12.09.2018 Views

La melancolia de los feos - Mario Mendoza

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso grabado: La Melancolía. El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler, lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto, sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la furia de los océanos.

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los
cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente
de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que
una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin
remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero
con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso
grabado: La Melancolía.
El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler,
lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en
el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso
Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto,
sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un
navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la
furia de los océanos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

puñados a lo largo <strong>de</strong> la historia».<br />

El Factor Ulises sería el recordatorio <strong>de</strong> esa energía inicial que te<br />

lanza siempre en pos <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>sconocido. No el confort <strong>de</strong> la vida<br />

apacible y sin riesgos, sino el llamado <strong>de</strong> la aventura y lo<br />

in<strong>de</strong>terminado.<br />

Te he hablado antes <strong>de</strong> Vito Dumas y <strong>de</strong> su vuelta al mundo en<br />

solitario en 1942. Pero solo hasta 1968 se propuso el reto más arduo<br />

para <strong>los</strong> marinos <strong>de</strong> todas las pelambres: la vuelta al mundo en<br />

solitario y sin escalas. Muchos se presentaron y estaban convencidos<br />

<strong>de</strong> lograrlo. Naufragaron en las peores condiciones que te puedas<br />

imaginar, se enfermaron, se amedrentaron cuando ingresaron en la<br />

zona <strong>de</strong> vientos <strong>de</strong> “Los cuarenta rugientes”, sus barcos se abrieron,<br />

en fin, uno a uno pudieron ir comprobando que la i<strong>de</strong>a que se habían<br />

hecho <strong>de</strong> sí mismos estaba muy lejos <strong>de</strong> la realidad.<br />

Quizás la peor historia <strong>de</strong> todos estos hombres sea la <strong>de</strong> David<br />

Crowhurst: partió feliz, lleno <strong>de</strong> planes, convencido <strong>de</strong> que una<br />

hazaña semejante le iba a traer no solo una fama mundial, sino la<br />

fortuna necesaria para envejecer tranquilo y relajado. Muy pronto, el<br />

mar fue poniendo su ego en el lugar que le correspondía. Con el paso<br />

<strong>de</strong> las semanas, se dio cuenta <strong>de</strong> que no iba a ser capaz. Su estado <strong>de</strong><br />

ánimo se vino abajo, la nostalgia <strong>de</strong> sus hijos y su esposa lo hizo<br />

añicos, el tiempo no le favorecía, el barco empezó a mostrar <strong>los</strong><br />

graves errores <strong>de</strong> construcción y <strong>de</strong> diseño, hasta que Crowhurst<br />

acudió a la peor artimaña <strong>de</strong> todas: mintió con respecto a sus<br />

coor<strong>de</strong>nadas y dio informes falsos en la medida en que iba<br />

avanzando muy torpemente. Pero una situación semejante era<br />

insostenible a largo plazo. Durante algunos días, <strong>los</strong> europeos<br />

creyeron que él iba a ganar la competencia. <strong>La</strong> verdad es que su<br />

cerebro se fue a pique y una <strong>de</strong>presión progresiva lo hundió en una<br />

inestabilidad emocional que lo obligó a arrojarse por la borda y morir.<br />

Un suicidio que venía por enésima vez a confirmar una ley<br />

implacable <strong>de</strong>l mar: quien no conoce la magnificencia <strong>de</strong> este<br />

elemento <strong>de</strong>be pagar con su propia vida.<br />

En cambio, la historia <strong>de</strong> Bernard Moitessier es formidable,<br />

magnífica y alentadora. Moitessier nació en Hanoi y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> pequeño<br />

estuvo influenciado por el budismo y por ciertas prácticas ascéticas<br />

<strong>de</strong>l lejano oriente. Su formación occi<strong>de</strong>ntal era solo aparente, la<br />

fachada <strong>de</strong> su personalidad, pero en su interior existió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre<br />

una duda acerca <strong>de</strong> esa prestancia exagerada que suelen otorgarse<br />

<strong>los</strong> occi<strong>de</strong>ntales a sí mismos. Hablaba a la perfección el vietnamita y<br />

había asimilado bien la fi<strong>los</strong>ofía y la literatura <strong>de</strong> <strong>los</strong> países vecinos.<br />

www.lectulandia.com - Página 174

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!