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Figura 1. Primer libro de cuentas de la Sociedad
Española de Angiología. Año 1959.
En esos años, se establecieron los primeros
premios a comunicaciones orales presentadas
a las Jornadas Angiológicas (5.000 pesetas)
y se establecieron las primeras becas de ayuda
a la formación (6.000 pesetas) que, por lo
general, facilitaban la asistencia a alguno de
los cursos nacionales que se organizaban. Esta
vocación de apoyo a la formación se materializó,
desde el principio, en la ayuda de 25.000
pesetas a los organizadores de estos eventos
en concepto de «promoción del curso». No
dejan de ser anecdóticos los gastos de «propinas
al cartero», «mecanógrafa», «librería
Capmany: material de oficina» o «compra de
una máquina de escribir», que era algo habitual
en aquellos años, donde todo el correo era
postal y no existía la informática.
HISTORIA DE LA SEACV. 50.º ANIVERSARIO. 1959-2009
La representación internacional estuvo encarnada,
desde sus inicios, por la figura de Fernando
Martorell, pero será a partir de 1964
cuando se haga constar el pago de una cuota
de 6.000 pesetas de la Sociedad Española de
Angiología (SEA) a la International Union of
Angiology (IUA) en concepto de miembro asociado.
Esta cuota se mantuvo regularmente
hasta el año 1975, en que, coincidiendo con las
Jornadas Angiológicas celebradas en Córdoba,
se suprimió. No obstante, se continuó abonando
esporádicamente algún año hasta 1983
(28.890 pesetas), fecha en la que, definitivamente,
desapareció. Fue ésta una época de profundos
cambios, que fueron en paralelo con los
vividos por la sociedad española en el período
político de la Transición. Los nuevos aires
de regeneración propiciaron un espíritu más
quirúrgico y menos angiológico, que culminaría
en junio de 1977 con la denominación de
la Sociedad tal y como se conoce en la actualidad:
Sociedad Española de Angiología y
Cirugía Vascular (SEACV). Aunque España y
la SEACV se abrieron al mundo y comenzaron
a venir figuras de reconocido prestigio
internacional a los congresos nacionales (1980,
E. Szilagy en Canarias: 193.450 pesetas; 1982,
Van der Strich en Castellón: 78.000 pesetas),
la representación institucional prácticamente
desapareció y quedó limitada a la presencia del
doctor Sobregrau en la Sociedad Internacional
de Cirugía Cardiovascular. Formalmente y con
apoyo económico, no será hasta el año 1986,
coincidiendo con la presidencia del doctor
Emilio Viver Manresa, cuando la tesorería
comience a destinar una cantidad de dinero a
la representación internacional en Europa,
cantidad que, a partir de 1993, se concretaría
en el soporte económico de los delegados
españoles en la Unión Europea de Médicos
Especialistas (UEMS).
Por otra parte, los ingresos de la Sociedad fueron
progresivamente en aumento a expensas,