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92 POLÍTICA ECONÓMICA. 3. a EDICIÓN<br />

lares actúan y votan de acuerdo con las decisiones políticas adoptadas en el seno del<br />

partido.<br />

En definitiva, los partidos políticos han acabado tomando del Parlamento una parte<br />

significativa de la facultad de expresar y formular la voluntad política, en particular<br />

en el caso del partido que da su apoyo al Gobierno. No obstante, esta afirmación debe<br />

matizarse teniendo en cuenta que los gobiernos no siempre están configurados por un<br />

solo partido, dado que la práctica democrática enseña que —al menos en Europa— es<br />

bastante frecuente la formación de gobiernos de coalición integrados por más de un<br />

partido.<br />

En relación con esta última cuestión, un importante aspecto que debe señalarse es<br />

el relativo al aspecto ideológico de los partidos, dado que no es fácil ordenarlos de<br />

acuerdo con la tradicional clasificación de derecha-izquierda. Por regla general, tal ordenación<br />

presenta problemas, máxime cuando los posibles límites de partición dentro<br />

de un sistema político no son de naturaleza económica —mayor o menor defensa de la<br />

libertad de empresa—, sino de índole confesional. A riesgo de una excesiva simplificación,<br />

la experiencia histórica de los últimos treinta años permite diferenciar tres grandes<br />

modelos de partidos:<br />

1. El que podíamos denominar como , que se caracteriza por<br />

la existencia de tres tipos de partidos: un ala de izquierdas, representada normalmente<br />

por un partido socialista o socialdemócrata, a los que se unen formaciones<br />

más radicales; una derecha, con un partido confesional, y un centro que<br />

con frecuencia está ocupado por un partido laico o no confesional. El caso alemán<br />

con el SPD, la CDV y el FDP podría ser un buen ejemplo, que con variantes<br />

adaptadas a la realidad concreta de cada país puede repetirse en Austria, Holanda,<br />

Bélgica o Italia —hasta antes del proceso de cambio político de inicios de<br />

los noventa—, y donde la característica más usual es la necesidad de formar gobiernos<br />

de coalición.<br />

2. El que podíamos denominar como , caracterizado por un ala izquierdista<br />

en manos de un partido socialdemócrata —con amplia experiencia<br />

de poder en Suecia, Dinamarca y Noruega— y por tres partidos no socialistas,<br />

uno liberal, uno agrario y uno conservador, generalmente de carácter laico (es<br />

decir, no democristiano) y en las posiciones ideológicas más próximas a la derecha.<br />

Los casos de los tres países antes citados ejemplifican adecuadamente<br />

este tipo de sistema en el mundo real.<br />

3. El que podíamos catalogar como sistema o modelo , cuya principal<br />

característica sería la competencia directa entre dos partidos principales, ambos<br />

de carácter laico, que se rotan periódicamente al frente del poder ejecutivo. El<br />

ejemplo británico con los partidos laborista —izquierda— y conservador —derecha—<br />

o el norteamericano con los demócratas y republicanos ilustran adecuadamente<br />

un caso real que responde a esta configuración.<br />

La toma en consideración de este tema es de particular relevancia, dado que el sistema<br />

o modelo de partidos fija un marco global para una gran variedad de influencias<br />

sobre la política económica. De forma particular, condiciona el grado e intensidad de<br />

los conflictos sobre los objetivos e instrumentos de esta última. Así, por ejemplo, tra-

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