Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja
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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />
treinta millones anuales en divi<strong>de</strong>ndos. Pero es a<strong>de</strong>más accionista <strong>de</strong>l Trust <strong>de</strong>l Acero, y <strong>de</strong><br />
otras muchas empresas po<strong>de</strong>rosas. Sólo en <strong>la</strong> ciudad <strong>de</strong> Cleve<strong>la</strong>nd posee propieda<strong>de</strong>s<br />
inmuebles por valor <strong>de</strong> setenta y cinco millones… ¿Quién sino él mismo, si se lo permite su<br />
vaci<strong>la</strong>nte memoria <strong>de</strong> viejo caduco, sería capaz <strong>de</strong> calcu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> altura <strong>de</strong> esa cordillera <strong>de</strong> sus<br />
capitales? Rockefeller es en nuestro p<strong>la</strong>neta el Hima<strong>la</strong>ya <strong>de</strong>l oro.<br />
Hijo <strong>de</strong> un caballerizo, <strong>de</strong>senterrando patatas ajenas reunió los primeros centavos, los primeros<br />
pesos. Después se <strong>la</strong>nzó en <strong>la</strong> pequeña nave <strong>de</strong> su peculio, sobre un mar <strong>de</strong> petróleo que le<br />
fue clemente, y a los treinta y seis años <strong>de</strong> edad tenía veinticinco millones. No seré yo quien le<br />
niegue audacia, perseverancia, genio. Tampoco le negaré <strong>la</strong> avaricia indispensable a los<br />
arquitectos <strong>de</strong> tesoros. Ahora, al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> tumba estrecha, don<strong>de</strong> no hay sitio más que para<br />
él, Rockefeller rega<strong>la</strong> a los mendigos norteamericanos mil quinientos millones <strong>de</strong> los cinco mil<br />
hipotecados por <strong>la</strong> nada. Esta monstruosa donación <strong>de</strong>bilita a <strong>la</strong> Standard Oil. Felicitémonos. Si<br />
todos los millonarios hicieran igual, aunque para hacerlo esperaran <strong>la</strong> <strong>de</strong>crepitud postrera,<br />
habría algunas cucharadas menos <strong>de</strong> l<strong>la</strong>nto en el mundo. El texto <strong>de</strong>l proyecto ya famoso dice<br />
que <strong>la</strong>s intenciones <strong>de</strong>l donador son “prevenir y socorrer el sufrimiento”. Bel<strong>la</strong>s intenciones, más<br />
propias para disipar fortunas que para adquirir<strong>la</strong>s. De haber pensado siempre así, jamás habría<br />
Rockefeller ganado un triste millón…; porque en un millón hay <strong>de</strong> todo, hasta sangre. Bien está<br />
restituir a los míseros una parte <strong>de</strong> lo que sudaron, pero sería mejor aún no tener que restituir.<br />
Ante <strong>la</strong> enorme fi<strong>la</strong>ntropía <strong>de</strong> Rockefeller, el cual anuncia que no ha hecho sino empezar, se ha<br />
hab<strong>la</strong>do <strong>de</strong>l trust <strong>de</strong> <strong>la</strong> beneficencia. Acaso los héroes <strong>de</strong> Le Trust, reciente y admirable libro <strong>de</strong><br />
Paul Adam, se encogerían <strong>de</strong> hombros, viendo en Rockefeller, como en los filósofos ateos que<br />
al sentirse morir l<strong>la</strong>man al cura, una víctima <strong>de</strong> <strong>la</strong> cerebración senil. Sin embargo, el fenómeno<br />
es frecuente en Norteamérica; Rockefeller imita el ejemplo <strong>de</strong> los Morgan y <strong>de</strong> los Carnegie.<br />
Roma, con <strong>la</strong> cultura industrial contemporánea, hubiera producido los Nerones <strong>de</strong>l capital. Hoy<br />
es tar<strong>de</strong>; el individuo no resiste <strong>la</strong> tensión <strong>de</strong> una riqueza tan excesiva. Llega un momento en<br />
que los cuellos <strong>de</strong> los mil<strong>la</strong>rdarios se dob<strong>la</strong>n bajo el peso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s áureas coronas. Consi<strong>de</strong>ren<br />
que no son los cuellos <strong>de</strong> toro <strong>de</strong> los antiguos emperadores, sino cuellos mermados por <strong>la</strong><br />
<strong>de</strong>mocracia, enervados por <strong>la</strong> dispepsia. La riqueza es una energía y en nuestro siglo todas <strong>la</strong>s<br />
energías tienen algo <strong>de</strong> eléctrico. Es imposible acumu<strong>la</strong>r<strong>la</strong>s in<strong>de</strong>finidamente sobre una cosa o<br />
sobre una persona. Al fin rompen su encierro y vibran y circu<strong>la</strong>n, porque su virtud soberana es<br />
circu<strong>la</strong>r fecundando y organizando; y su capricho es salirse <strong>de</strong> los canales por don<strong>de</strong><br />
preten<strong>de</strong>mos conducir<strong>la</strong>s. Y luego el medio ambiente aumenta con receptividad su<br />
conductividad, y avanza al encuentro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fuerzas que se eva<strong>de</strong>n. La opinión pública <strong>de</strong> los<br />
Estados Unidos no toleraría impermeables Rockefellers que no sueltan su dinero <strong>de</strong> una<br />
manera o <strong>de</strong> otra. Ser rico no exime <strong>de</strong>l oprobio, y ¡cuántas veces <strong>la</strong> beneficencia es una<br />
excusa!<br />
Rockefeller ha presentado a su patria <strong>la</strong>s excusas <strong>de</strong> sus cinco mil millones. Y en verdad les<br />
digo que si es gran<strong>de</strong> el país en que un hombre consigue, sin vio<strong>la</strong>r <strong>la</strong> ley, juntar cinco mil<br />
millones, es más gran<strong>de</strong> todavía el país que no se los perdona, y que, anticipándose a <strong>la</strong><br />
muerte, le obliga a <strong>de</strong>volverlos.<br />
PERROS<br />
El perro ha sido nuestro camarada en los malos días, nuestro aliado contra el exterior hostil,<br />
cuando nos refugiábamos en cavernas y vivíamos <strong>de</strong> <strong>la</strong> caza. Esta <strong>la</strong>rga cohabitación, sin<br />
embargo, no explica <strong>de</strong>l todo <strong>la</strong> profunda correspon<strong>de</strong>ncia entre el alma humana y el alma<br />
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