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que luego no tienen la oportunidad de compartir estos espacios de debate y reflexión en<br />
Europa. ¿Son capaces de producir conocimiento científico?<br />
Stübel muere en noviembre 1904 183 , y Wolf se consuela con “la posibilidad de<br />
seguir trabajando para él aún después de su muerte”. De h<strong>ec</strong>ho, en su testamento, Stübel<br />
nombra a Wolf como “Administrador, Ordenador y Distribuidor de toda su herencia<br />
científica (manuscritos, libros, col<strong>ec</strong>ciones de toda clase, etc…)”. Así, al conocer todas<br />
esas cosas como sus “propias, y además, las intenciones que tenía el difunto al resp<strong>ec</strong>to<br />
a cada una de ellas”, Wolf logra “cumplir escrupulosamente con este encargo honroso”.<br />
De esta forma, “la mayor parte y la más valiosa de las col<strong>ec</strong>ciones” de Stübel es<br />
utilizada para “completar y ampliar el museo Stübeliano en Leipzig”. En carta a A.<br />
Martínez del 23 de diciembre de 1904, Wolf dice que espera poder “concluir una que<br />
otra de las obras principiadas o medio acabadas, para publicarlas. En esp<strong>ec</strong>ial desearía<br />
que se publique la gran obra sobre los volcanes de Colombia, acompañada de un<br />
número considerable de reproducciones fotográficas de los dibujos magníficos de<br />
Stübel 184 ” (Martínez, 1994: 278-279). De h<strong>ec</strong>ho, en 1905 Wolf publica “Las montañas<br />
volcánicas de Colombia” (Baensch, Dresden).<br />
183<br />
En carta del 23 de diciembre de 1904, dirigida a A. Martínez, Wolf dice: “Habiendo fall<strong>ec</strong>ido mi<br />
querido e inolvidable amigo, el doctor Alfonso Stübel, el 10 de noviembre pasado, después de una larga y<br />
dolorosa enfermedad, sus herederas (dos hermanas) me encargaron de dar a usted esta triste noticia y<br />
contestar la carta que usted dirigió a su hermano con f<strong>ec</strong>ho 28 de octubre del actual. Superfluo me par<strong>ec</strong>e<br />
r<strong>ec</strong>ordar a usted, cuanto ha perdido con esta muerte la ciencia geológica, esp<strong>ec</strong>ialmente el ramo de la<br />
vulcanología, que Stübel ha fundado sobre bases nuevas y sólidas, cuánto hemos perdido todos sus<br />
amigos, que tuvimos la felicidad de tratarle de cerca y apr<strong>ec</strong>iar sus cualidades superiores, no sólo en el<br />
campo de la ciencia, sino también en el de la humanidad pura y de la amistad personal. Pero nadie puede<br />
sentir la muerte del Dr. Stübel tanto como yo; quien durante los últimos años, era su colaborador constante,<br />
con quien comunicaba y discutía todas sus ideas, antes de darlas a la luz pública, quien poseía su confianza<br />
ilimitada, hasta en las cuestiones más íntimas de la vida privada. Amigos de esta clase son muy raros y,<br />
por esto, para mí su pérdida es irreparable, pues en la edad de 64 años (el doctor Stübel llegó a los 70), no<br />
se contraen amistades nuevas de este género (…). Al concluir esta carta, me permito suplicar a usted –en<br />
caso de que no haya llegado todavía hasta haya la noticia- publique en uno que otro periódico de la<br />
República, una breve noticia sobre la muerte de nuestro amigo, de quien, sin duda, muchos habitantes del<br />
Ecuador, se r<strong>ec</strong>ordarán todavía. Sobre todo le encargo que comunique la noticia al P. Sodiro, saludándole<br />
en mi nombre” (Martínez, 1994: 278-279).<br />
184<br />
Stübel es conocido por su gran sensibilidad artística y su enorme destreza como dibujante. Desde<br />
Colombia, el 28 de febrero de 1869, Reiss dice: "la belleza de los escenarios naturales no es posible<br />
describirla con palabras" (Reiss, 1921: 61 en Stüttgen, 1996a), y es por eso que para describir el paisaje<br />
r<strong>ec</strong>urrieron a la pintura. Dentro de este contexto, Stübel contrató al pintor <strong>ec</strong>uatoriano Rafael Troya, para<br />
que lo acompañe en sus expediciones: "nadie ha emprendido antes de mí un torneo gimnástico con<br />
cuadros de más de un metro de ancho a través de los Andes" (carta del 26 de noviembre de 1872).<br />
Lamentablemente par<strong>ec</strong>e que todos los cuadros de Troya -excepto tres-, realizados por encargo de Stübel,<br />
se han perdido (Stüttgen, 1996a). En carta desde Riobamba, el 26 de noviembre de 1872, Stübel dice: “El<br />
Altar es el más bello de todos los volcanes que hasta ahora hemos conocido y científicamente también es<br />
sumamente interesante, aunque al mismo tiempo el más inaccesible, pese a que está en las inmediaciones<br />
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