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EL MARCO DE LA POLÍTICA ECONÓMICA: DE LA ECONOMÍA DE MERCADO... 27<br />

cialmente teórica, el capitalismo y el socialismo «puros», no sólo puso en duda la primacía<br />

del primero sobre el segundo en términos de sino que se permitió<br />

traspasar el terreno estrictamente económico y propuso «valorar» ambos sistemas desde<br />

una óptica bastante más amplia: la sociopolítica. «Incluso si la humanidad fuera<br />

tan libre para elegir como lo es el empresario entre dos máquinas competitivas —afirma<br />

Schumpeter en la citada obra—, no se desprende ningún juicio de valor de los hechos<br />

y relaciones que he intentado poner de relieve. En cuanto se refiere al rendimiento<br />

económico, no se desprende que los hombres sean “más felices” o que “estén mejor”<br />

en la sociedad industrial moderna de lo que lo fueron en un condado medieval... Además,<br />

como tendré ocasión de señalar al discutir la alternativa socialista, uno puede preocuparse<br />

menos por la eficiencia del proceso capitalista al producir valores económicos<br />

y culturales, que por la clase de seres humanos que resultan del mismo». Y añade<br />

seguidamente: «Incluso si los sistemas socialistas que pueden imaginarse fueran<br />

menos eficientes que de las múltiples variedades que puede adoptar la economía<br />

capitalista, un gran número de individuos se sentirían “mejor”, “más contentos”<br />

o “más felices” en un sistema socialista que en uno de carácter capitalista»; «los socialistas<br />

convencidos se sentirán satisfechos por el hecho de vivir en una sociedad<br />

socialista».<br />

Esta valoración, que esencialmente supone considerar el sistema <br />

, entraña por supuesto una visión que va mucho más allá de los simples<br />

resultados económicos. El problema no es, por tanto, si el sistema A es económicamente<br />

más eficiente que el B, sino si el sistema A garantiza el logro de unos<br />

determinados valores (p. ej., la libertad o la solidaridad) y si sus «resultados» en otros<br />

terrenos distintos del económico (el cultural, el de los valores humanos, etc.) son realmente<br />

los más deseados por la sociedad.<br />

Desde una óptica orientada a la defensa del capitalismo como sistema, Jacob Viner<br />

también aceptó esta consideración del sistema económico como «fin» y no como «medio».<br />

Refiriéndose a los esfuerzos que en los años cincuenta y primeros sesenta se hacían<br />

para comparar los logros de los dos países considerados como «modelos» de capitalismo<br />

y de socialismo, respectivamente (los EE.UU. y la URSS), este autor niega<br />

que tal comparación puede limitarse al terreno de la y a los posibles <br />

«Si todas las estadísticas de la URSS consiguieran<br />

demostrar que la eficiencia de su economía es mayor y que su crecimiento es<br />

superior, ello no induciría nunca a numerosos ciudadanos a dejar de preferir vivir en una<br />

sociedad capitalista».<br />

2.2<br />

LOS PRINCIPIOS Y ELEMENTOS BÁSICOS<br />

DE UNA ECONOMÍA DE MERCADO<br />

El hecho de que el «sistema de economía de mercado» constituya hoy la base del marco<br />

real en el que se desenvuelven las economías más industrializadas, así como una<br />

buena parte de las intermedias y en vías de desarrollo, obliga a que profundicemos algo<br />

más en algunos puntos básicos, en sus limitaciones y en las causas que pueden justificar<br />

la intervención del Estado.<br />

El sistema de economía de mercado descansa esencialmente en el principio de la<br />

para tomar decisiones en el terreno económico. En el

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