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leyendas e imaginaciones de todo lo que no se conoce, lo cual supone una información<br />
mucho menos pr<strong>ec</strong>isa y mucho más difusa, pero que va construyendo un cuerpo de<br />
conocimiento desde donde se puede concebir lo que no es posible conocer 63 . Estas dos<br />
fuentes de información se mezclan a lo largo del trabajo de Villavicencio; de ahí que su<br />
descripción del Oriente haya sido catalogada por Wolf como un error “fantástico”. En la<br />
idea del error fantástico podemos notar el diálogo entre estos dos sistemas de<br />
conocimiento. El concepto del error hace referencia al primer tipo de fuente, en el que la<br />
medida y la observación pueden ser cuantificadas; mientras que el concepto de fantasía<br />
nos lleva al segundo tipo de conocimiento, donde la imaginación es la que prima. ¿Qué<br />
describe Villavicencio del Oriente y desde dónde lo imagina?<br />
Curiosamente, a pesar de sus múltiples reparos, Wolf afirma que de los autores<br />
nacionales que han tratado del tema de la Provincia de Oriente, el más r<strong>ec</strong>omendado es<br />
Villavicencio. “Su artículo sobre la provincia de Oriente –dice Wolf - es de lo mejor que<br />
tiene el libro. Aunque adol<strong>ec</strong>e de cierta vaguedad y falta de pr<strong>ec</strong>isión en los datos<br />
geográficos, hay sin embargo muchas observaciones buenas, que arrojan una vislumbre<br />
sobre la variedad de los terrenos y su carácter general” 64 . Wolf copia algunos párrafos<br />
de la descripción de Villavicencio en su propia Geografía, por supuesto, “sin asumir la<br />
responsabilidad por todo lo que dice el autor” 65 (Wolf, 1975: 643). Por un lado, la<br />
63<br />
Esvertit Cobes (2001: 544) considera que las leyendas del oriente colonial de Juan de Velasco (los<br />
acont<strong>ec</strong>imientos relativos al Oriente colonial apar<strong>ec</strong>en en el libro 4º de la Historia del reino de Quito en la<br />
América Meridional del padre Juan de Velasco, “Provincias orientales del Quito impropio que componen<br />
cinco gobiernos” -sobre los gobiernos coloniales de Mocoa y Sucumbíos, Quijos, Macas, Yaguarzongo y<br />
Jaen-; y en el libro 5º, “Provincias del Marañón y sus misiones que componen un solo y dilatado<br />
gobierno” -relativo a Mainas-, ambos en la «Historia Moderna») influyeron importantemente en la<br />
imaginación de Villavicencio (1858), de Francisco Andrade Marín (1884) y de Enrique Vacas Galindo<br />
(1892). De esta forma, al apoyarse en estos textos coloniales, estos autores construyen una historia del<br />
oriente caracterizada por “la riqueza de los r<strong>ec</strong>ursos mineros y naturales del territorio y la fundación de<br />
ciudades flor<strong>ec</strong>ientes” (Esvertit Cobes, 2001: 544).<br />
Dos trabajos se han enfocado sobre los imaginarios del Oriente <strong>ec</strong>uatoriano: Ospina, 1996 y Trujillo,<br />
1992 (Citado por Esvertit Cobes, 2001).<br />
64<br />
Al comentar sobre el trabajo de Villavicencio, Spruce (1861:6) coincide con Wolf en que la mejor parte<br />
es la s<strong>ec</strong>ción de Oriente: “la única parte del trabajo que tiene su mérito es la que trata sobre el río Napo,<br />
donde Villavicencio vivió por varios años mientras desempañaba el cargo de gobernador. Incluso el estilo<br />
mejora cuando el autor escribe sobre algo que entiende perf<strong>ec</strong>tamente, y mientras que el resto del libro<br />
está escrito en un castellano muy vulgar y muchas v<strong>ec</strong>es no gramático, cuando nos cuenta sobre el Napo y<br />
sus habitantes, su lenguaje, aunque no es elegante, es claro y pr<strong>ec</strong>iso” (la traducción es mía desde el<br />
inglés).<br />
65<br />
Wolf copia al pie de la letra (a excepción de dos párrafos que son omitidos) las primeras páginas del<br />
capítulo de Villavicencio sobre el Oriente (en la edición de 1984, corresponden a las páginas 346 – 359).<br />
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