26.04.2013 Views

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Jehovah. – Reina, pues, y haz adorar el nombre <strong>de</strong> tu Padre.<br />

“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

Jesús. – ¡Qué egoísta eres! ¿Qué importa el nombre? Apenas se acuerdan <strong>de</strong>l mío. Lo que<br />

importa es <strong>la</strong> obra. Mi obra <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> paz no muerte. Avanza poco a poco. Es invencible.<br />

Supe entregarme. Estoy <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad y no seré expulsado.<br />

Jehovah. – ¿Y Yo?...<br />

Jesús. – Te expulsó tu orgullo. Te cerniste tan alto sobre tus súbditos, que te han perdido <strong>de</strong><br />

vista y no se ocupan ya <strong>de</strong> Ti. Confórmate con el Sueño Eterno. No serás molestado. No<br />

<strong>de</strong>spertarás.<br />

DE PINTURA<br />

El ma<strong>la</strong> lengua. – ¿Has observado lo pintada que estaba anoche nuestra bel<strong>la</strong> amiga <strong>la</strong> señora<br />

<strong>de</strong> X?<br />

El optimista. – He observado su belleza únicamente. Si era una belleza pintada, también lo son<br />

<strong>la</strong>s vírgenes <strong>de</strong> Murillo. Los egipcios y los griegos pintaban sus esculturas, y Rafael Sanzio nos<br />

legó pedazos <strong>de</strong> cera divinizados por su pincel. Siendo el<strong>la</strong> misma una estatua, <strong>la</strong> señora <strong>de</strong> X,<br />

al pintarse con encantadora paciencia, prolonga un arte antiguo y refinado. Y tal vez no haya<br />

estado pintada.<br />

El ma<strong>la</strong> lengua. – Pintada como una puerta nueva. La señora X confiesa lo insuficiente <strong>de</strong> su<br />

piel, y nos engaña mediante artificiales recursos. No se adorna, se disfraza. Su color prestado<br />

es una careta.<br />

El optimista. – No l<strong>la</strong>mes artificial al natural instinto <strong>de</strong> <strong>la</strong> coquetería y <strong>de</strong>l gracioso disimulo. Lo<br />

artificial no existe, o todo es artificial. Yo no encontraría ánimo para echar en cara a <strong>la</strong> señora X<br />

su afán <strong>de</strong> seducirnos. No es el<strong>la</strong> quien te engaña, sino tu agrio análisis. No separes a <strong>la</strong> señora<br />

X <strong>de</strong> su pintura amable. Las dos se complementan para contento nuestro.<br />

El ma<strong>la</strong> lengua. – ¿Y cómo sustraerse al análisis? Vista <strong>de</strong> cerca <strong>la</strong> señora X, es imposible<br />

fijarse en otra cosa que en su colorete obstinado.<br />

El optimista. – He aquí tu error. La señora <strong>de</strong> X <strong>de</strong>be contemp<strong>la</strong>rse <strong>de</strong> lejos. Hay dos aspectos<br />

fundamentales en <strong>la</strong> mujer: el sexual y el <strong>de</strong>corativo. La señora <strong>de</strong> X, a lo menos en público, es<br />

<strong>de</strong>corativa. Te has salido <strong>de</strong> un papel <strong>de</strong> espectador al ponerte a dos centímetros <strong>de</strong> el<strong>la</strong>. Cada<br />

cuadro tiene su punto <strong>de</strong> vista, y los que examinan <strong>la</strong>s te<strong>la</strong>s <strong>de</strong> Velázquez con lente son<br />

notables estúpidos. Te has permitido atribuir a <strong>la</strong> señora X su aspecto sexual, que el<strong>la</strong> <strong>de</strong>jó en<br />

su casa, y <strong>la</strong> has mirado como marido. Ante el marido o el amante <strong>la</strong> mujer <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

misión, y reduce sus armas. Cesa <strong>de</strong> ser un símbolo estético, y se convierte en carne<br />

<strong>la</strong>mentable. Los besos <strong>de</strong>spintan. Por eso el amor se cansa tan pronto.<br />

El ma<strong>la</strong> lengua. – Luego, no amemos a <strong>la</strong> señora X. ¡Si el<strong>la</strong> ate escuchara!<br />

El optimista. – Nos diría algún disparate <strong>de</strong>licioso, puramente <strong>de</strong>corativo. No, no <strong>la</strong> amemos.<br />

Conservémonos optimistas.<br />

105

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!