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Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

Las razas explotables son concienzudamente explotadas. Antes, se les asesinaba. Ahora, por<br />

ser mejor negocio, se les hace trabajar. Se les obliga a producir y a consumir. Es lo que se<br />

<strong>de</strong>signa con <strong>la</strong> frase <strong>de</strong> “abrir mercados nuevos”. Suele ser preciso abrirlos a cañonazos, lo<br />

que, por lo común, se anuncia con discursos <strong>de</strong> indiscutible fuerza cómica. Así, el general<br />

Marina Vega ha dicho a sus soldados <strong>de</strong> Melil<strong>la</strong>, que Europa había encargado a España <strong>la</strong> obra<br />

<strong>de</strong> introducir <strong>la</strong> cultura en Marruecos. Si el cañón es prematuro, se procura embrutecer y<br />

<strong>de</strong>generar a los candidatos. Se les ven<strong>de</strong> alcohol o, como Ing<strong>la</strong>terra a los chinos, opio. Los<br />

japoneses se negaron a intoxicarse, y los acontecimientos han <strong>de</strong>mostrado que hicieron bien. Si<br />

no vale <strong>la</strong> pena explotar directamente <strong>la</strong>s razas inferiores, se les rechaza, se les confina y se<br />

espera, cazándo<strong>la</strong>s <strong>de</strong> cuando en cuando, a que <strong>de</strong>saparezcan, minadas por <strong>la</strong> me<strong>la</strong>ncolía, <strong>la</strong><br />

miseria y <strong>la</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s y vicios que les inocu<strong>la</strong>mos. Es lo que hacen los yanquis con los<br />

pieles rojas. Es lo que hacen con sus indios los argentinos, a quienes <strong>de</strong>cía últimamente<br />

Anatole France, en el O<strong>de</strong>ón, que los pueblos <strong>de</strong>nominados bárbaros no nos conocen sino por<br />

nuestros crímenes. En <strong>la</strong> ley González, codificando el trabajo (1907), se lee este pasaje<br />

<strong>de</strong>licioso: “<strong>la</strong> protección a <strong>la</strong>s razas indias no pue<strong>de</strong> admitirse si no es para asegurarles una<br />

extinción dulce”.<br />

Quedan <strong>la</strong>s exploraciones menudas, el comercio <strong>de</strong> objetos arqueológicos y <strong>de</strong> curiosida<strong>de</strong>s,<br />

armas, adornos y cacharros que interca<strong>la</strong>n en un texto más o menos fantástico, exploradores<br />

pseudo-científicos y misioneros pseudo-religiosos. Las tres cuartas partes <strong>de</strong> esta merca<strong>de</strong>ría<br />

se fabrica a muchas leguas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tribus, en excelentes ciuda<strong>de</strong>s, lo que facilita<br />

consi<strong>de</strong>rablemente <strong>la</strong>s expediciones al <strong>de</strong>sierto. Hubo tiempo en que ser misionero era oficio <strong>de</strong><br />

héroes; aunque está probado que si los catequizadores no se hubieran salido <strong>de</strong> su papel, el<br />

número <strong>de</strong> mártires y <strong>de</strong> perseguidores habría sido insignificante. Asia es <strong>la</strong> patria <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

tolerancia <strong>de</strong> los cultos, y <strong>la</strong>s odiosas reducciones jesuíticas <strong>de</strong>l Paraguay prueban hasta qué<br />

extremo llegaba <strong>la</strong> resignada docilidad <strong>de</strong> los guaraníes. Habría doble cantidad <strong>de</strong> católicos<br />

sobre <strong>la</strong> tierra, si <strong>la</strong> Iglesia se hubiera contentado con el po<strong>de</strong>r espiritual. Hoy, no es raro que los<br />

misioneros sean simples traficantes, o Barnums <strong>de</strong> sotana, protegidos por los fusiles oficiales.<br />

El salesiano Balzo<strong>la</strong>, director <strong>de</strong> <strong>la</strong> colonia Thereza Christina, en Mato Grosso, es un tipo <strong>de</strong><br />

apóstol mo<strong>de</strong>rno. Se llevó tres indios Bororós, para exhibirlos en Turín, y cuando le preguntaron<br />

si había bautizado a sus fieras, contestó que lo haría solemnemente, en plena Exposición y a<br />

dos francos <strong>la</strong> entrada…<br />

¡Pobres razas inferiores! La Argentina, para mostrar lo enorme <strong>de</strong> su territorio, <strong>de</strong>be hacer<br />

figurar en su próximo centenario los Onas <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra <strong>de</strong>l Fuego que hayan sobrevivido al frío y<br />

a <strong>la</strong> tuberculosis. Buenos Aires misma patentizará su ingreso a <strong>la</strong> categoría <strong>de</strong> gran capital<br />

civilizadora, ofreciendo a <strong>la</strong> curiosidad pública una colección <strong>de</strong> habitantes <strong>de</strong> conventillo,<br />

ejemp<strong>la</strong>res <strong>de</strong> <strong>la</strong> raza propia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s regiones <strong>de</strong>l hambre, raza seguramente inferior, a pesar <strong>de</strong><br />

su b<strong>la</strong>ncura, a pesar, ¡ay!, <strong>de</strong> su pali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> espectros…<br />

LOS PRESTIGIOS DE LA GUERRA<br />

No pasa día sin que en alguna parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra retumbe el cañón. Y por cada libra <strong>de</strong> pólvora<br />

que se quema existen innumerables tone<strong>la</strong>das que sólo esperan una or<strong>de</strong>n, un signo, un roce<br />

ligero para estal<strong>la</strong>r. La montaña <strong>de</strong> combustibles aguarda una chispa. Miles <strong>de</strong> millones <strong>de</strong><br />

pesos se invierten anualmente en conservar y renovar los instrumentos <strong>de</strong> matanza, y millones<br />

<strong>de</strong> soldados están listos a morir y a hacer morir en cuanto así se disponga. Por muy optimistas<br />

que seamos, confesemos que a pesar <strong>de</strong> los arbitrajes, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s conferencias y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s campañas<br />

<strong>de</strong> todo origen a favor <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz, <strong>la</strong> guerra sigue sólidamente insta<strong>la</strong>da en este mundo. Los<br />

estados menos belicosos se arruinan en armamentos y en efectivos, prueba <strong>de</strong> que entre <strong>la</strong><br />

gente <strong>de</strong>l alto negocio nadie confía en que disminuya <strong>la</strong> ferocidad <strong>de</strong> nuestra especie. La guerra<br />

continúa siendo amenaza para unos y comercio lucrativo para otros. Y <strong>la</strong> hipertrofia <strong>de</strong> los<br />

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