26.04.2013 Views

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Don Angel. – Me gusta esa muchacha…<br />

“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

Don Justo. – ¡Ho<strong>la</strong>! ¿Ésas tenemos? Casado, es <strong>de</strong>cir unido y con cuatro nenes, ¿todavía le<br />

gustan <strong>la</strong>s muchachas?<br />

Don Angel. – Déjeme concluir. Me gusta esa muchacha que ha optado al título <strong>de</strong> farmacéutica,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> años <strong>de</strong> tenaz estudio. Es una valiente. Me agradaría tener una hija así.<br />

Don Tomás. – Es un caso.<br />

Don Justo. – A<strong>la</strong>bo tanta constancia, pero…<br />

Don Angel. – ¿Pero qué?<br />

Don Justo. – Apliquemos el criterio <strong>de</strong> Kant, amigo mío. ¿Se felicitaría usted <strong>de</strong> ver <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s<br />

llenarse <strong>de</strong> futuras farmacéuticas, médicas, abogadas, ingenieras y cirujanas?<br />

Don Angel. – ¿Por qué no? Las mujeres tienen también <strong>de</strong>recho a vivir.<br />

Don Tomás. – No emplee usted esa pa<strong>la</strong>bra, que nada significa. No hay <strong>de</strong>rechos, no hay sino<br />

hechos. Las especies y los individuos quieren vivir, y quieren vivir siempre mejor, cada vez más<br />

anchos y más hondos. Es <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida; multiplicarse a expensas <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte, aumentar sin<br />

término. Todos somos in<strong>de</strong>finidamente elásticos, como los gases; son los obstáculos quienes<br />

nos limitan y nos dan una figura. Las mujeres quieren vivir, puesto que viven; quieren<br />

emanciparse, lo mismo que los hombres, y cuando su voluntad sea bastante fuerte para que no<br />

haya otro remedio sino aceptar<strong>la</strong>, <strong>la</strong> l<strong>la</strong>maremos un <strong>de</strong>recho. La usurpación <strong>de</strong> hoy es el<br />

<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> mañana.<br />

Don Angel. – Bueno.<br />

Don Justo. – Justo es que algunas jóvenes, si lo <strong>de</strong>sean, no encuentren dificulta<strong>de</strong>s en adquirir<br />

y beneficiar una cultura superior. Es cuestión <strong>de</strong> aptitu<strong>de</strong>s; aunque hemos <strong>de</strong> confesar que <strong>la</strong>s<br />

aptitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer…<br />

Don Angel. – ¡Ah! ¡Ya apareció aquello! Usted es <strong>de</strong> los que poseen una <strong>de</strong>finición infalible <strong>de</strong>l<br />

cerebro femenino, y saben matemáticamente lo que es y lo que será. No profeticemos don<br />

Justo. Si le hubieran interrogado a usted hace treinta años sobre <strong>la</strong>s aptitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los japoneses,<br />

¿qué hubiera dicho usted? No imaginamos <strong>la</strong> sorpresa que nos reservan los chinos… y <strong>la</strong>s<br />

chinas. ¿Las aptitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer? No <strong>la</strong>s conocemos, porque jamás le hemos permitido<br />

trabajar más que <strong>de</strong> una manera: como bestia <strong>de</strong> carga. La experiencia nos enterrará.<br />

Esperemos hasta entonces.<br />

Don Justo. – ¡Triste experiencia! Iremos borrando <strong>la</strong> belleza <strong>de</strong> nuestras compañeras;<br />

disminuyendo <strong>la</strong> poesía <strong>de</strong>l amor y comprometeremos <strong>la</strong> vitalidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> raza. Atacar un sexo es<br />

amenazar los dos. La mujer y el hombre son los hermanos siameses. Herir a uno es herir al<br />

otro. ¿Acaso <strong>la</strong>s funciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> generación no son suficientes a ocupar, dignificar, transfigurar<br />

a <strong>la</strong> mujer? ¿Preten<strong>de</strong> usted hacer <strong>de</strong> el<strong>la</strong> algo más elevado que una madre? El hogar encierra<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí <strong>la</strong> necesidad entera, y hago mía <strong>la</strong> célebre máxima: “nuestra esposa <strong>de</strong>be residir<br />

en <strong>la</strong> casa como el corazón en el pecho”.<br />

Don Tomás. – Vamos <strong>de</strong>spacio. Respecto a <strong>la</strong> belleza: buenas noches. La <strong>de</strong>mocracia <strong>la</strong> ha<br />

matado. Brilló en Grecia, merced a <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud. Un producto tan exquisito exige <strong>la</strong> división <strong>de</strong><br />

castas, una zona fija, invio<strong>la</strong>ble, en que los siglos acumulen el lujo y los privilegios, una<br />

aristocracia en que <strong>la</strong> sangre se cargue <strong>de</strong> bouquet. La promiscuidad nos ha vuelto horribles.<br />

92

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!