12.09.2018 Views

La melancolia de los feos - Mario Mendoza

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso grabado: La Melancolía. El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler, lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto, sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la furia de los océanos.

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los
cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente
de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que
una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin
remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero
con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso
grabado: La Melancolía.
El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler,
lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en
el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso
Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto,
sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un
navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la
furia de los océanos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

cariñosa como ella. No te voy a cansar con escenas románticas, para<br />

qué, pero sí quiero <strong>de</strong>cirte que toda la fuerza y la convicción que<br />

tengo ahora para realizar mi plan <strong>de</strong>finitivo, se las <strong>de</strong>bo a ella, a su<br />

apoyo irrestricto y al afecto que me <strong>de</strong>mostró <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer día<br />

hasta el último que la vi.<br />

Me separé <strong>de</strong> ella no porque la hubiera <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> querer. Todavía<br />

la quiero y su recuerdo me hace daño. <strong>La</strong> <strong>de</strong>jé porque se enamoró <strong>de</strong><br />

mí hasta el punto <strong>de</strong> querer casarse y tener una familia conmigo. Me<br />

insistió tanto en que me hiciera unos exámenes médicos para<br />

comprobar que un hijo mío no saldría con malformaciones <strong>de</strong><br />

ninguna clase, que acepté, y, en efecto, <strong>los</strong> resultados confirmaron lo<br />

que ella aseguraba: que mi código genético no había sido dañado por<br />

las drogas <strong>de</strong> mi madre y que mi progenie saldría sana y sin taras <strong>de</strong><br />

ninguna clase. Eso la entusiasmó hasta el punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear un bebé<br />

<strong>de</strong> manera febril y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese día no hizo sino insistirme en que me<br />

quitara el condón. Como te digo, me sentía muy bien con ella, pero yo<br />

no estaba diseñado para tener una familia, para educar a unos hijos<br />

y salir con el<strong>los</strong> <strong>de</strong> vacaciones a Melgar. Mis héroes <strong>de</strong> infancia eran<br />

Linterna Ver<strong>de</strong>, Tintín o Batman, y a diferencia <strong>de</strong> otros niños que<br />

luego se olvidan <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, yo <strong>los</strong> seguía guardando <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí como<br />

una señal, como un aviso <strong>de</strong> la misión que yo mismo me había<br />

encomendado: salvar el mundo. Ya no podía cambiar <strong>de</strong> carril a esas<br />

alturas.<br />

Un día estábamos Fanny y yo discutiendo sobre lo mismo <strong>de</strong><br />

siempre: que si yo no la quería, que por qué entonces no<br />

adaptábamos uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> apartamentos <strong>de</strong>l primer piso y lo<br />

compartíamos y empezábamos a pensar en una familia, que si quería<br />

quedarme solo que se lo dijera para entonces <strong>de</strong>saparecer <strong>de</strong> mi vida<br />

y no volver a verme, en fin, el ir y venir <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> exigencias<br />

que ya empezaban a fatigarme. En algún momento pensé en<br />

Napoleón, en Raskolnikov, en Nietzsche, y le dije:<br />

—Yo no soy como <strong>los</strong> <strong>de</strong>más, no quiero trabajar, enfermar y morir.<br />

Me daría tristeza pasar por el mundo sin hacer nada para cambiarlo.<br />

—¿Y qué vas a hacer? ¿Te crees un héroe? ¿A quién vas a salvar?<br />

¿Cómo? —gritó Fanny <strong>de</strong>sesperada, cansada <strong>de</strong> hacerme entrar en<br />

razón sin lograrlo.<br />

—Hay gestos que son simbólicos. Como el <strong>de</strong> Vito Dumas. Él no<br />

salvó a <strong>los</strong> judíos <strong>de</strong> <strong>los</strong> campos <strong>de</strong> concentración ni pudo impedir el<br />

lanzamiento <strong>de</strong> las bombas atómicas, pero navegó durante más <strong>de</strong> un<br />

año en contra <strong>de</strong> todas las adversida<strong>de</strong>s para <strong>de</strong>mostrarnos que es<br />

posible ser mejores, que superarse significa ir más allá <strong>de</strong> las propias<br />

www.lectulandia.com - Página 167

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!