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Obras completas II.pdf - la tertulia de la granja

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“<strong>Obras</strong> <strong>completas</strong> <strong>II</strong>” <strong>de</strong> Rafael Barrett<br />

ejércitos acrecienta el riesgo. No se acumu<strong>la</strong>n en vano enormes energías; locura es preten<strong>de</strong>r<br />

que se mantenga in<strong>de</strong>finidamente inmóvil un órgano que se robustece sin cesar. Vencido <strong>de</strong> su<br />

propio peso, el alud se <strong>de</strong>splomará por fin, tanto más <strong>de</strong>structor cuanto más tardío. Pasaremos<br />

<strong>de</strong>l simu<strong>la</strong>cro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s maniobras, a <strong>la</strong> realidad, y esa comedia <strong>de</strong> gran aparato que es <strong>la</strong> luz<br />

armada, concluirá en tragedia, porque nuestras armas no son <strong>de</strong> cartón y, tar<strong>de</strong> o temprano, <strong>la</strong><br />

verdad se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l hombre.<br />

¿Será mentira nuestro mejoramiento moral? ¿Quién negará que <strong>la</strong> guerra agresiva es un<br />

crimen? Que los directores <strong>de</strong> pueblos no retrocedan ante el crimen, está muy puesto en <strong>la</strong><br />

reg<strong>la</strong>; pero ¿cómo es que encuentran tantos auxiliares <strong>de</strong>sinteresados? A<strong>de</strong>más, se dice que <strong>la</strong><br />

guerra ha perdido su esplendor caballeresco. No concebimos hoy a Bayardo. Ya protestaba don<br />

Quijote contra <strong>la</strong> en<strong>de</strong>moniada artillería, “con <strong>la</strong> cual se dio causa a que un infame y cobar<strong>de</strong><br />

brazo quite <strong>la</strong> vida a un valeroso caballero”, y aña<strong>de</strong>: “estoy por <strong>de</strong>cir que en el alma me pesaba<br />

<strong>de</strong> haber tomado este ejercicio <strong>de</strong> caballero andante en edad tan <strong>de</strong>testable como es ésta en<br />

que vivimos…” O<strong>la</strong>vo Bi<strong>la</strong>c, en uno <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>liciosos artículos, exc<strong>la</strong>ma: “<strong>la</strong> espada antigua y<br />

noble, que fulguraba en <strong>la</strong>s manos <strong>de</strong> Alejandro, es hoy una reliquia <strong>de</strong> museo… El arma<br />

mo<strong>de</strong>rna es un revólver cobar<strong>de</strong>, que fulmina <strong>de</strong> lejos, como un rayo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Fuerza irresponsable<br />

y anónima”, y <strong>de</strong>duce: “¡Tanto mejor! ¡La guerra morirá, porque <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser bel<strong>la</strong> y gloriosa!”.<br />

Creo que <strong>la</strong> espada recién inventada no fue bel<strong>la</strong>. Habrá parecido un pincho raro. Es el tiempo<br />

el que, al consumir<strong>la</strong>s, embellece <strong>la</strong>s cosas, y por eso, cuando comienzan a ser bel<strong>la</strong>s suelen<br />

comenzar a ser inútiles. La guerra ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser bel<strong>la</strong>, lo que <strong>de</strong>muestra que prosigue<br />

viviendo. Acaso nuestras herramientas actuales sean <strong>la</strong> poesía <strong>de</strong> mañana, si no <strong>la</strong>s<br />

reemp<strong>la</strong>zamos <strong>de</strong>masiado pronto. La guerra vive, <strong>la</strong> guerra es fuerte porque ha sacrificado <strong>la</strong><br />

vieja poesía, porque se ha incorporado a un siglo, porque ha progresado tal vez más <strong>de</strong> prisa<br />

que el resto <strong>de</strong> <strong>la</strong> civilización. La guerra triunfa todavía <strong>de</strong> <strong>la</strong> evolución moral porque se ha<br />

hecho científica, porque se ha convertido en un vasto trabajo inteligente. Ha organizado un<br />

tejido <strong>de</strong> oficios y <strong>de</strong> carreras. Ocupa casi todo un hueco <strong>de</strong> incontables cerebros, don<strong>de</strong> no hay<br />

ya lugar para i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> altruismo abstracto, ni para ferocida<strong>de</strong>s gratuitas. El artillero empleado<br />

en apuntar su cañón contra el obstáculo casi invisible no tiene nada <strong>de</strong> feroz. Es congénere <strong>de</strong>l<br />

astrónomo que apunta su telescopio. No es un bestia sediento <strong>de</strong> sangre, ni un patriota<br />

abnegado, ni un apóstol <strong>de</strong> ningún credo. Es sencil<strong>la</strong>mente un técnico. El tecnicismo es el alma<br />

<strong>de</strong> nuestra época. ¡Qué quieren! De tanto hacer máquinas, nos vamos haciendo máquinas,<br />

máquinas <strong>de</strong> pensar, máquinas <strong>de</strong> curar, máquinas <strong>de</strong> matar… Es lo mismo…<br />

No es completamente lo mismo. Hace pocas noches, cruzaron cerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> estancia don<strong>de</strong><br />

resido, <strong>la</strong>s fuerzas revolucionarias paraguayas, que habían levantado el sitio <strong>de</strong> Laureles. Un<br />

grupo <strong>de</strong> jinetes se <strong>de</strong>tuvo frente a mi puerta. Era el caudillo José Gil con su estado mayor. Al<br />

ver salir <strong>de</strong> <strong>la</strong> sombra, anunciados por los <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong> los sables, aquellos rostros resueltos y<br />

fatigados, que una ba<strong>la</strong> <strong>de</strong>strozaría quizá un momento <strong>de</strong>spués, comprendí el prestigio <strong>de</strong>l<br />

peligro; que es <strong>la</strong> sal <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida. Se trataba, es cierto, <strong>de</strong> una guerra muy chica, pero como ya<br />

ha replicado alguien, en <strong>la</strong>s guerras chicas se hace lo que en <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>s: se muere. No hay<br />

vida intensa si no es junto a <strong>la</strong> muerte. Sentimos que únicamente a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte somos<br />

eficaces. Aun a medias transformados en máquinas, anhe<strong>la</strong>mos ser máquinas heroicas. Y eso<br />

es el crimen <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra contemporánea: un tecnicismo heroico. No se suprime sino lo que se<br />

sustituye, y como <strong>la</strong> humanidad no pue<strong>de</strong> renunciar al heroísmo sin traicionar su <strong>de</strong>stino<br />

sublime, necesario es buscar otros tecnicismos heroicos que absorban el <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra. La<br />

esperanza, en estos instantes, luce <strong>de</strong>l <strong>la</strong>do <strong>de</strong> los admirables sports <strong>de</strong> los Shackleton y <strong>de</strong> los<br />

Blériot. Luce también <strong>de</strong>l <strong>la</strong>do <strong>de</strong>l antimilitarismo activo, porque, sin duda, el soldado que se<br />

niega a <strong>la</strong> agresión internacional es más audaz que el esc<strong>la</strong>vo <strong>de</strong> <strong>la</strong> disciplina. Y a<strong>de</strong>más es<br />

menos máquina…<br />

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