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Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

Fu<strong>la</strong>nita tiene una preciosa nariz, pero los ojos correspondientes no los tiene el<strong>la</strong>, sino<br />

Menganita. Hay que renunciar a ser hermoso <strong>de</strong> pies a cabeza. La <strong>de</strong>mocracia ha reducido <strong>la</strong><br />

belleza a fragmentos: nos <strong>la</strong> hemos repartido y nos ha tocado muy poco. Respecto a <strong>la</strong><br />

generación, quizá no <strong>la</strong> haga peligrar una variedad nueva <strong>de</strong> mujeres trabajadoras. Las<br />

hormigas se reproducen bien, a pesar <strong>de</strong> <strong>la</strong>s neutras u obreras. Marchamos, tal vez, a un<br />

polimorfismo sexual, útil a nuestros fines generales, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> varias centurias<br />

contemp<strong>la</strong>remos una multitud <strong>la</strong>boriosa y ágil <strong>de</strong> hembras inteligentes, estériles y virtuosísimas,<br />

recién fabricadas para ayudarnos a triunfar <strong>de</strong>l misterioso <strong>de</strong>stino.<br />

Don Angel. – Me divierte, don Justo, confundiendo <strong>la</strong> realidad con <strong>la</strong>s cortes <strong>de</strong> amor. “Nuestra<br />

esposa <strong>de</strong>be residir en su casa…” ¿Se figura usted, ga<strong>la</strong>nte don Justo, que nos preocupamos<br />

<strong>de</strong> que <strong>la</strong>s mujeres tengan casa? La madre, <strong>la</strong> madre, a secas, es un objeto <strong>de</strong> vergüenza y <strong>de</strong><br />

escándalo. ¿Cómo? ¿Nos explotamos ferozmente los unos a los otros, y no explotaríamos a <strong>la</strong><br />

mujer, in<strong>de</strong>fensa y débil? Los hijos… ¿qué nos importan los hijos? Un cincuenta por ciento<br />

perece antes <strong>de</strong> alcanzar <strong>la</strong> pubertad. ¿Qué hemos hecho para evitarlos? ¿Hemos protegido a<br />

<strong>la</strong>s jóvenes, <strong>la</strong>s hemos informado a tiempo <strong>de</strong> lo que es <strong>la</strong> procreación? No; <strong>la</strong>s rec<strong>la</strong>mamos<br />

imbéciles <strong>de</strong> cuerpo y alma. Las con<strong>de</strong>namos a diez años <strong>de</strong> castidad absurda, engendradora<br />

<strong>de</strong> hipocresía y <strong>de</strong> vicios, y eso cuando nos dignamos casarnos con el<strong>la</strong>s, retirar<strong>la</strong>s <strong>de</strong>l mercado<br />

<strong>de</strong> vírgenes. Si no, ¡que revienten con su ignorancia! ¿Qué hará una niña pobre y fea?<br />

¿Suicidarse? Esa mirada con que los hombres aforan <strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> p<strong>la</strong>cer que extraerán <strong>de</strong>l<br />

sexo opuesto no es una mirada <strong>de</strong> amor, sino <strong>de</strong> codicia. La ga<strong>la</strong>ntería, don Justo, es una farsa<br />

<strong>de</strong> salón. Venga conmigo al taller, a <strong>la</strong> fábrica, y compren<strong>de</strong>rá lo que es <strong>la</strong> ga<strong>la</strong>ntería <strong>de</strong>l macho;<br />

allí se paga a <strong>la</strong>s mujeres lo menos posible, no porque sean más torpes, sino porque son<br />

mujeres. La imagen <strong>de</strong> Penélope es conmovedora, pero si Penélope tiene hambre y está<br />

obligada a ven<strong>de</strong>r te<strong>la</strong> cada día, en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>shacer<strong>la</strong>, ¿qué obtendrá? Obtendrá en París 65<br />

céntimos, y por no sentir los dolores <strong>de</strong> <strong>la</strong> inanición coserá en <strong>la</strong> cama. Por eso es valerosa <strong>la</strong><br />

muchacha <strong>de</strong> que hablé antes. El valor consiste en examinar <strong>la</strong> verdad frente a frente, y <strong>la</strong><br />

verdad, para esa mujer <strong>de</strong>cidida a luchar con todas <strong>la</strong>s armas que le proporciona su época, es<br />

que el hombre no es su hermano, sino su enemigo.<br />

EL PIANO<br />

A<strong>de</strong><strong>la</strong>. – (Diecinueve años: es <strong>la</strong> hija <strong>de</strong> don Tomás. Está sirviendo el té). ¿Dos o tres?<br />

Don Angel. – Tres. Muy dulce.<br />

Don Tomás. – Don Angel es romántico. Osci<strong>la</strong> <strong>de</strong>l almíbar al ácido prúsico.<br />

A<strong>de</strong><strong>la</strong>. – Yo no tomaré nunca ácido prúsico.<br />

Don Tomás. – Como no sea por equivocación. Yo para suicidarme, elegiría un medio infalible.<br />

Don Angel. – ¿Cuál?<br />

Don Tomás. – La vejez.<br />

Don Angel. – Es un medio lento.<br />

Don Tomás. – Pero si se empieza con él no hay manera <strong>de</strong> volverse atrás. ¡A<strong>de</strong>lita!<br />

A<strong>de</strong><strong>la</strong>. – ¿Papa?<br />

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