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Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

¿Qué hacer? Educarnos y educar. Todo se resume en el libre examen. ¡Que nuestros niños<br />

examinen <strong>la</strong> ley y <strong>la</strong> <strong>de</strong>sprecien!<br />

JUECES<br />

“No comprendo, <strong>de</strong>cía Alfonso X<strong>II</strong>I a un periodista francés, no comprendo cómo los que se<br />

dicen intelectuales y que nunca se atreverían a proc<strong>la</strong>mar un <strong>de</strong>scubrimiento científico antes <strong>de</strong><br />

verificarlo con centenas <strong>de</strong> experimentos, con<strong>de</strong>nen en este caso [el <strong>de</strong> Ferrer] sin buscar<br />

informes fi<strong>de</strong>dignos, un juicio llevado conforme a <strong>la</strong>s leyes y que tiene por garantía el honor <strong>de</strong><br />

los oficiales españoles…”. Esta asimi<strong>la</strong>ción <strong>de</strong>l rigor científico al rigor judicial es muy propia en<br />

el infeliz muchacho a quien amamantaron teológicamente, haciéndole incompatible con su<br />

época. Lo gracioso es que se dirigía a un francés; en Francia no se cometen más iniquida<strong>de</strong>s<br />

“conformes con <strong>la</strong>s leyes” que en otro sitio, pero se conocen mejor. Sin remontarnos a Ca<strong>la</strong>s,<br />

encontramos a Pierre Vaux, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> catorce años <strong>de</strong> haber muerto inocentemente en<br />

presidio, no podía ser rehabilitado por oponerse a ello el artículo 444 <strong>de</strong>l código <strong>de</strong> instrucción<br />

criminal. El rigor científico <strong>de</strong> los peritos <strong>de</strong>slumbra en los casos Moreau, Druaux, Cauvin, y<br />

sobre todo en aquel proceso célebre en que el grafólogo confundió <strong>la</strong> letra <strong>de</strong>l acusado con <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>l juez. En el asunto Dreyfus, el perito Bertillon <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra que su convicción <strong>de</strong> culpabilidad<br />

respon<strong>de</strong> a “razonamientos <strong>de</strong> una certidumbre matemática”. ¡Admirable asunto Dreyfus, obra<br />

maestra <strong>de</strong>l acaso, inesperado haz <strong>de</strong> rayos X que hizo transparentes por un momento <strong>la</strong>s<br />

tristes entrañas <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad! El asunto Dreyfus nos enseña lo que es <strong>la</strong> garantía <strong>de</strong>l “honor<br />

<strong>de</strong> los oficiales”. Y a <strong>la</strong> altura <strong>de</strong>l ejército estuvieron <strong>la</strong> juventud, <strong>la</strong> prensa, el pueblo y los<br />

diputados, que se hacían reelegir, como Teisonière, gritando: “¡todos los judíos son traidores!”,<br />

o como Berry: “sea inocente Dreyfus o sea culpable, no quiero <strong>la</strong> revisión”. El 8 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1898,<br />

<strong>la</strong> Cámara -una Cámara en que había radicales y socialistas- votó el sacrificio <strong>de</strong> Dreyfus por<br />

unanimidad. ¡Bonita <strong>de</strong>mocracia! Al fin <strong>la</strong> justicia triunfó, me objetaran-. No <strong>la</strong> justicia, sino <strong>la</strong><br />

política. Un grupo <strong>de</strong> republicanos se dio cuenta <strong>de</strong> que el po<strong>de</strong>r pasaba insensiblemente a <strong>la</strong><br />

Iglesia, y entonces se resolvió a rehabilitar al judío. Más tar<strong>de</strong> nombraba ministro a Piquart. Hoy<br />

un Dreyfus clerical iría a <strong>la</strong> Is<strong>la</strong> <strong>de</strong>l Diablo y quizá no volviera nunca. Si <strong>de</strong>sconfiamos <strong>de</strong>l juez<br />

que con<strong>de</strong>na, seamos lógicos, y <strong>de</strong>sconfiemos también <strong>de</strong>l juez que rehabilita.<br />

Cuantos hemos vivido un poco, sabemos por experiencia que todo proceso don<strong>de</strong> giren<br />

gran<strong>de</strong>s intereses políticos, económicos y sociales, se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> por el más fuerte. Sólo en <strong>la</strong>s<br />

cuestiones insignificantes observamos esa aparente regu<strong>la</strong>ridad que l<strong>la</strong>mamos justicia. ¿Por<br />

qué habría <strong>de</strong> tener privilegios, sobre Francia, España, el noble país enfermo en que se ha<br />

olvidado a Pí y Margall, Weyler es todavía un personaje; España, resignada y satírica, en que<br />

corren los proverbios <strong>de</strong> “no hay mal que cien años dure” y “quien hizo <strong>la</strong> ley hizo <strong>la</strong> trampa”; <strong>la</strong><br />

España que en pleno siglo XIX encendió <strong>la</strong> última hoguera católica; <strong>la</strong> España, sin embargo, en<br />

que ha nacido Francisco Ferrer? Alfonso pi<strong>de</strong> indulgencia a Europa, como si el drama <strong>de</strong><br />

Montjuich <strong>de</strong>l 13 <strong>de</strong> octubre fuera el primero. ¿Y <strong>la</strong>s bombas <strong>de</strong>l Liceo <strong>de</strong> 1893? Se mató<br />

conforme a <strong>la</strong>s leyes y con <strong>la</strong> garantía <strong>de</strong>l honor <strong>de</strong> los oficiales, a seis infelices, resultando<br />

<strong>de</strong>spués que el autor <strong>de</strong>l atentado era otra persona. ¿Y <strong>la</strong> bomba <strong>de</strong> Cambios Nuevos en 1896?<br />

Se aplicó durante meses <strong>la</strong> tortura a ciento veinte <strong>de</strong>sgraciados, se ejecutó a cinco, conforme a<br />

<strong>la</strong>s leyes y con <strong>la</strong> garantía <strong>de</strong>l honor <strong>de</strong> los oficiales, resultando <strong>de</strong>spués que el verda<strong>de</strong>ro autor<br />

era otra persona. ¿Quién ha visto c<strong>la</strong>ro en <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Rull? En España no le faltaría trabajo a<br />

un Zo<strong>la</strong>. Lo malo es que el sucedáneo español <strong>de</strong> Zo<strong>la</strong> se reduce a B<strong>la</strong>sco Ibáñez.<br />

Todo esto es conversación. ¿Qué importa que los po<strong>de</strong>rosos juzguen a los débiles según su<br />

capricho, o según <strong>la</strong> ley, que es el capricho <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>rosos <strong>de</strong> ayer? Hay una injusticia más<br />

profunda que vio<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s leyes, y es cumplir<strong>la</strong>s a ciegas. Las leyes jurídicas usurpan su nombre.<br />

Las únicas leyes reales son <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> ciencia va <strong>de</strong>scubriendo penosamente en el Universo<br />

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