12.09.2018 Views

La melancolia de los feos - Mario Mendoza

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso grabado: La Melancolía. El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler, lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto, sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la furia de los océanos.

León Soler es un psiquiatra soltero y sin hijos que se acerca a los
cuarenta años y sigue atrapado en una rutina poco feliz y carente
de brillo. Vive apenas obsesionado con su profesión, hasta que
una mañana recibe una extraña carta en su consultorio. Va sin
remitente y tiene el dibujo de un murciélago que sostiene un letrero
con el mismo término que usó el artista Durero en su famoso
grabado: La Melancolía.
El contenido de esa y futuras correspondencias sacudirán a Soler,
lo llevarán al pasado de su niñez y lo moverán emocionalmente en
el presente para tratar de encontrar a su viejo amigo, Alfonso
Rivas, un hombre deforme, enano y jorobado que le ha devuelto,
sin saberlo, el favor más grande: salvarlo del extravío como solo un
navegante es capaz de encontrarse a sí mismo mientras sortea la
furia de los océanos.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

imagen no me <strong>de</strong>jaba dormir y me hacía llorar horas enteras… Cuando<br />

salí <strong>de</strong> la clínica, la familia <strong>de</strong> él siguió ayudándome y me pagaba una<br />

terapia con una psicóloga… Ahí conseguí el trabajo en el salón <strong>de</strong> belleza<br />

y me <strong>de</strong>diqué a ir <strong>de</strong> la casa a la peluquería y <strong>de</strong> la peluquería a la casa…<br />

Nada me entusiasmaba, nada me gustaba, no quería saber <strong>de</strong> nadie…<br />

Llevaba un año así cuando entró Alfonso al salón y enseguida me di<br />

cuenta <strong>de</strong> que él había sufrido tanto como yo, o aún más… Y no me<br />

preguntes por qué, porque yo no soy psicóloga ni psiquiatra, pero eso fue<br />

lo que me atrajo <strong>de</strong> él: que era el único que podía enten<strong>de</strong>rme <strong>de</strong> verdad,<br />

que era un hombre que venía también <strong>de</strong>l mismo sitio <strong>de</strong> don<strong>de</strong> yo venía:<br />

el infierno… Y por eso empecé a salir con él, por eso nos hicimos amigos,<br />

por eso lo quise tanto… Y te juro por lo más sagrado que su <strong>de</strong>formidad<br />

física no me importaba, es más, ni siquiera la notaba ya, no la veía… Pero<br />

no sé qué fue lo que le pasó a él conmigo, no sé por qué quiso hacerse a<br />

un lado y abandonarme… En ese punto nunca fue claro conmigo… Yo se<br />

lo pregunté miles <strong>de</strong> veces, le dije que tenía <strong>de</strong>recho a saber, y no, las<br />

explicaciones que me daba eran todas confusas, extrañas… Que quería<br />

estar solo, que se iba <strong>de</strong> viaje, que él no podía casarse ni tener hijos, que<br />

yo iba a sufrir mucho a su lado… Lo único que te puedo asegurar, y sé que<br />

no tengo ni tu inteligencia ni tu cultura, es que él es incapaz <strong>de</strong> hacerle<br />

daño a otra persona, él no está lleno <strong>de</strong> odio, como tú supones, ni quiere<br />

vengarse <strong>de</strong> nadie… Yo lo que creo es que él está junto al mar, en la playa,<br />

que es su gran obsesión, y <strong>de</strong>be estar preparando un gran viaje en barco,<br />

pues muchas veces se levantaba en las horas <strong>de</strong> la noche agitado y<br />

sudando, y <strong>de</strong>cía, como si siguiera soñando con <strong>los</strong> ojos abiertos, que las<br />

olas no lo <strong>de</strong>jaban dormir, que estábamos en medio <strong>de</strong> una gran tormenta<br />

pero que no me preocupara, que no íbamos a naufragar… El no será feliz<br />

hasta que no viva en el mar, viajando… Y ya, eso es todo lo que tengo<br />

para <strong>de</strong>cirte… Espero que no vuelvas nunca más a preguntarme porque no<br />

tengo más que <strong>de</strong>cirte…<br />

Asentí, me acerqué a ella y le tomé las manos con suavidad. Le dije en<br />

voz baja:<br />

—Gracias, no sabes cómo valoro lo que acabas <strong>de</strong> hacer. No te volveré<br />

a molestar, te lo aseguro. Y me excuso por lo que pensé, fue una i<strong>de</strong>a<br />

fugaz, que se me ocurrió no sé por qué, supongo que influenciado por la<br />

carta <strong>de</strong> Alfonso, pero esto no va a suce<strong>de</strong>r otra vez…<br />

Le di un beso en la mejilla, me <strong>de</strong>spedí y salí a caminar hasta la bahía<br />

www.lectulandia.com - Página 113

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!