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POLÍTICAS DE RENTAS 383<br />

Este debate, al igual que otros ya conocidos que se producen en el ámbito de la política<br />

económica, tiene escasas posibilidades de poderse cerrar con un ganador claro. En<br />

primer lugar, porque lo que está en su base es una en cuanto al mayor<br />

o menor aprecio por los mecanismos de mercado y su funcionamiento real, así<br />

como una de la importancia social de los objetivos estabilidad de<br />

precios y distribución de la renta. Y en segundo lugar, porque los estudios empíricos que<br />

se han realizado para evaluar algunas experiencias de política de rentas no han proporcionado<br />

resultados suficientemente claros sobre sus resultados efectivos. Dejaremos<br />

pues a un lado esta polémica y centraremos la atención en las que permiten<br />

apoyar la necesidad de una política de rentas y en algunos de los problemas que plantea<br />

su aplicación.<br />

14.2<br />

INFLACIÓN DE COSTES Y POLÍTICA DE RENTAS<br />

Como se apuntó en el Capítulo 7, no parece haber estado presente<br />

en las primeras fases de las economías de mercado. Surgió por primera vez, o al<br />

menos de forma importante, en las décadas de los treinta y sobre todo en los cuarenta,<br />

provocando el espectacular cambio del patrón de comportamiento de los precios después<br />

de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces hasta la fecha, bien sea por causas<br />

de orden interno o externo, las presiones inflacionistas desde el lado de la oferta<br />

han estado, casi siempre, presentes en las economías mixtas, aunque con fases de desigual<br />

intensidad.<br />

La explicación de este tipo de inflación suele atribuirse a la existencia de grupos<br />

económicos de presión que son capaces, por alguna vía, de provocar elevaciones en alguno<br />

de los componentes de los costos de producción. Los salarios, como elemento<br />

esencial en dichos costes, suelen aparecer como uno de los «culpables potenciales»<br />

más claros de este tipo de inflación, particularmente si sus aumentos no guardan relación<br />

con el crecimiento de la productividad (véase Recuadro 14.1). Hay que recordar,<br />

sin embargo, como ya se expuso en el Capítulo 7, que las perturbaciones al alza en los<br />

RECUADRO 14.1.<br />

PRECIOS, SALARIOS Y PRODUCTIVIDAD<br />

De forma muy simplificada, podemos explicar las<br />

relaciones entre estas tres variables. De acuerdo<br />

con los principios y supuestos básicos sobre los<br />

factores que inciden en la formación del precio de<br />

un bien o de un servicio, puede establecerse que:<br />

Tasa de crecimiento<br />

de los salarios<br />

Tasa de aumento<br />

de la productividad<br />

– =<br />

Tasa de incremento<br />

de la inflación<br />

Luego sólo cuando los aumentos de salarios superan<br />

a los aumentos de la productividad del trabajo<br />

puede hablarse de inflación de costes por vía<br />

salarial.<br />

Si partimos de algunos supuestos simplificadores<br />

y consideramos que sólo existen dos factores<br />

productivos (capital y trabajo), cabe establecer<br />

que el precio de un bien o servicio dependerá<br />

de tres elementos: de la productividad del trabajo,<br />

del salario monetario y del margen fijado para<br />

compensar los costes/rentabilidad del capital. En<br />

consecuencia, si todos los demás factores no varían,<br />

el precio del bien o del servicio será más<br />

elevado:<br />

• Cuanto mayor sea la cantidad de trabajo necesaria<br />

por unidad de producto.<br />

• Cuanto más alto sea el salario monetario.<br />

• Cuanto más elevado sea el margen sobre los<br />

costes laborales.

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