12.09.2018 Views

La melancolia de los feos - Mario Mendoza

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso grabado: La Melancolía. El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler, lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto, sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la furia de los océanos.

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los
cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente
de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que
una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin
remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero
con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso
grabado: La Melancolía.
El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler,
lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en
el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso
Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto,
sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un
navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la
furia de los océanos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

atreví a hablarles. El miedo a ser rechazado me intimidaba y prefería<br />

seguir <strong>de</strong>recho y fingir que estaba <strong>de</strong> paso, que era un jorobado<br />

cualquiera en un día <strong>de</strong> trabajo normal. <strong>La</strong>s mujeres se<br />

acostumbraron a verme, <strong>de</strong> vez en cuando me hacían algún gesto<br />

para que me acercara, pero no me dirigieron la palabra ni se<br />

atrevieron a interpelarme para invitarme a entrar con ellas en las<br />

resi<strong>de</strong>ncias don<strong>de</strong> se ubicaban. Eso me fue dando confianza y <strong>de</strong>cidí<br />

jugarme una segunda carta.<br />

El siguiente paso fue entrar a <strong>los</strong> negocios don<strong>de</strong> las muyeres<br />

rondaban <strong>de</strong> un lado para otro, hacían shows <strong>de</strong> striptease y<br />

esperaban a que <strong>los</strong> clientes las llamaran para concretar con el<strong>los</strong> la<br />

negociación. Esa fue mi perdición. Para estar allí era necesario<br />

consumir alcohol y yo no estaba acostumbrado. Nunca había bebido,<br />

ni siquiera cerveza. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento me encantó. Fingí<br />

que sabía <strong>de</strong>l asunto, que era un hombre <strong>de</strong> mundo, y empecé a<br />

beber cócteles, <strong>de</strong>spués ron, whisky, vodka, ginebra, lo que hubiera.<br />

Me volví alcohólico <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer trago. Los efectos en mi mente<br />

eran maravil<strong>los</strong>os. Poco a poco <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> ser el enano inmundo y<br />

repulsivo que <strong>los</strong> espejos me mostraban, para convertirme en un<br />

joven apuesto y <strong>de</strong> buen ánimo que estaba listo para coquetear con la<br />

primera chica que se le acercara. El mundo no era tan <strong>de</strong>sastroso<br />

como yo lo había percibido y <strong>de</strong> repente la botella que tenía al frente<br />

me enseñaba a tomarme menos en serio, a <strong>de</strong>scubrir otros ángu<strong>los</strong><br />

en la realidad, a percibir a <strong>los</strong> otros y a mí mismo con una cierta<br />

dosis <strong>de</strong> humor. Sí era posible que el sapo se convirtiera en príncipe.<br />

Todo consistía en media botella <strong>de</strong> ron o <strong>de</strong> vodka, y ya está, el<br />

cuento infantil daba la vuelta y me mostraba el reverso que yo jamás<br />

había vislumbrado.<br />

Mi primera mujer fue una rubia <strong>de</strong> Palmira, Claudia, <strong>de</strong> ojos<br />

ver<strong>de</strong>s y un cuerpo voluptuoso y firme que me condujo al centro <strong>de</strong>l<br />

paraíso. Me trató con <strong>de</strong>ferencia, con cierta cortesía pasada <strong>de</strong> moda,<br />

y me confesó que mi inteligencia la sorprendía mucho. Yo dije que<br />

era diseñador <strong>de</strong> barcos para regatas, que me encantaba navegar<br />

pese a mis incapacida<strong>de</strong>s físicas, y que me pagaban bien por mi<br />

trabajo. No sé si lo sabes por experiencia propia o no, pero en un<br />

bur<strong>de</strong>l no pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cir la verdad: que eres un hombre retraído y<br />

solitario, que la vida te importa muy poco, que lo único que en<br />

realidad disfrutas es la lectura y que sientes que estar en este mundo<br />

es un error, un <strong>de</strong>sperfecto que no has sido capaz <strong>de</strong> corregir<br />

metiéndote una bala en la cabeza o cortándote las venas cualquier<br />

noche antes <strong>de</strong> dormir. Si dices eso, estás perdido y las mujeres<br />

www.lectulandia.com - Página 83

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!