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<strong>ec</strong>uatorianas”. Por ejemplo, en 1884, Santiago M. Basurco publicó un mapa del país que<br />

fue prohibido por el gobierno para la enseñanza pública porque una gran parte de la<br />

provincia de Oriente, reivindicada como posesión histórica <strong>ec</strong>uatoriana, constaba como<br />

“terreno disputado por el Perú y Ecuador” 133 . Otro mapa que no obtuvo la aprobación<br />

oficial fue el mapa elaborado por Bernard Flemming 134 y editado en 1891. El gobierno<br />

invalidó este mapa, a pesar de tener mayores fundamentos científicos que el anterior 135 ,<br />

porque planteaba diferencias con las posiciones oficiales sobre los límites del país. Pero,<br />

a pesar de este control del estado sobre los contenidos de los mapas, seguimos dentro<br />

del campo de espacio reivindicado y no del espacio ef<strong>ec</strong>tivo. El mapa que finalmente se<br />

publica en 1892 es el mapa de Teodoro Wolf; en las siguientes s<strong>ec</strong>ciones hablaremos<br />

sobre la manera ambigua en la que Wolf asume el problema de los límites con las<br />

Repúblicas v<strong>ec</strong>inas 136 .<br />

Dentro de este contexto, una iniciativa que apuntaría al r<strong>ec</strong>onocimiento ef<strong>ec</strong>tivo<br />

del territorio es la que se presenta en 1888 al Congreso del Ecuador: la creación de una<br />

sociedad destinada al estudio científico del Oriente, que se dio a conocer como Sociedad<br />

133<br />

Sobre este mapa, Wolf afirma lo siguiente: “pasaron 26 años (desde la publicación del mapa de<br />

Villavicencio) sin publicarse otra carta general de la República. Entonces, por escasearse ya mucho la de<br />

Villavicencio, salió el Mapa del Ecuador por Santiago M. Basurco, en 1884. Grabado e impreso por G.<br />

W. y C. B. Colton y Co., Nueva York, Escala 1:1.000.000. Dice una nota, que “este mapa ha sido trazado<br />

en vista de los doctores Villavicencio, Wolf y los particulares del autor”. Estos últimos no pueden ser<br />

considerables, porque el señor Basurco compuso su carta en Guayaquil pocas semanas después de su<br />

llegada del Perú y sin conocer el país. Aprov<strong>ec</strong>hó de mis trabajos publicados hasta entonces, en cuanto<br />

cabían sobre el mapa de Villavicencio. Es lástima que el señor Basurco no haya consultado otros<br />

materiales antiguos, en parte muy buenos, por ejemplo, las cartas marítimas del Almirantazgo inglés. Así<br />

su obra no es más que una copia de Villavicencio en una escala más grande, a quien pudo reemplazar, si<br />

no hubiese cometido un error en la división política, poniendo una gran parte de la provincia del Oriente,<br />

a que el Ecuador se cree con todo der<strong>ec</strong>ho, como “terreno disputado por el Perú y Ecuador”, razón, por la<br />

cual el Gobierno <strong>ec</strong>uatoriano prohibió la introducción de este mapa en las escuelas del país” (Wolf, 1975:<br />

622).<br />

134<br />

Ver “Informe del Dir<strong>ec</strong>tor General de Obras Públicas relativo al mapa del Ecuador dibujado por el Sr.<br />

Bernardo Flemming”. En Periódico Oficial nº 12 (Quito, 11.03.1892) (en Esvertit Cobes, 2001: 330).<br />

135<br />

Sobre el mapa de Flemming ver nota 8.<br />

136<br />

Wolf menciona también la iniciativa de Pedro Fermín Cevallos de r<strong>ec</strong>opilar información para la<br />

publicación de un mapa. Este mapa nunca se publicó, pero Wolf considera el trabajo de Cevallos como uno<br />

de los pocos aportes locales contemporáneos al conocimiento geográfico del Ecuador: “El señor doctor<br />

Pedro Fermín Cevallos, que escribió el mejor “Resumen de la Historia del Ecuador” que poseemos hasta<br />

ahora, se ocupó también por muchos años y con mucho interés de la geografía del país, r<strong>ec</strong>ogiendo<br />

materiales para un mapa. Con tal objeto dibujó sobre hojas aisladas las provincias de la República, con el<br />

fundamento del mapa de Maldonado, corrigiendo y completándolo con sus propias observaciones y con<br />

las de los geógrafos modernos. El señor doctor Cevallos tuvo la amabilidad de poner todo este material<br />

valioso a mi disposición. Agrad<strong>ec</strong>iéndole su fineza y desinterés, debo d<strong>ec</strong>larar que me prestó un gran<br />

servicio, en cuanto sus planos me sacaban en muchas ocasiones de la duda y me servían para completar<br />

en muchos puntos las provincias del interior” (Wolf, 1975: 627). El análisis de los estudios geográficos de<br />

Cevallos es una tarea pendiente.<br />

89

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