La melancolia de los feos - Mario Mendoza
León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso grabado: La Melancolía. El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler, lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto, sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la furia de los océanos.
León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los
cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente
de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que
una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin
remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero
con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso
grabado: La Melancolía.
El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler,
lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en
el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso
Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto,
sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un
navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la
furia de los océanos.
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
preámbulo, la antesala <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro palacio… El sapo se<br />
transformaba en príncipe, pero no bastaba, no era suficiente… Había<br />
que llegar a rey, tomar posesión <strong>de</strong>l palacio y asumir el mando <strong>de</strong><br />
todos <strong>los</strong> dominios… Y <strong>de</strong>spués salir a correr por <strong>los</strong> jardines,<br />
bañarse en las fuentes, acostarse con todas las mucamas y con las<br />
<strong>de</strong>más princesas <strong>de</strong> <strong>los</strong> reinos vecinos, cabalgar a pelo <strong>de</strong> una<br />
frontera a otra, comer y saciarse como un salvaje, <strong>de</strong>rrochar las<br />
riquezas y acostarse en la hierba a ver las estrellas por la noche… Y<br />
fumarse esa misma hierba, fumársela toda… Eso era lo más<br />
importante, la clave <strong>de</strong>l cuento en el que acababa <strong>de</strong> ingresar sin<br />
consentimiento <strong>de</strong>l autor… Que no se me fuera a olvidar…<br />
Fue un viaje extraordinario. Esa noche el sexo con Gladys<br />
adquirió connotaciones casi místicas. Por un momento, mientras yo<br />
subía y bajaba sobre su cuerpo, creí que se trataba <strong>de</strong> un ángel y le<br />
dije:<br />
—Dios te envió para salvarme. Dile que te corté las alas y que no<br />
quiero que regreses al cielo.<br />
Me quedé dormido dando gracias en oraciones que solo yo<br />
comprendía, rezos absurdos en <strong>los</strong> cuales daba gracias por haber<br />
encontrado la puerta que permitía salir <strong>de</strong>l infierno e ingresar en el<br />
paraíso. No sospechaba entonces que se trataba <strong>de</strong> una ilusión óptica<br />
y que, como en ciertos laberintos <strong>de</strong> espejos, la puerta que acababa<br />
<strong>de</strong> abrir, en lugar <strong>de</strong> subir, <strong>de</strong>scendía aún más profundamente en un<br />
Ha<strong>de</strong>s oscuro y sofocante.<br />
A partir <strong>de</strong> ese día, el alcohol fue solo el primer escalón, el<br />
calentamiento, el abrebocas <strong>de</strong> un banquete cuyos manjares venían<br />
<strong>de</strong>spués. Me volví adietó a la marihuana, <strong>de</strong>spués a la cocaína, a <strong>los</strong><br />
ácidos, a la metanfetamina y finalmente al éxtasis, la droga <strong>de</strong>l amor<br />
y la fraternidad universal. El enano jorobado se transformó en un<br />
bailarín encantador y afectuoso que siempre estaba en la pista entre<br />
dos mujeres que solían abrazarlo, besarlo y consentirlo para que,<br />
cuando saliera <strong>de</strong>l establecimiento, escasamente tuviera lo <strong>de</strong>l taxi<br />
para llegar a su casa y nada más. Llegué incluso a salir en la mitad<br />
<strong>de</strong> la juerga acompañado por algún mesero <strong>de</strong> confianza, caminar<br />
hasta el cajero automático más cercano, sacar una buena suma <strong>de</strong><br />
dinero que estaba <strong>de</strong>stinada para pagar servicios o hacer mercado, y<br />
continuar la rumba entre risas y gritos <strong>de</strong> felicidad. Dios se había<br />
acordado <strong>de</strong> mí y por fin me había otorgado el lugar que me<br />
correspondía en la creación. Al menos eso era lo que yo creía <strong>de</strong><br />
jueves a domingo.<br />
Poco a poco, la adicción me fue ganando terreno y tuve que<br />
www.lectulandia.com - Página 87