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Año 12, t. 16, entrega 1 (1905) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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Anales de la Universidad 213<br />

factorio de la asignatura, impone al mismo tiempo, que las clasifioaciones<br />

elevadas, creadas como estímulo á la contracción y el esfuerzo,<br />

no sean escatimadas en los casos en que realmente aparezcan<br />

como merecidas. So conocen casos de examinadores que han<br />

•creído que las circulares en que las autoridades universitarias recomendaban<br />

estricta y severa justicia en la apreciación de las<br />

pruebas, significaban implícitamente que las notas elevadas no<br />

4ebían otorgarse ja nás, ó sólo debían otorgarse en circunstancias<br />

excepcionalísimas, y hasta hay mesas que creen que no deben darse<br />

nunca las notas más altas. En realidad, la razón á la vez de justicia<br />

y buena administración que aconseja premiar el esfuerzo y el<br />

mérito, es la misma que impone la reprobación de quien no da de<br />

sus conocimientos y aptitudes una prueba satisfactoria. Las mesas<br />

verdaderamente justas son, pues, aquellas en que no se observa<br />

ninguna de las dos formas de injusticia, y que se caracterizan, á la<br />

vez, por su inf lexibilidad para no aprobar á ningún estudiante que<br />

no presente prueba plena de capacidad (á él le corresponde presentarla),<br />

y por la amplitud y altura de criterio con que reconocen<br />

el mérito donde éste se muestra.<br />

II. —Las materias de enseñanza consideradas desde el punto<br />

-de vista pedagógico, tienen tres partes: una teórica propiamente<br />

dicha, otra práctica, y una tercera de pura erudición, que constituye<br />

el registro nemónico. Las dos primeras son de importancia<br />

inapreciable; en cambio, la (íltinia debe reducirse á sus justos límites,<br />

lo que es muy importante tener presente en la enseñanza y<br />

en el examen. Si bien la gran mayoría de los examinadores desempeñan<br />

sus funciones, no sólo coa la competencia, sino también con<br />

la amplitud de criterio que son reconocidos, so ha observado en<br />

algunos una tendencia exagerada á las preguntas de puro detalle,<br />

lo que indudablemente tiende á desnaturalizar la enseñanza. No<br />

quiere decir esto en manera alguna que deba permitirse la vaguedad,<br />

la exce -iva generalidad y la falta de precisión en los conocimientos;<br />

sino, sólo, que no son propias <strong>del</strong> examen ciertas<br />

preguntas exageradamente minuciosas y sin trascendencia, y que<br />

no debe darse mayor alcance al hecho de que un estudiante ignore,<br />

por ejemplo, el peso de algún cuerpo, el nombre de algún<br />

persoaaje histórico de ínfimo orden, una fecha que no sea de<br />

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