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Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

<strong>de</strong>volvió <strong>la</strong> cruz, los que aspiran a el<strong>la</strong> están obligados a solicitar<strong>la</strong> <strong>de</strong>l ministro. Estos artistas<br />

intratables exageraban. Una con<strong>de</strong>coración no es siempre una <strong>de</strong>shonra.<br />

¡MUERA EL ZORRO!<br />

Los elefantes porteños acaban <strong>de</strong> importar <strong>de</strong> Ing<strong>la</strong>terra un <strong>de</strong>porte que hacía mucha falta en <strong>la</strong><br />

Argentina: <strong>la</strong> caza <strong>de</strong>l zorro. Se toma un zorro -creo que los encargan a Europa-, se le cuida, se<br />

le alimenta bien, y luego se le suelta para perseguirlo a caballo a través <strong>de</strong> campos y<br />

matorrales, rastreado por perros. Todo <strong>de</strong> primera calidad, zorro, perros, caballos y cazadores.<br />

El zorro no <strong>de</strong>be <strong>de</strong>jarse alcanzar y <strong>de</strong>stripar <strong>de</strong>masiado pronto; <strong>de</strong>be ser bastante resistente y<br />

bastante astuto para que <strong>la</strong> exquisita carrera <strong>de</strong> obstáculos se prolongue; los perros <strong>de</strong>ben ser<br />

sabuesos finos, y los cazadores muy jinetes y algo millonarios. Destripar un zorro -por lo menos<br />

<strong>de</strong> esa manera- es cosa reservada a los miembros <strong>de</strong> <strong>la</strong> mejor sociedad. Sólo ellos son dignos<br />

<strong>de</strong> tratar al zorro tan inexorablemente. Pero habría sido poco patriótico, en vísperas <strong>de</strong>l<br />

centenario, adoptar el sistema inglés sin modificarlo con discreción, dándole cierto sabor <strong>la</strong>tino.<br />

De aquí <strong>la</strong> conmovedora costumbre <strong>de</strong> hacer ben<strong>de</strong>cir <strong>la</strong> jauría antes <strong>de</strong> <strong>la</strong> caza. Los<br />

perfumados sportsment oyen misa, al salir el sol, en <strong>la</strong> capil<strong>la</strong> <strong>de</strong>l cháteau gana<strong>de</strong>ril; un<br />

venerable sacerdote bendice los perros, y <strong>de</strong>spués, ¡guerra al zorro! ¡Dios lo quiere!<br />

¡Pobre zorro! Huye, y nosotros sabemos ya que no hay esperanza, porque los hombres son<br />

fieras ingeniosas que no perdonan nunca. Huye con <strong>la</strong> lengua fuera y el espanto en el corazón;<br />

huye, vue<strong>la</strong> sobre los l<strong>la</strong>nos, se agazapa bajo <strong>la</strong> maleza un instante, y escucha… sus pelos se<br />

erizan, su hocico está seco y tembloroso, sus ojos <strong>de</strong>mentes relucen en <strong>la</strong> sombra. Y los perros<br />

levantan su pista, le acercan, le <strong>de</strong>scubren, le atacan, y él junta sus últimas fuerzas, y huye <strong>de</strong><br />

nuevo. Huye sin atinar adón<strong>de</strong>, sin pensamiento en su cabeza dolorida, huye extenuado,<br />

<strong>la</strong>mentable, lleno <strong>de</strong> polvo y <strong>de</strong> fango, arañado, <strong>de</strong>sgarrado, harapo <strong>de</strong> horror, huye para<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su pequeña vida inocente, y en pesadil<strong>la</strong> trágica, cada vez más próximos, siente <strong>la</strong>drar<br />

a los perros ben<strong>de</strong>cidos por el cura, siente los hurras <strong>de</strong> los elegantes… Una postrera<br />

convulsión, una breve agonía, y <strong>la</strong> Muerte, nuestra madre común, le habrá librado <strong>de</strong>l Miedo…<br />

Vean en el zorro a una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s víctimas <strong>de</strong>l imperialismo. El imperialismo es el sport chic <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

potencias saturadas <strong>de</strong> oro, y <strong>la</strong> elegancia masculina, en los ricos, es un imperialismo individual.<br />

Por fin tiene el Brasil su juguete a <strong>la</strong> moda, un juguete <strong>de</strong> caza, un dreadnought. El “Minas<br />

Geraes” inaugura <strong>la</strong> caza <strong>de</strong>l zorro en <strong>la</strong>s cancillerías sudamericanas. Pero podría ocurrir que<br />

no se encontrara por ninguna parte quien aceptara el papel <strong>de</strong> zorro nación. El viejo continente<br />

ha llevado los preparativos <strong>de</strong> caza a un maravilloso extremo. No pasa año sin que se boten<br />

más y más dreadnoughts, más jaurías flotantes, con <strong>la</strong>s negras fauces <strong>de</strong> metal abiertas,<br />

jaurías <strong>de</strong> todo lujo, amaestradas científicamente, y ben<strong>de</strong>cidas y sacramentadas en nombre <strong>de</strong><br />

Jesús, <strong>de</strong> A<strong>la</strong>h y <strong>de</strong> otros dioses. Sin embargo, <strong>la</strong> caza no empieza todavía. No parece el<br />

zorro…<br />

Es que los tiempos no son los mismos. Si quedan aún zorros <strong>de</strong> cuatro patas, escasean los <strong>de</strong><br />

mil frentes. Los marroquíes apren<strong>de</strong>n a mor<strong>de</strong>r, los egipcios y los hindúes enseñan los<br />

colmillos, y Menelik ha muerto tranquilo en su choza, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> no hubo medio <strong>de</strong> <strong>de</strong>salojarle.<br />

Es elegante <strong>de</strong>struir, no cabe duda. Cuando <strong>la</strong>s energías se intensifican, en nada resp<strong>la</strong>n<strong>de</strong>cen<br />

tan bel<strong>la</strong>mente como en <strong>la</strong> <strong>de</strong>strucción, pues <strong>de</strong>struir es rápido, mientras que construir es<br />

oscuro y lento. Pero <strong>la</strong> realidad comienza a estimarse a sí propia, y se niega a que <strong>la</strong> <strong>de</strong>struyan.<br />

El mundo vale más <strong>de</strong> minuto en minuto, y es justicia que perdure, y no se <strong>de</strong>svanezca hasta<br />

que haya <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do toda <strong>la</strong> armonía <strong>de</strong> sus posibilida<strong>de</strong>s. Acaso el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir se nos<br />

retire poco a poco, y lo reivindique un <strong>de</strong>stino superior, interesado, quizás apasionado por los<br />

prodigios <strong>de</strong> nuestro rinconcito <strong>de</strong> Universo; un Destino quizás <strong>de</strong>cidido a venir en ayuda<br />

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