12.09.2018 Views

La melancolia de los feos - Mario Mendoza

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso grabado: La Melancolía. El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler, lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto, sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la furia de los océanos.

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los
cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente
de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que
una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin
remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero
con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso
grabado: La Melancolía.
El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler,
lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en
el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso
Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto,
sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un
navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la
furia de los océanos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>de</strong>sconocido. Contesté. Era Claudia, que hablaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un lugar don<strong>de</strong> se<br />

podía escuchar música <strong>de</strong> fondo y varias personas cruzando muy cerca <strong>de</strong><br />

ella.<br />

—¿Usted es el amigo <strong>de</strong> Alfonso? —preguntó con una voz <strong>de</strong>licada,<br />

dulce, con buena dicción.<br />

—Sí, necesito hablar con usted, Claudia, es urgente. No le quitaré<br />

mucho tiempo. Por favor.<br />

—¿Sabe dón<strong>de</strong> queda Doll’s House?<br />

—No tengo ni i<strong>de</strong>a.<br />

—En la Caracas con Calle 23. Mi nombre aquí es Vanesa. Estoy<br />

vestida con un pantalón rojo.<br />

—Ya voy para allá.<br />

—Listo, chao.<br />

Llegué en pocos minutos en un taxi que había llamado por teléfono.<br />

Entré a uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> bur<strong>de</strong>les don<strong>de</strong> Alfonso había pasado muchas noches<br />

<strong>de</strong> rumba, feliz por el efecto <strong>de</strong> la cocaína y <strong>de</strong>l alcohol, convertido en un<br />

hombre apuesto y simpático que coqueteaba con las mujeres <strong>de</strong>l lugar. El<br />

sapo embrujado quedaba afuera, en el andén, y solo entraba el príncipe<br />

here<strong>de</strong>ro que todas las noches se lucía frente a las mujeres <strong>de</strong>l reino. Eché<br />

un vistazo entre las mesas, en la pista <strong>de</strong> baile, y al fin, en la barra, vi a<br />

una mujer rubia <strong>de</strong> edad in<strong>de</strong>scifrable con unos jeans rojos bien ajustados<br />

al cuerpo. Me acerqué a ella, le pregunté si era Vanesa, se sonrió y me<br />

invitó a que nos sentáramos a una <strong>de</strong> las mesas. Pedí media botella <strong>de</strong> ron<br />

para no llamar la atención, y nos hicimos en un rincón don<strong>de</strong> pudiéramos<br />

conversar lejos <strong>de</strong> la música y <strong>de</strong> <strong>los</strong> shows <strong>de</strong> striptease que ofrecía el<br />

lugar cada quince minutos.<br />

Claudia era una mujer <strong>de</strong> buenos modales, tranquila, con un carácter<br />

muy dulce, entendí enseguida por qué Alfonso se había sentido atraído por<br />

ella. Su primera mujer, me dije mentalmente, la que lo había hecho<br />

hombre. Me contó primero lo que yo ya sabía: la época <strong>de</strong> las drogas y el<br />

alcohol, la amistad con ella, la reclusión en la clínica, la visita que a él<br />

tanto le había impactado.<br />

—Eso fue cuando vivía con mi hija —me dijo con la mano en la<br />

mandíbula y mirando el piso ensimismada—. Después perdí el trabajo que<br />

tenía, tuve que mandarle la niña a mi mamá y regresar aquí porque no<br />

encontré nada más.<br />

Me contó entonces que había hablado con Alfonso algunas veces por<br />

www.lectulandia.com - Página 119

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!