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Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

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EL CORSÉ<br />

“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

El corsé les duele a nuestras compañeras. Mujeres <strong>de</strong> otras razas se someten también a ritos<br />

<strong>de</strong> elegancia dolorosa: se atraviesan el cartí<strong>la</strong>go <strong>de</strong> <strong>la</strong> nariz para cargarlo <strong>de</strong> c<strong>la</strong>vijas <strong>de</strong> hueso o<br />

<strong>de</strong> metal, se abrasan <strong>la</strong> piel con tatuajes, se di<strong>la</strong>ceran los <strong>la</strong>bios para incrustar en ellos pepitas y<br />

discos, se rompen los dientes, se <strong>de</strong>forman los pies. El corsé es más peligroso. Ataca vísceras<br />

esenciales, trastorna <strong>la</strong> digestión, <strong>la</strong> circu<strong>la</strong>ción, <strong>la</strong> generación. Pero no insistiré en evi<strong>de</strong>ncias<br />

hasta <strong>la</strong> saciedad repetidas por los médicos y por todos los que hacen <strong>la</strong> guerra<br />

-infructuosamente- al singu<strong>la</strong>r aparato. Recordaré tan sólo que el corsé mo<strong>de</strong>rno, empeñado en<br />

escamotear el abdomen, transformándolo en asenta<strong>de</strong>ras, amenaza <strong>la</strong> especie. Se cree que <strong>la</strong>s<br />

señoras son <strong>la</strong>s únicas encorsetadas. Es un error. Tanto los varones como <strong>la</strong>s hembras llevaron<br />

corsé en el vientre <strong>de</strong> sus madres. Y, sin embargo, los niños crecen y corren todavía. ¡Qué<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> aguante el <strong>de</strong> nuestro organismo!<br />

¿A qué se <strong>de</strong>be el valor tenaz con que <strong>la</strong>s damas afrontan semejante tortura? Nadie sostendrá<br />

en serio que el buen gusto y <strong>la</strong> estética exigen precisamente el uso <strong>de</strong>l corsé. Eva no lo<br />

necesitó para ser agradable, ni aquel<strong>la</strong>s cortesanas amigas <strong>de</strong> atenienses poetas y escultores.<br />

Sin duda, <strong>la</strong>s mujeres hoy, menos que nunca, entien<strong>de</strong>n <strong>de</strong> arte. Su misión consiste en evocar<br />

<strong>la</strong> belleza sin compren<strong>de</strong>r<strong>la</strong>, y si no se lo hubieran dicho los hombres, jamás habrían sabido que<br />

son hermosas. Pero si los hombres <strong>la</strong>s quieren bel<strong>la</strong>s, ¿cómo les permiten el corsé? Y si <strong>la</strong>s<br />

mujeres <strong>de</strong>sean gustar a los hombres, ¿por qué no les consultan y les obe<strong>de</strong>cen? Sobre todo<br />

cuando no se trata ya <strong>de</strong> salud ni <strong>de</strong> engendrar hijos robustos, sino <strong>de</strong> algo más importante: <strong>la</strong><br />

coquetería.<br />

Observemos que el asunto principal es el amor, y que el amor suele volver su espalda a <strong>la</strong><br />

belleza. Amamos sin preocuparnos mucho <strong>de</strong> <strong>la</strong>s modas femeninas; somos amados o<br />

engañados sin que <strong>la</strong>s nuestras influyan en ello. El corsé afea y <strong>de</strong>sfigura a <strong>la</strong>s bienamadas;<br />

malo es cuando se lo ponen, y peor -¡ay!- cuando se lo quitan. No obstante, si se suprimiera <strong>de</strong><br />

nuestras costumbres, no por eso se aumentarían los tesoros <strong>de</strong> <strong>la</strong> fecunda voluptuosidad.<br />

Cierto que <strong>de</strong>struye lo flexible y cálido <strong>de</strong>l talle, y obstáculo es para <strong>la</strong> misma posesión, pero <strong>la</strong><br />

impaciente fantasía <strong>de</strong>l amante encuentra en lo difícil, en lo absurdo y lo inútil motivos para<br />

amar. Enterrada viva, no entre varil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> acero, sino en un espeso sepulcro, <strong>la</strong> mujer sentirá<br />

llegar hasta el<strong>la</strong> el amor, tanto más intimado cuanto más heroico, y el día en que no podamos<br />

enamorarnos <strong>de</strong> el<strong>la</strong> por hermosa, <strong>la</strong> amaremos por fea. No preten<strong>de</strong>ré explicar el divorcio entre<br />

el instinto artístico y el sexual, que según <strong>la</strong> biología coincidieron en los remotos orígenes;<br />

admitámoslo con <strong>la</strong> sabia benevolencia con que se admiten los hechos. Estemos seguros <strong>de</strong><br />

que los griegos no se parecían a sus estatuas. El Júpiter <strong>de</strong> Fidias y <strong>la</strong> Victoria <strong>de</strong> Samotracia<br />

no nacieron <strong>de</strong> <strong>la</strong> carne. Lo que el hombre y <strong>la</strong> mujer aman uno en otro es el sexo; mientras el<br />

sexo conserve su vitalidad, <strong>la</strong> envoltura es indiferente. El amor no se <strong>de</strong>bilitará mientras no se<br />

virilicen <strong>la</strong>s mujeres ni se afeminen los hombres. El feminismo es bastante más temible para él<br />

que los atentados a <strong>la</strong> belleza.<br />

Entonces, ¿nos resignaremos al corsé? Es lo mejor. Aguar<strong>de</strong>mos a que se vaya cuando se le<br />

antoje. Los cómicos y <strong>la</strong>s cocottes <strong>de</strong> edad preparan <strong>la</strong> moda. Las viejas comprimen sus grasas<br />

flotantes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esa máquina y no renunciarán a el<strong>la</strong>. Tal vez, cuando <strong>la</strong>s jóvenes<br />

reivindiquen su intervención en los problemas <strong>de</strong> <strong>la</strong> toilette, el corsé emprenda <strong>la</strong> retirada, pero<br />

no es probable. Consagrado por el tiempo, el sufrimiento que causa contribuye a que se le<br />

respete. Es un <strong>de</strong>ber. El mol<strong>de</strong> común que oprime los intestinos y ap<strong>la</strong>sta <strong>la</strong>s costil<strong>la</strong>s<br />

correspon<strong>de</strong> ya a un mol<strong>de</strong> mental, aceptado en calidad <strong>de</strong> dogma. Invencible puesto que<br />

carece <strong>de</strong> sentido, es un cilicio chic, un escapu<strong>la</strong>rio <strong>la</strong>ico, más amplio que los otros. ¿Está<br />

vagamente asociado a i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> corrección y <strong>de</strong> <strong>de</strong>cencia? ¿Ir sin corsé es ir medio <strong>de</strong>snuda?<br />

¿Bai<strong>la</strong>r sin corsé? El corsé es un pedazo <strong>de</strong> catecismo amarrado al esqueleto. Subsiste como<br />

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