estado. El sistema del
ejercicio tiene en el orden financiero enorme superioridad sobre aquél.
En efecto: el Estado debe preocuparse más de la regularidad de
sus cuentas que de la rapidez con que ellas puedan ser llevadas. Los
acontecimientos inesperados que sobrevinieran harían de otro modo,
que de repente, un año determinado viera aumentada considerablemente
la cifra de sus gastos y otro disminuida la de sus recursos por
no haberse pago aquéllos durante la gestión, ó no haberse recaudado
las rentas correspondientes durante ese mismo plazo. El control en
esas condiciones resulta difícil y el estudio científico y comparado de
los presupuestos sucesivos se hace imposible. La acumulación incesante
de los residui attivi y los residui passivi, como le llaman los
italianos, de un presupuesto sobre otro, hace que éstos se hallen en
un estado de espectativa y deficiencia perpetuos.
Las cuentas por ejercicio, al contrario, responden mejor á la regula-