Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja
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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />
1909 publicó un bello libro sobre Marte. Ahora otro, titu<strong>la</strong>do La evolución <strong>de</strong> los mundos. ¡Qué<br />
poema sublime el <strong>de</strong>l nacimiento y <strong>la</strong> agonía <strong>de</strong> los astros! Lowell hace <strong>de</strong>sfi<strong>la</strong>r ante nuestros<br />
ojos todos los p<strong>la</strong>netas jóvenes, que son los más gran<strong>de</strong>s, los más apartados <strong>de</strong>l sol; el<br />
misterioso Neptuno, que gira al revés que sus compañeros, y cuyo espectro presenta fajas<br />
inexplicables; Urano, que encierra sustancias <strong>de</strong>sconocidas en nuestro globo; Saturno,<br />
can<strong>de</strong>nte como un ascua, cuajando a nuestra vista satélites nuevos con <strong>la</strong>s partícu<strong>la</strong>s <strong>de</strong> su<br />
anillo; Júpiter, masa <strong>de</strong> <strong>de</strong>nsos vapores que hierven… Son los p<strong>la</strong>netas-niños, <strong>de</strong>masiado<br />
gran<strong>de</strong>s todavía para que asiente en ellos su p<strong>la</strong>nta el Dios <strong>de</strong>l Génesis. Y luego los p<strong>la</strong>netas<br />
que han comenzado a envejecer: Marte, medio seco, don<strong>de</strong> el <strong>de</strong>shielo <strong>de</strong> los casquetes<br />
po<strong>la</strong>res, aprovechado por una hipotética humanidad, refinada y marchita, se filtra hacia el<br />
Ecuador, a lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> los famosos <strong>la</strong>gos que vislumbró Schiaparelli, y que al fin se han<br />
fotografiado, “te<strong>la</strong> <strong>de</strong> araña como <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> primavera extien<strong>de</strong> sobre el césped, finísimo<br />
retículo que va <strong>de</strong> un polo al otro… joya <strong>de</strong> hermosura geométrica”; Venus, barrida por los<br />
huracanes, <strong>la</strong>vada por <strong>la</strong> fricción <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mareas, cara al sol, con un hemisferio tórrido y otro<br />
g<strong>la</strong>cial; Mercurio, igualmente inmovilizado sobre su eje, o poco menos, <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> estaciones<br />
y <strong>de</strong> <strong>la</strong> alternancia <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche y <strong>de</strong>l día, p<strong>la</strong>neta consumido, agrietado y árido, “osamenta <strong>de</strong> un<br />
mundo”. En cuanto a <strong>la</strong> Tierra, ya camina hacia <strong>la</strong> <strong>de</strong>secación, que es <strong>la</strong> muerte. Los océanos<br />
se cargan <strong>de</strong> sales, el frío permite a <strong>la</strong>s aguas <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a <strong>la</strong>s capas geológicas inferiores,<br />
mientras en <strong>la</strong>s regiones elevadas <strong>de</strong>l aire el vapor se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> y se disemina sin cesar;<br />
<strong>de</strong>jamos en nuestra marcha una este<strong>la</strong> fluida, y cuando hayamos perdido todo lo que es líquido<br />
y gaseoso, <strong>la</strong> Tierra, semejante a <strong>la</strong> Luna, su difunta hija, paseará por <strong>la</strong> inmensidad su propio<br />
esqueleto. ¡Trágico <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> estos cadáveres enormes, viajeros <strong>de</strong> <strong>la</strong> sombra, y para los<br />
cuales no hay tumba!<br />
Según Percival Lowell, son los choques entre <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s apagadas, <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s negras, los<br />
que engendran nuevas nebulosas, nuevos soles y nuevos mundos. Hemos presenciado tales<br />
fenómenos. En 1901, cerca <strong>de</strong> Algol, brilló <strong>de</strong> pronto un astro, y se extinguió enseguida.<br />
Algunas semanas más tar<strong>de</strong> había en el mismo sitio una nebulosa, “molécu<strong>la</strong>s impelidas tan<br />
sólo por <strong>la</strong> presión <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz, escribe Lowell; como si dijéramos el humo <strong>de</strong> una catástrofe”. Pero<br />
piensen en <strong>la</strong> materia dispersa continuamente por los confines <strong>de</strong>l universo. ¿Quién recoge<br />
esos átomos, en su divergente fuga, si el espacio es infinito? Y si el pasado fue eterno, ¿por<br />
qué no se cumplió lo que tiene que cumplirse, el <strong>de</strong>svanecimiento total <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas? Acaso<br />
nuestra razón es más ancha que <strong>la</strong> realidad, y no concibe que el espacio concluye, que el<br />
tiempo termina y que el cosmos es una cárcel don<strong>de</strong> se gira sin esperanza.<br />
CASTIGOS CORPORALES<br />
Se pega en el presidio, en el cuartel, en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. Se pega en todos los países. Conocen el<br />
clásico knut ruso, el cat of nine tails, gato <strong>de</strong> nueve co<strong>la</strong>s inglés, el rebenque gaucho. ¿Qué<br />
policía no sacu<strong>de</strong> el polvo a los clientes alborotadores? El semitormento militar <strong>de</strong>l cepo y <strong>de</strong>l<br />
p<strong>la</strong>ntón se usa corrientemente. Pero se pega menos que antes; se pega <strong>de</strong> una manera<br />
disimu<strong>la</strong>da, avergonzada; tenemos el pudor <strong>de</strong>l látigo. Lo que no quita para que algunos<br />
reg<strong>la</strong>mentos fijen todavía, con ingenuidad, los castigos corporales. En varias cárceles <strong>de</strong><br />
Ing<strong>la</strong>terra, Dinamarca, Suecia y Estados Unidos se administran hasta treinta o cuarenta azotes.<br />
El señor Miman<strong>de</strong> ha visto en Sidney canaletas para retirar <strong>la</strong> sangre. Hace poco el comité <strong>de</strong>l<br />
Consejo <strong>de</strong> Educación <strong>de</strong> Londres resolvió que <strong>la</strong>s maestras se limiten a golpear, con <strong>la</strong> mano<br />
abierta, sobre <strong>la</strong> mano o el brazo <strong>de</strong> los bebés. Respecto a los mayorcitos, se prohíbe que se<br />
les golpee en el cráneo o en <strong>la</strong> cara; ha <strong>de</strong> elegirse una parte don<strong>de</strong> no haya peligro <strong>de</strong> “daño<br />
permanente”. Esto no me sosiega <strong>de</strong>l todo; el resultado <strong>de</strong> una paliza es también “función”,<br />
como dicen los analistas, <strong>de</strong>l número y <strong>de</strong> <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> los palos. Un bastonazo en <strong>la</strong>s nalgas es<br />
preferible a uno en <strong>la</strong>s narices; dos mil bastonazos matan en cualquier sitio que se <strong>de</strong>n. Cierto<br />
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