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Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

<strong>de</strong>generados? ¿Rechazarán en el puerto <strong>la</strong> carga inútil <strong>de</strong> los niños? ¿Distinguirán qué es<br />

germen y qué es ceniza, entre dos pitadas <strong>de</strong> vapor?<br />

¡Falso concepto <strong>de</strong> <strong>la</strong> solidaridad humana! No se crean jamás ajenos a <strong>la</strong> <strong>de</strong>sgracia que a<br />

uste<strong>de</strong>s acu<strong>de</strong> sollozando. Una parte nos toca <strong>de</strong> cada lágrima y <strong>de</strong> casa gota <strong>de</strong> sangre que<br />

se <strong>de</strong>rrama en el mundo. Somos coautores <strong>de</strong> toda <strong>de</strong>sdicha y cómplices <strong>de</strong> todo <strong>de</strong>lito.<br />

Detendrán en Buenos Aires a los enfermos contagiosos, ¿pero estarán ciertos <strong>de</strong> no haber<br />

llevado a Europa simientes <strong>de</strong> contagio en el seno <strong>de</strong> sus buques? Despedirán sin piedad a los<br />

mendigos, ¿pero estarán ciertos <strong>de</strong> no haber privado <strong>de</strong> su trabajo mísero a legiones <strong>de</strong><br />

obreros <strong>de</strong>l otro continente, víctimas <strong>de</strong> alguna crisis económica provocada por su exportación?<br />

La solidaridad humana no es una teoría: es un hecho formidable, y ¡ay <strong>de</strong> los que intentan<br />

oponerse a los hechos!<br />

Es pretensión pueril <strong>la</strong> <strong>de</strong> sostenernos apropiándonos sin cesar <strong>la</strong>s ventajas <strong>de</strong>l dinero y<br />

eliminando <strong>la</strong>s cargas inútiles. Es quimera borrar <strong>de</strong>l libro mayor <strong>la</strong> columna <strong>de</strong>l <strong>de</strong>be. El que<br />

posee <strong>de</strong>be, los comerciantes honrados lo saben. No somos cofres, somos esclusas. No somos<br />

dueños <strong>de</strong> nada; somos <strong>de</strong>positarios <strong>de</strong> todo. Somos vehículos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino. La realidad circu<strong>la</strong>.<br />

Cesemos <strong>de</strong> trazar fronteras ilusorias entre el mal y el bien; entre <strong>la</strong>s cargas y los privilegios,<br />

entre los p<strong>la</strong>ceres y los dolores. El mal no existe, lo negativo no existe; no existe más que el<br />

bien, porque no existe más que <strong>la</strong> vida. El <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida es vivir, y vivir es moverse. No<br />

hemos <strong>de</strong> interceptar nuestras aduanas sino a los cadáveres si es que los hay. No conocemos<br />

el rostro <strong>de</strong> los elegidos; y <strong>de</strong> los trágicos viajeros que pasan por nuestro <strong>la</strong>do, no hay uno a<br />

quien podamos <strong>de</strong>cir: “No eres tú”.<br />

LA EVOLUCIÓN DE LOS MUNDOS<br />

Percival Lowell es un sabio astrónomo norteamericano. Es -una cosa rara- un sabio inteligente.<br />

La inteligencia no abunda, y quizá menos aún en los sabios especialistas que en los <strong>de</strong>más<br />

profesionales. La vida corriente, en efecto, pue<strong>de</strong> por su misma diversidad católica <strong>de</strong>spertar en<br />

nosotros esa electricidad mental que re<strong>la</strong>ciona lo distante, y tien<strong>de</strong> sus hilos invisibles a través<br />

<strong>de</strong>l mundo. Hay analfabetos inspirados. Pero <strong>la</strong> hermética existencia <strong>de</strong> un hombre<br />

exclusivamente consagrado, por ejemplo, a <strong>la</strong> arqueología etrusca, ¿no le embrutecerá <strong>de</strong>l<br />

todo? Es muy posible. Se encuentran así profundos investigadores, célebres por sus<br />

<strong>de</strong>scubrimientos -¿quién <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> veinte o treinta años <strong>de</strong> <strong>la</strong>bor rectilínea no <strong>de</strong>scubre algo?-<br />

y cuya incomprensión, fuera <strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su especialidad, asusta. Sin embargo, son en<br />

extremo útiles, porque hal<strong>la</strong>n los materiales oscuros que mañana el talento organizará en<br />

luminosa síntesis. Leonardo -un artista- contribuye a fundar <strong>la</strong> mecánica mo<strong>de</strong>rna. Pasteur, que<br />

no era médico, revoluciona <strong>la</strong> medicina, y el médico Mayer, <strong>la</strong> física matemática. Los amores <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> inteligencia son enciclopédicos. “Es plomo y no a<strong>la</strong>s lo que es preciso dar al entendimiento”,<br />

<strong>de</strong>cía Bacon; hoy, ante <strong>la</strong> triste pesa<strong>de</strong>z <strong>de</strong> nuestra ciencia, aconsejaría lo contrario.<br />

No sólo es inteligente Percival Lowell: tiene por añadidura imaginación. Capaz <strong>de</strong> interpretar lo<br />

que ve, ha querido ver c<strong>la</strong>ro, lo que es cada día más difícil para los que miran <strong>la</strong>s altas estrel<strong>la</strong>s.<br />

La historia ha empañado <strong>la</strong> atmósfera <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ciuda<strong>de</strong>s al punto que se han hecho imposibles <strong>la</strong>s<br />

observaciones practicadas en otro tiempo. El vaho <strong>de</strong> <strong>la</strong> inquieta multitud humana <strong>la</strong>s roba el<br />

espectáculo <strong>de</strong> lo infinito. Nuestra agitación nos priva <strong>de</strong>l tesoro celeste que gozaban los<br />

meditativos pastores <strong>de</strong> <strong>la</strong> antigua Cal<strong>de</strong>a. El profesor Lowell no se ha sometido como <strong>la</strong><br />

mayoría <strong>de</strong> los astrónomos -sabido es que el telescopio no parece susceptible <strong>de</strong><br />

perfeccionamiento alguno- y ha insta<strong>la</strong>do su observatorio en F<strong>la</strong>gstaff, en medio <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>siertos <strong>de</strong> Arizona. La soledad le ha puesto en posesión <strong>de</strong> <strong>la</strong> magnífica y silenciosa<br />

transparencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su retiro nos manda noticias <strong>de</strong>l etéreo más allá. A fines <strong>de</strong><br />

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