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Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

conseguían capitales extranjeros. Naciones fuertes, ricas, hábiles en <strong>la</strong> intriga internacional, y<br />

cuya evolución a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntada les había impuesto un régimen interior re<strong>la</strong>tivamente estable,<br />

colocaban sus fondos en <strong>la</strong> empresa <strong>de</strong> alborotar <strong>la</strong> casa <strong>de</strong>l vecino más débil. Enviaban<br />

ministros a beber el cliquot cordial <strong>de</strong> los banquetes diplomáticos, y al mismo tiempo vendía<br />

fusiles a los conspiradores. Exportaban su política sobrante…<br />

De esa política se me figura que está ausente el pueblo, entidad que tanto abunda en <strong>la</strong>s actas<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s sesiones, en los editoriales, en los discursos <strong>de</strong> mitin. Se le hace <strong>de</strong>cir al pueblo lo que<br />

se quiere porque se sabe que no existe, a lo menos como masa compacta, activa, susceptible<br />

<strong>de</strong> empujes formidables y ciegos. Me explico que Rosas, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una <strong>la</strong>rga tiranía, se haya<br />

embarcado tranqui<strong>la</strong>mente, y que el doctor Francia, maravilloso basilisco, haya muerto <strong>de</strong> viejo;<br />

no tenían que temer el puñal <strong>de</strong> <strong>la</strong> venganza anónima. Detrás <strong>de</strong>l regicida o <strong>de</strong> <strong>la</strong> Corday<br />

palpita siempre un pueblo <strong>de</strong>sesperado, el <strong>de</strong> <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>ras revoluciones, que en América falta<br />

por <strong>la</strong> baja <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> pob<strong>la</strong>ción, y sobre todo -gracias a los dioses- por lo soportable <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

vida. En Europa es distinto. En Europa hay 8 ó 10 revoluciones <strong>la</strong>tentes. Francia incuba el<br />

monstruo en <strong>la</strong>s minas y en los talleres, España en los barrios bajos <strong>de</strong> Barcelona, Italia en los<br />

<strong>de</strong> Milán y Turín y en <strong>la</strong>s campiñas <strong>de</strong>l sur, Rusia en todo el territorio; Ing<strong>la</strong>terra tiene también<br />

su revolución, pero en <strong>la</strong> India. Es difícil imaginar <strong>la</strong> crueldad con que los gobiernos intentan<br />

reprimir lo inevitable. Cuando <strong>la</strong>s matanzas <strong>de</strong> Polonia en mayo <strong>de</strong> 1908, <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s, una<br />

vez proc<strong>la</strong>mado el estado <strong>de</strong> sitio, publicaron el siguiente aviso: “Se nos pregunta si es<br />

permitido salir pasadas <strong>la</strong>s nueve <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche. Informamos a los habitantes que no hay ninguna<br />

prohibición al respecto”. Y una señora escribe: “Después <strong>de</strong> cenar me asomé con los niños a <strong>la</strong><br />

ventana. A eso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s nueve y media, cuando <strong>la</strong> calle estaba casi <strong>de</strong>sierta, vimos salir a una<br />

mujer <strong>de</strong> una casa próxima y dirigirse con prisa hacia <strong>la</strong> calle Pavia. Supimos más tar<strong>de</strong> que era<br />

<strong>la</strong> mujer <strong>de</strong> un obrero, y que iba a buscar un médico para su hijo que se había enfermado <strong>de</strong><br />

repente. Aparece un soldado, se echa el fusil a <strong>la</strong> cara, y <strong>la</strong> <strong>de</strong>ja muerta a sus pies… Los niños<br />

gritan. El soldado levanta <strong>la</strong> cabeza y, amenazador, se pone a apuntar a <strong>la</strong> ventana. Cierro y me<br />

llevo a los niños… Hacia <strong>la</strong>s cuatro, me acerco a <strong>la</strong> ventana. La calle está <strong>de</strong>sierta. Se oye el<br />

paso ca<strong>de</strong>nciado <strong>de</strong> los agentes. De repente, un hombre sale <strong>de</strong> nuestra casa. A <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> un<br />

farol distingo sus facciones. Es M. Laudan. Sus amigos no querían <strong>de</strong>jarlo partir, pero él se<br />

empeñó en volver a su casa, don<strong>de</strong> le esperaba su familia, llena <strong>de</strong> angustia. Apenas da unos<br />

pasos y un soldado surge, lo agarra y lo golpea. Veo al militar registrar los bolsillos <strong>de</strong> M.<br />

Laudan y golpearle aún. Después un bayonetazo en <strong>la</strong> cabeza. M. Laudan, ensangrentado, cae.<br />

El soldado se aleja con su paso tranquilo. Al cabo <strong>de</strong> algún tiempo, veo a M. Laudan arrastrarse<br />

en cuatro patas hacia Pavia y <strong>de</strong>saparecer a <strong>la</strong> vuelta <strong>de</strong> <strong>la</strong> calle…”<br />

En <strong>la</strong>s cárceles <strong>de</strong> Rusia, los centine<strong>la</strong>s tienen or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> fusi<strong>la</strong>r a los presos por <strong>la</strong>s ventanil<strong>la</strong>s<br />

<strong>de</strong> los ca<strong>la</strong>bozos. Recientemente, en Riga, asesinaron así a Emma Doster, a Emma Podzine y<br />

a Eduardo Pe<strong>la</strong>, prisioneros políticos. Pe<strong>la</strong> estaba peinándose: sonó un tiro y una ba<strong>la</strong> le<br />

atravesó el cráneo. Emma Podzine fue herida en el vientre. Predkalne, el 15 <strong>de</strong> noviembre<br />

último, interpeló al gabinete Stolypine sobre estos hechos. La Duma encarpetó el asunto.<br />

Esperamos que en <strong>la</strong> América Latina se hagan imposibles hasta <strong>la</strong>s seudo-revoluciones. El<br />

ambiente se transforma; el ejército, mejor pagado, es más útil: se trabaja y se lucra fuera <strong>de</strong> los<br />

ministerios y <strong>de</strong> los comités; <strong>la</strong> riqueza aumenta; el cuerpo nacional, más pesado y más sólido,<br />

no se convulsiona en un dos por tres; los telégrafos y los ferrocarriles son órganos <strong>de</strong> paz, y los<br />

progresos <strong>de</strong> <strong>la</strong> moral cosmopolita se oponen a ciertos complots internacionales. Hemos tenido<br />

el gusto <strong>de</strong> ver fracasar unas cuantas “revoluciones” seguidas (Argentina, Paraguay, Uruguay) y<br />

sin duda fracasará <strong>la</strong> que se nos promete como el número más interesante <strong>de</strong> los festejos <strong>de</strong>l<br />

centenario.<br />

PÍO X<br />

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