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(San Luis Potosí, México), o «Revascularización
cerebral anastomótica mediante la carótida
externa en la obliteración de carótida
interna» (1973;6), de E. C. Palma (Montevideo,
Uruguay).
Son artículos, en su mayoría, redactados con
un estilo y una estructura muy distintos a lo
que hoy estamos acostumbrados. En efecto, la
estructuración actual en introducción, material
y métodos, resultados y discusión no existía
y, en su lugar, cada artículo constituía una
armónica amalgama de revisión bibliográfica,
opinión personal y descripción (habitualmente,
al final del artículo) de varios casos clínicos.
Eran artículos más comprometidos con la fisiopatología
y la comprensión que con las exigencias
empíricas o estadísticas, fenómenos
que llegarían al mundo médico y a la revista
posteriormente.
Mención aparte merecen los artículos firmados
por los primeros angiólogos y cirujanos
vasculares españoles, cuyo conocimiento y
experiencia situaron la especialidad de nuestro
país en un lugar relevante en la esfera
internacional. Fernando Martorell firma en
1952 un artículo sobre embolectomías de bifurcación
aórtica por ataque directo (1952;2), al
que siguieron otros de Zaldúa (1959;4) y
Moncada (1967;4); aunque no fue hasta 1969
cuando J. Alemany, desde Bottrop, describe las
primeras desobstrucciones (1969;4) con catéter
de Fogarty. En 1959, F. Martorell firma su
legendaria exposición sobre la patología obliterante
de troncos supraaórticos (1959;4),
seguida, poco después, por la aportación de
J. M. Capdevila (1962;3) sobre visualización
angiográfica de los troncos supraaórticos y
sus ramas. La isquemia crónica de los miembros
inferiores recibió, de forma ininterrumpida,
la atención de angiólogos y cirujanos vasculares
desde sus inicios. En 1962, J. Palou
revisa su experiencia con 100 casos de trom-
HISTORIA DE LA SEACV. 50.º ANIVERSARIO. 1959-2009
bosis aortoilíaca (1962;2), y, en 1966, F. Martorell
define su conducta terapéutica en la arteriosclerosis
obliterante de los miembros
(1966;4). Los avances en la incipiente cirugía
arterial de esta enfermedad tampoco se hicieron
esperar. En 1964, E. Sala-Planell describe
su experiencia con la tromboendarteriectomía
de femoral superficial con reconstrucción
arterial mediante hemiangioplastia con vena
safena (1964;5); J. Alemany, la cirugía arterial
reconstructiva en el segmento aortoiliacofemoropoplíteo
(1970;2); R. C. de Sobregrau, el
tratamiento quirúrgico de los aneurismas
poplíteos (1972;1) y la obliteración fémoropoplítea
(1972;5); E. Tovar, el bypass distal
(1972;3 y 1973;3) y el bypass aortobifemoral
por vía extraperitoneal (1974;5); L. Sierra, la
cirugía arterial directa del sector aortoilíaco
(1973;6), y J. C. Bohórquez, los falsos aneurismas
por cirugía arterial o arteriografía
(1974;4). Es significativa de este período la
ausencia de aportaciones en cirugía arterial
de pioneros en esta especialidad de nuestro
país, anteriores a los autores citados, como A.
Rodríguez Arias, F. Vidal-Barraquer Marfá y
algunos cirujanos cardíacos, que posteriormente,
abandonaron la cirugía vascular. Los
principios de los setenta fueron también testigos
de las primeras publicaciones en cirugía
de la trombosis venosa (Bongera 1971;5 y
Tovar 1972;1). En 1974, se publica la primera
mesa redonda del Congreso Nacional de
Angiología y Cirugía Vascular bajo el tema
«Complicaciones de la arteriografía y la cirugía
arterial directa», con las colaboraciones de
J. M. Capdevila, J. Alemany, A. de la Fuente,
L. Olba, V. Paredero del Bosque, R. C. de
Sobregrau y F. Vidal-Barraquer.
El inicio de la década de 1970 marcó la irrupción
de un amplio número de especialistas
jóvenes, que abrazaron el paradigma emergente
de la cirugía arterial directa en unidades
creadas al efecto en grandes hospitales. La