26.04.2013 Views

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

María. – Los ojos <strong>de</strong> nuestro Benjamín son los más gran<strong>de</strong>s. Hoy se empeñó en coger rosas y<br />

una espina le hirió.<br />

Don Angel. – Enséñale el cariño a <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas, ahora que su inteligencia está flexible <strong>de</strong> rocío, y<br />

es capaz <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>rlo todo. Más tar<strong>de</strong> su alma, pervertida por <strong>la</strong> ciencia, dudará <strong>de</strong> ti:<br />

Enséñale a perdonar a <strong>la</strong>s rosas sus espinas. Explícale que <strong>la</strong>s flores, atadas por <strong>la</strong>rgas raíces,<br />

no saben huir. Dile que algunas protegen su frágil existencia mediante espinas, pero que <strong>la</strong><br />

mayor parte entregan sus coro<strong>la</strong>s con <strong>la</strong> misma ingenuidad con que abandonan al viento su<br />

precioso perfume. Dile que en su cautiverio encantado, así como e<strong>la</strong>boran los más exquisitos<br />

bálsamos y <strong>la</strong>s más dulces ambrosías, también pintan y cince<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s más <strong>de</strong>licadas figuras <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

naturaleza. Dile que el hombre no es capaz <strong>de</strong> fabricar un pétalo y revé<strong>la</strong>le que <strong>la</strong> purísima<br />

forma y los transparentes matices <strong>de</strong> los cálices son el retrato <strong>de</strong> <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s flores. Las<br />

p<strong>la</strong>ntas so<strong>la</strong>s, testigos inmóviles y solitarios <strong>de</strong>l enigma universal, poseen los me<strong>la</strong>ncólicos<br />

secretos que nosotros, en nuestra agitación incesante, rozamos sin adivinarlos apenas.<br />

María. – Deseo ser flor.<br />

Don Angel. – Tu alma serena es una flor. Me aguardaste al recodo <strong>de</strong>l camino como una flor<br />

maravillosa y oculta, <strong>de</strong>nunciada por <strong>la</strong> primavera. Me <strong>de</strong>tuve y aspiré tu aliento sin atreverme a<br />

tocarte. No te arranqué <strong>de</strong> tu patria: no te llevé conmigo, porque ya no tenía dón<strong>de</strong> ir. Tú eras el<br />

objeto profundo <strong>de</strong> mi viaje. En ti <strong>de</strong>scansé.<br />

María. – En ti <strong>de</strong>scanso y creo. Eres mi esperanza y mi fuerza.<br />

(Se besan bajo el inmenso palio <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche).<br />

DIÁLOGOS CONTEMPORÁNEOS<br />

El impertinente. – Muchas veces he buscado una buena <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> <strong>la</strong> política, y ni siquiera he<br />

conseguido encontrar una ma<strong>la</strong>.<br />

El personaje. – La política soy yo.<br />

El impertinente. – Lo difícil es <strong>de</strong>finirte a ti. A primera vista <strong>la</strong> política constituye legítimamente<br />

un oficio. En el<strong>la</strong> <strong>la</strong> actividad humana parece emplearse a ejecutar una obra, a perseguir un fin.<br />

¿Qué fin y qué obra? ¿Qué conocimientos requiere ese oficio? Aquí está lo incontestable. A<br />

juzgar por los hechos, <strong>la</strong> cultura intelectual es extraña a esta cuestión. Personas que ni para<br />

firmar toleran <strong>la</strong> ortografía ejercen altas influencias, y se dan casos <strong>de</strong> ministros instruidos.<br />

¿Qué será mejor para <strong>la</strong> carrera política? ¿Saber química o historia, medicina o teneduría <strong>de</strong><br />

libros? Hasta ahora los políticos no se arriesgan a estudiar nada. La política es un oficio amorfo,<br />

o el oficio <strong>de</strong> los que no tienen ninguno.<br />

El personaje. – Nos confun<strong>de</strong>s con los vagos <strong>de</strong> profesión.<br />

El impertinente. – Y hago mal, porque <strong>de</strong>sgraciadamente son a veces muy activos. Quizá <strong>la</strong><br />

política sea una estricta función social, como <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres hermosas. Quizá se acerque a<br />

una Administración General <strong>de</strong> Favores, a una especie <strong>de</strong> beneficencia secreta. Reducida a ese<br />

papel sería tolerable y hasta divertida. Lo malo es que complica a los que no son políticos y su<br />

<strong>la</strong>bor trascien<strong>de</strong> al público.<br />

97

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!