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OBJETIVOS, INSTRUMENTOS Y POLÍTICAS: UN MARCO CONCEPTUAL BÁSICO 61<br />

III.<br />

Objetivos que esencialmente son a largo plazo:<br />

• Expansión de la producción (crecimiento).<br />

• Mejora de la distribución o redistribución de la renta.<br />

• Reducción de las disparidades regionales.<br />

• Desarrollo de ramas productivas específicas.<br />

• Aumento del tiempo de ocio (reducción de las horas de trabajo).<br />

III. Objetivos demográficos:<br />

• Mejora del tamaño y de la estructura de la población.<br />

Hay dos observaciones que conviene hacer con respecto a esta propuesta. La primera<br />

es que el último de estos objetivos difícilmente puede considerarse como estrictamente<br />

«económico». Indudablemente, el tamaño y, sobre todo, la estructura de la<br />

población tienen vinculaciones muy claras con el desarrollo de cualquier economía,<br />

especialmente si en un objetivo de este tipo se incluyen la movilidad geográfica de la<br />

población, el apoyo a la natalidad y los criterios sobre las inmigraciones de otros<br />

países. Pero no es menos cierto que, en cuanto objetivo, tiene un marcado componente<br />

social (pudiendo figurar, por tanto, en el bloque de los «objetivos sociales y otros<br />

objetivos consumidores de recursos», al que nos referiremos posteriormente). En todo<br />

caso, su ubicación dentro de los objetivos a largo plazo estaría siempre fuera de toda<br />

duda.<br />

La segunda observación es que el objetivo «equilibrio de la balanza de pagos» no figura<br />

en la relación que estamos comentando. Lo que explica este hecho es que el equipo<br />

del profesor Kirschen incorporó a su clasificación de objetivos una categoría adicional:<br />

la de los , grupo en el que estos autores incluyeron algunas<br />

«variables intermedias», que quienes elaboran y deciden la política económica elevan<br />

a veces a la categoría más alta de «objetivos». Sin embargo, no son objetivos propiamente<br />

dichos o, cuando menos, no lo son en sentido estricto, ya que no representan<br />

cuestiones por las que los ciudadanos se interesan o que les afecten muy directamente.<br />

Se trata de «variables» que, aun siendo importantes, se sitúan a un nivel más bajo que<br />

los objetivos, puesto que son, realmente, «medios» para lograr los objetivos más relevantes.<br />

Este sería el caso, de acuerdo con el criterio de los citados autores, del «equilibrio<br />

de la balanza de pagos». Podrían entrar también dentro de esta categoría, y quizá<br />

con más claridad que en el ejemplo anterior, «la elevación de la tasa de inversión», el<br />

«crecimiento de la cantidad de dinero (M2, M3, ALP) dentro de unos márgenes determinados»,<br />

la «promoción de la división internacional del trabajo» y «la promoción de<br />

la competencia interna», entre otros.<br />

El bloque de los puede llegar a ser muy amplio. En él<br />

se integran normalmente todos aquellos objetivos que no son propiamente económicos,<br />

pero que, por una parte, se orientan a , y por<br />

otra, . Esta última<br />

razón es la que obliga a los responsables de la política económica a tomarlos particularmente<br />

en cuenta, al implicar unos costes en absoluto despreciables para la comunidad<br />

que, obviamente, restringen los recursos disponibles para los demás objetivos.<br />

Entre ellos suelen figurar, por ejemplo: la defensa; la seguridad interna y externa; la

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