12.09.2018 Views

La melancolia de los feos - Mario Mendoza

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso grabado: La Melancolía. El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler, lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto, sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la furia de los océanos.

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los
cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente
de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que
una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin
remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero
con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso
grabado: La Melancolía.
El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler,
lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en
el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso
Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto,
sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un
navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la
furia de los océanos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

entonces llegó el vandalismo, <strong>los</strong> grupos <strong>de</strong> tres o cuatro personas que<br />

andaban juntas con bates <strong>de</strong> béisbol en las manos o con gruesas varillas<br />

para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse. Cualquier enlatado o mendrugo <strong>de</strong> pan era disputado a<br />

golpes. Muchos murieron en esos enfrentamientos por un frasco <strong>de</strong><br />

mermelada o por un paquete <strong>de</strong> manzanas. ¿Sí está entendiendo? <strong>La</strong><br />

prensa nunca dijo que <strong>los</strong> sobrevivientes morían en manos <strong>de</strong> otros<br />

sobrevivientes. ¿Se imagina el escándalo? En el país más <strong>de</strong>sarrollado, en<br />

el país <strong>de</strong>l futuro prometedor y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia, <strong>de</strong> pronto hubo una<br />

regresión a <strong>los</strong> primeros tiempos y tribus <strong>de</strong> sobrevivientes errantes que<br />

dormían una noche en una fábrica y otra en una estación <strong>de</strong> tren, se<br />

enfrentaban con otras tribus a muerte porque el hambre y el dolor y el<br />

miedo a morir <strong>los</strong> había convertido en lo que habían sido sus ancestros:<br />

salvajes. ¿Cómo contar eso en un titular <strong>de</strong> prensa?<br />

Asentí en silencio. De entrada, James me había parecido más un<br />

loquito hippie con su morral al hombro, jugando tal vez al joven rebel<strong>de</strong><br />

que quiere llevar la contraria. Ahora empezaba a percibir su profundidad.<br />

—Mi familia era una familia <strong>de</strong> latinos educados, universitarios, todos<br />

profesionales. Yo estaba terminando mi maestría cuando llegó el huracán.<br />

El dos <strong>de</strong> septiembre, en las horas <strong>de</strong> la noche, cerca <strong>de</strong> unas bo<strong>de</strong>gas, vi a<br />

un hombre asaltando a una anciana negra que llevaba entre sus cosas un<br />

pan y unos bananos. <strong>La</strong> trató mal, la amedrentó y huyó <strong>de</strong>spués con la<br />

comida: era mi director <strong>de</strong> tesis en la universidad, un doctor en<br />

antropología. ¿Sí entien<strong>de</strong>? No era cuestión <strong>de</strong> latinos pobres y pandilleros<br />

negros, no, era que el hambre y la necesidad y el shock que genera una<br />

catástrofe transforma a <strong>los</strong> sobrevivientes en animales y se activa <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> nosotros una información primitiva, prehistórica, y cualquier doctor<br />

universitario pue<strong>de</strong> entonces robar o matar si es necesario.<br />

James siguió bebiendo <strong>de</strong> su jarro <strong>de</strong> cerveza. Sus manos eran<br />

enormes, fuertes, y me pregunté si él mismo no había tenido que matar<br />

durante esos días para sobrevivir.<br />

Afuera, en la calle, el flujo <strong>de</strong> oficinistas y trabajadores disminuyó.<br />

Una ligera llovizna acarició el ventanal <strong>de</strong>l restaurante. El continuó:<br />

—Somos muchos en <strong>los</strong> cinco continentes que nos estamos<br />

preparando para esos días negros que están por llegar. Conformamos una<br />

comunidad virtual: Los Nómadas <strong>de</strong>l Caos, y nos comunicamos por<br />

Internet. Somos una legión apocalíptica. Trabajamos solo en empleos<br />

diarios y dormimos en hoteles baratos o en albergues. Somos solteros, sin<br />

www.lectulandia.com - Página 134

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!