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mapas y láminas (lamentablemente, este trabajo nunca se llevó a cabo) 173 . Al leer la<br />
relación de Wolf sobre estos dos viajes, es evidente su gran admiración por Charles<br />
Darwin; el “naturalista observador más agudo de nuestro siglo” a quien “fue reservado<br />
hacer conocer en el mundo científico aquel Archipiélago singular, que en el mismo<br />
grado llamó la atención a los geógrafos, botánicos y zoólogos”. Dentro de este contexto,<br />
Wolf confiesa “que las relaciones de Darwin fueron el estímulo principal” de sus dos<br />
viajes a las islas, “creyendo con fundamento que esas islas en que él en pocas semanas<br />
hizo tantas observaciones importantísimas, debían ofr<strong>ec</strong>er al naturalista un campo<br />
inmenso” (Wolf, 1887:5).<br />
Así, desde Guayaquil logra financiar su proy<strong>ec</strong>to con los r<strong>ec</strong>ursos <strong>ec</strong>onómicos<br />
que consigue luego de dar “diez conferencias científicas populares, con gran aplauso en<br />
Guayaquil” (Martínez, 1994: 270). Finalmente, el 1 de agosto de 1875, 5 días antes del<br />
asesinato de García Moreno, Wolf se embarca desde Guayaquil con rumbo a Galápagos<br />
en el buque del señor Valdizán 174 . Sobre las islas Galápagos, dice en su Geografía que<br />
fueron introducidas en el “mundo científico” por Darwin, “cuyas noticias de su flora,<br />
fauna y geología llamaron en alto grado la atención de los naturalistas”. Y se pregunta:<br />
“¿quién no lee con interés sus descripciones de aquellas islas volcánicas, en que miles<br />
de cráteres se han acumulado en un espacio relativamente pequeño, de los interesantes<br />
géneros de plantas y animales, que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo, y<br />
de que algunos r<strong>ec</strong>uerdan las antiguas épocas geológicas?”. Finalmente afirma que<br />
“varios naturalistas han visitado después de Darwin las islas de Galápagos”, pero<br />
ninguna ha realizado “una exploración sistemática de todas (…) bajo todos los puntos<br />
de vista científicos” (Wolf, 1975: 517-8).<br />
173<br />
Wolf afirma que su intención fue escribir una obra completa sobre las islas Galápagos, “acompañada de<br />
mapas y láminas”. “Pero otras ocupaciones más urgentes retardaron la ej<strong>ec</strong>ución del proy<strong>ec</strong>to, y fuera de<br />
algunos fragmentos, publicados en los periódicos científicos de Europa, mis apuntes y col<strong>ec</strong>ciones<br />
quedaron sepultados debajo del polvo de los años. Faltándome hoy más que nunca el tiempo n<strong>ec</strong>esario, y<br />
hasta el entusiasmo que dan las impresiones frescas, creo difícil que salga jamás la obra tal como la había<br />
proy<strong>ec</strong>tado, y tengo que limitarme en este informe modesto a un resumen general del mis observaciones,<br />
que contribuya a hacer conocer las interesantes islas Galápagos al público, sin entrar en las esp<strong>ec</strong>ialidades<br />
de su historia natural” (Wolf, 1887:3).<br />
174<br />
El señor Valdizán era propietario de una hacienda en la isla Floreana, donde se hospedó Wolf varias<br />
v<strong>ec</strong>es. Esta hacienda fue uno de los pocos lugares en el archipiélago donde existió terreno cultivable para<br />
la agricultura: “Me sorprendió la gran fertilidad de este terreno y facilidad con la que se habían aclimatado<br />
los vegetales de las zonas templadas al lado de los de la zona cálida”. Sin embargo, Wolf lamenta que 3<br />
días después de su salida del archipiélago (en Julio de 1878) su amigo Valdizán “fue asesinado<br />
alevosamente (…) por sus propios peones”. Después de este incidente, la hacienda y toda la isla<br />
fueron abandonadas (Wolf, 1875: 532).<br />
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