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de la industria fue en franco detrimento a partir
del año 2000. Esto se justificó, en parte, por
el nuevo código ético de Farmaindustria, pero
también y en gran medida por la creación y
desarrollo de nuevos capítulos, que fueron
reconduciendo para sus propias arcas las ayudas
económicas de los laboratorios. Finalmente,
la crisis contribuyó a reducir, aún más, lo
que durante decenios fue el soporte financiero
de la Sociedad. Uriach, que había sido «el
alma máter» de la SEACV, llevando la secretaría
técnica, organizando eventos, financiando
reuniones de la junta directiva y apoyando
la edición de un libro científico coincidente
con el tema a debate en cada congreso, restringió,
progresivamente, su apoyo. Muchas
de las actividades que, durante años, fueron
esponsorizadas por Uriach ya no pudieron
seguir siéndolo por la situación del propio
laboratorio. Así las cosas, se hacía imperativo
buscar nuevas fuentes de financiación que
permitieran el desarrollo futuro de la Sociedad.
Hasta el año 2005, las jornadas y congresos
nacionales de la SEACV eran organizados por
el comité local de la ciudad que hubiera sido
elegido en la asamblea anual. Los responsables
tan sólo debían informar a la junta directiva
del desarrollo de la organización y adecuar
los espacios del recinto a las necesidades
científicas de cada momento. Con contadas
excepciones en el transcurso de los años, muy
pocos comités locales aportaron ingreso alguno
a la tesorería de la Sociedad, a pesar de que
los eventos fueran auspiciados y soportados
por la SEACV. El ser designado sede de un
congreso nacional se convertía, así, no sólo en
una manera de apoyo y refrendo de la Sociedad
hacia un servicio u hospital, sino también en
un suculento beneficio económico para los
organizadores. Estos métodos pudieron ser
justificables en los inicios de la Sociedad y en
una época como los años cincuenta-sesenta
con grandes carencias económicas y con un
HISTORIA DE LA SEACV. 50.º ANIVERSARIO. 1959-2009
número reducido de socios, pero resulta sorprendente
que se perpetuara en la SEACV
como algo lógico, cuando habían sido erradicados
en el resto de sociedades científicas. Además,
cuando apareció la figura de socio protector,
casi todos los laboratorios se acogieron
a ella, ya que les permitía pagar la mitad por
superficie de exposición y tener derecho preferencial
de ubicación en los congresos. Como
cada congreso nacional o jornada lo organizaba
un comité local diferente, la industria pronto
supo sacar ventaja de esa descoordinación
interna. A buen seguro, pasados unos años, no
se sabía quiénes eran socios y si pagaban o habían
pagado sus cuotas de colaboración a la
SEACV.
Con la presidencia del doctor Marc Cairols y
siendo secretario el doctor Josep Marinel·lo
y tesorero, el doctor José A. González Fajardo,
se impulsó una amplia reforma, inspirada en
los modelos de funcionamiento europeo. Así,
se promovió la creación de una secretaría técnica
de congresos, de manera que, aunque la
organización recayera en un comité local,
la dirección económica y financiera era de la
propia Sociedad. Su fundamento era la transparencia
económica: todos los ingresos y gastos
debían estar justificados y documentados
en un libro a disposición de los socios. Así se
hizo a partir de 2006, coincidiendo con el
Congreso de Madrid, y los beneficios para la
Fundación SEACV fueron, desde entonces,
espectacularmente elevados frente a ejercicios
anteriores. Desde 2009, se regularizó formalmente
esta nueva situación mediante la difusión
nacional y concurso público de la secretaría
técnica de los congresos nacionales, lo
que ha permitido la emancipación económica
de los laboratorios y la capacidad real de gestión
como una sociedad científica independiente.
Además, los deberes y derechos de la industria
se definieron en los nuevos estatutos
de la SEACV, y sus aportaciones económicas,