12.09.2018 Views

La melancolia de los feos - Mario Mendoza

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso grabado: La Melancolía. El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler, lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto, sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la furia de los océanos.

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los
cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente
de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que
una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin
remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero
con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso
grabado: La Melancolía.
El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler,
lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en
el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso
Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto,
sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un
navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la
furia de los océanos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

quizás con vergüenza.<br />

¿Se sentía también Alfonso como <strong>los</strong> héroes marítimos que admiraba?<br />

¿Creía él que era <strong>de</strong> la misma estirpe, aunque no conociera aún el mar?<br />

¿Era esa la conexión que había sentido con Dumas? ¿Y había sentido el<br />

llamado? ¿Era posible sentir el llamado <strong>de</strong>l mar en <strong>los</strong> libros, en las<br />

historias que otros marinos cuentan? ¿Qué era Alfonso al fin, un terrorista<br />

que se preparaba para un ataque suicida o un aventurero que estaba<br />

planeando lanzarse al mar para emular a <strong>los</strong> seguidores <strong>de</strong> Ulises? Para<br />

po<strong>de</strong>r respon<strong>de</strong>r estas preguntas tenía primero que encontrarlo, dar con él<br />

e interrogarlo frente a frente.<br />

En el vuelo <strong>de</strong> regreso a Bogotá, leí el libro <strong>de</strong> Dumas, un periplo<br />

extraordinario, sin duda. Y Alfonso tenía razón en algo: la Segunda<br />

Guerra es consi<strong>de</strong>rada como el fin <strong>de</strong> algo, como un instante <strong>de</strong> la historia<br />

en el cual tomamos conciencia <strong>de</strong> que la razón y la ciencia no nos iban a<br />

dar el progreso tanto tiempo anhelado. No avanzamos, es una ilusión. <strong>La</strong>s<br />

masacres con la bomba atómica y <strong>los</strong> campos <strong>de</strong> concentración nazis nos<br />

<strong>de</strong>jaron en claro que la razón mo<strong>de</strong>rna había fracasado en sus i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong><br />

igualdad, justicia, equidad. Detrás <strong>de</strong>l hombre racional, en las bases más<br />

primitivas <strong>de</strong>l cerebro, se escon<strong>de</strong> una bestia con <strong>los</strong> colmil<strong>los</strong> bien<br />

afilados, una bestia ansiosa <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> control. <strong>La</strong> inteligencia no es<br />

inocente: busca cómo dominar al otro, cómo someterlo y explotarlo. <strong>La</strong>s<br />

dos guerras mundiales echaron a pique la ilusión <strong>de</strong> un mundo mejor que<br />

veníamos soñando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>spertar renacentista, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Leonardo Da<br />

Vinci y compañía. Y lo que es increíble, como muy bien lo señalaba<br />

Alfonso en su carta, es que justo en ese instante <strong>de</strong> terrible y dolorosa<br />

luci<strong>de</strong>z, cuando nos damos cuenta <strong>de</strong> que están aflorando nuestros peores<br />

vicios y <strong>de</strong>fectos, en un país sudamericano, en <strong>los</strong> confines <strong>de</strong>l planeta,<br />

cerca <strong>de</strong>l Polo Sur, un hombre <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar lo contrario: que aún<br />

somos capaces <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s cosas, que aún hay en nosotros una parte <strong>de</strong>l<br />

fuego sagrado, <strong>de</strong> un fuego divino que nos enaltece y nos salva. <strong>La</strong> vuelta<br />

al mundo no es una <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong>l mohoso heroísmo machista, sino<br />

unos <strong>de</strong>seos profundos <strong>de</strong> rescatar ciertos valores que nos permitan<br />

resucitar para seguir soñando con un mundo mejor.<br />

<strong>La</strong> verdad es que mientras <strong>los</strong> <strong>de</strong>más pasajeros dormían o se<br />

concentraban en la película que estaban pasando por <strong>los</strong> monitores, yo<br />

estaba emocionado leyendo las palabras <strong>de</strong>l aventurero argentino. Pensaba<br />

en la masacre judía y en cómo las víctimas civiles <strong>de</strong> Hiroshima y<br />

www.lectulandia.com - Página 107

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!