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40 POLÍTICA ECONÓMICA. 3. a EDICIÓN<br />

Estos sistemas «mixtos» (mercado + intervención de las autoridades y presencia<br />

del sector público) son los que realmente existen en los países que calificamos hoy comúnmente<br />

como «capitalistas». Sin embargo, la amplitud y el grado de intervención<br />

de las autoridades en la economía han sido siempre muy variados según los países (tómense<br />

como ejemplos a comparar el caso de EE.UU., frente a los de Suecia, Alemania<br />

o México), y ha estado sujeta también a cambios históricos. Al estudiar lo ocurrido en<br />

los países se observa claramente que no siempre se han mantenido las mismas ideas en<br />

cuanto a la participación del sector público en sus economías. El Reino Unido fue, durante<br />

muchos años, un ejemplo de una economía de mercado con un elevadísimo peso<br />

del sector público, a través de empresas públicas, regulaciones, controles, etc. Sin embargo,<br />

desde mediados de los ochenta del siglo pasado hasta la fecha, la presencia del<br />

sector público empresarial se ha visto muy reducida y las medidas aplicadas por distintos<br />

gobiernos (tanto conservadores como laboristas) han impulsado una mayor flexibilización<br />

y desregulación de su economía. Algo similar podría decirse en relación<br />

con Suecia, cuyo «modelo» de economía social se tomó durante años como referencia<br />

y donde también se ha avanzado en las dos últimas décadas hacia una flexibilización,<br />

liberalización y desregulación de la economía, dando mayor juego al libre mercado,<br />

aunque sin renunciar a una gran parte de los logros sociales conquistados anteriormente.<br />

En general, el avance de la participación e intervención de los gobiernos fue casi<br />

continuo en numerosas economías de Europa occidental entre 1930 y 1970, aproximadamente.<br />

Sin embargo, las dificultades para resolver los graves problemas derivados<br />

de la elevación de los precios de la energía, la crisis industrial que estalla a mediados<br />

de los setenta y los desequilibrios financieros del sector público, han provocado un retorno<br />

a los principios liberales y, sobre todo, el cuestionamiento propiamente dicho de<br />

la dimensión del sector público. Ello justificó la puesta en práctica de políticas tendentes<br />

a la reducción de este último (privatización de empresas públicas; reajustes a la<br />

baja en los sistemas de cobertura de la seguridad social; recortes en los gastos presupuestarios<br />

ordinarios y de las transferencias por motivos político-sociales; etc.), así<br />

como a la aplicación de políticas orientadas a desmantelar el intervencionismo estatal<br />

y reducir las numerosas «regulaciones» que se habían ido acumulando en la fase anterior,<br />

impidiendo o dificultando el libre juego de los mecanismos del mercado. Esta corriente<br />

favorable a recuperar el papel del mercado e inspirada en las ideas neoliberales<br />

se ha extendido no sólo en Europa, sino en América Latina y en Asia. Por supuesto que<br />

su aplicación ha sido más intensiva en unos países que en otros. Compárese, por ejemplo,<br />

lo ocurrido en el Reino Unido con respecto a Francia; o las políticas liberalizadoras<br />

aplicadas en Chile con lo realizado en México o en otros países de América Latina.<br />

En realidad, podemos afirmar que el capitalismo del que describen los<br />

textos es dudoso que haya existido alguna vez. Al menos en su forma más cruda. Ni siquiera,<br />

por supuesto, en las primeras etapas de la Revolución Industrial, cuando las<br />

ideas de libertad y de iniciativa empresarial empezaron a ganar posiciones frente a los<br />

esquemas corporativos, intervencionistas y mucho más dirigidos desde el poder que<br />

existían anteriormente.<br />

Las posiciones cada vez más favorables al mercado dominaron, hasta cierto punto<br />

y en unos pocos países, desde mediados del siglo XIX hasta los primeros años veinte de<br />

este siglo. La grave crisis de 1929, con sus secuelas de derrumbamiento financiero,<br />

quiebras y unos niveles de paro hasta entonces desconocidos, animaron sin embargo

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