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TESORERÍA DE LA SEACV 89
desde entonces se registraron en el epígrafe
de «donación».
Por otra parte, la Fundación había acumulado
durante años una considerable deuda editorial
con la empresa Viguera, que, desde octubre
de 2002, se ocupaba de la edición de la revista
Angiología. Aunque desde sus inicios la revista
perteneció a la familia Martorell, ésta cedió sus
derechos de manera loable a la SEACV.
Angiología fue desde siempre el órgano de
expresión de la Sociedad y, como tal, tuvo un
apoyo económico que posibilitó su mantenimiento
a lo largo del tiempo. Así, coincidiendo
con las XVII Jornadas Angiológicas de 1971,
hubo una contribución de 20.000 pesetas para
la edición de un número extraordinario. Posteriormente,
estas cantidades serían de 60.000
pesetas en 1973 y de 100.000 pesetas en 1974.
Por datos inferidos del libro de cuentas, sabemos
que, en 1979, se aportaron 396.000 pesetas
en concepto de 198 suscripciones, lo que
hace suponer que ése sería el número de socios
de la SEACV. Desde esa fecha y con cierta periodicidad,
aparecen registradas contribuciones
importantes a la revista. El problema surge
cuando, en 2006, la deuda acumulada superó,
con mucho, las previsiones de ingresos. A esto,
hubo que añadir los gastos derivados de la publicación
del llamado Tratado de las enfermedades
vasculares; un libro que pretendió ser el primer
referente de la especialidad en nuestro país.
Para solventar esta difícil situación económica,
fue necesario renegociar toda la deuda, ya que
los fondos de la Sociedad eran inferiores a las
actividades que, entonces, se promocionaban,
así como rescindir la colaboración con la editorial
Viguera. Una nueva etapa se abrió con la
contratación a finales de 2009 de los servicios
editoriales de Elsevier.
Finalmente, numerosas contingencias fiscales
se fueron acumulando desde la creación de la
Fundación. Así, por ejemplo, seguían figuran-
do como patronos en el Ministerio de Hacienda
los primeros miembros constituyentes de la
Fundación SEACV y en el desbarajuste contable
continuaban operativos dos CIF diferentes:
el de la antigua SEACV y el que se generó
con la formación de la Fundación. Ante
estas y otras irregularidades, se hizo imprescindible
rescindir los servicios existentes y
buscar una nueva empresa con experiencia en
la gestión de fundaciones. Esto se concretaría
en 2007 con la contratación de una nueva entidad,
que, desde entonces, ha regularizado la
situación económico-financiera y ha iniciado
el proceso de inclusión en el régimen especial
para fundaciones y asociaciones (Ley 49/2002).
Con todo, después de esta larga historia de
50 años, serán muchos los pequeños episodios
que se han olvidado y que dormitan para siempre
en la noche de los tiempos, pero todos y
cada uno de los protagonistas, que vivieron el
momento, contribuyeron a lo que hoy en día
es nuestra Sociedad. Lo que entonces fue una
única tesorería, ahora son cuatro: la de la
SEACV y sus capítulos (fig. 3).
Figura 3. Sello de la tesorería. Se incorporó en el libro
de cuentas a partir del período 1981-1985.