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IV Congreso Nacional de Enfermería de Trasplantes - Union-Web

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La atención que hoy llamamos facultativa, se le encomendaba a 4 médicos que <strong>de</strong>berían <strong>de</strong> ser sabios, capaces<br />

<strong>de</strong> diagnosticar, y se les ponían varios niveles <strong>de</strong> orina. Uste<strong>de</strong>s saben que en la Edad Media, la orina era<br />

un elemento <strong>de</strong> diagnóstico <strong>de</strong> primera magnitud. Junto a ellos había 9 enfermeros por sala, encargados <strong>de</strong> la<br />

atención inmediata a los ingresados. Tenían que hacer todo aquello que fuera necesario para los enfermos y es<br />

cierto que por cuestiones <strong>de</strong> personal, estos enfermeros eran asalariados <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n. Pero los caballeros, a<strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong> sus activida<strong>de</strong>s militares, tenían la obligación <strong>de</strong> implicarse <strong>de</strong> manera directa en el cuidado <strong>de</strong> los enfermos,<br />

por eso cada uno <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>bía dar servicio en el hospital un día a la semana, en don<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollaban todos<br />

y cada uno <strong>de</strong> los cometidos, incluso la atención directa <strong>de</strong> los enfermos. Miembros reconocidos <strong>de</strong> la nobleza<br />

europea, curtidos en muchas batallas, guerreros todos ellos, se <strong>de</strong>spojaban <strong>de</strong> sus vestimentas y cubiertos con un<br />

humil<strong>de</strong> hábito se entregaban al servicio <strong>de</strong> sus señores. Ya el fundador había <strong>de</strong>jado esta obligación, que afectaba<br />

a todos los miembros <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n y <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>bía ser acometida. Su mejor expresión era el hábito. El <strong>de</strong>cía<br />

siempre que no era correcto que los enfermos estuviesen <strong>de</strong>snudos y los siervos, los caballeros, presumieran <strong>de</strong><br />

ricas galas. No es posible que el siervo fuera orgulloso siendo humil<strong>de</strong> el señor, el enfermo. Este era el concepto<br />

<strong>de</strong>l profundo cambio <strong>de</strong> cometidos predicado y vivido por Gerardo al que anteriormente he hecho referencia,<br />

y que tenía su prolongación en el objetivo <strong>de</strong> reinserción que tenía para todos los acogidos.<br />

En los hospitales acudían enfermos, heridos, también pobres, <strong>de</strong>sfavorecidos, y a todos se les proporcionaba<br />

sustento. En el comedor comían cada día las personas que tenían posibilidad <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r al espacio, y al resto, se<br />

les daba en la puerta pan, vino y cocido. Otro servicio que pusieron en marcha con gran ilusión, fue el reparto<br />

<strong>de</strong> camisones, calzones y zapatos, para lo cual existía en la Or<strong>de</strong>n, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fecha muy temprana, un grupo <strong>de</strong> personas<br />

que se ocupaban <strong>de</strong> recoger la ropa que entregaban los benefactores, y prepararla cuidadosamente (lavado,<br />

planchado, cosido) para el reparto. Eran los mismos que recogían la ropa <strong>de</strong> los enfermos y que tras su limpieza<br />

y preparación se la volvían a entregar en el momento <strong>de</strong>l alta completándola con lo que fuera necesario.<br />

El mantenimiento <strong>de</strong> este nivel requería recursos importantes y los estatutos <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n establecieron a quien<br />

correspondía facilitarlos. Los Gran<strong>de</strong>s Prioratos, las Encomiendas, tenían la misión <strong>de</strong> facilitarlos. Francia, por<br />

ejemplo, renovaba los cubrecamas, otros las colchas, otros las mantas. Pisa y la Bailia <strong>de</strong> Antioquia enviaban<br />

telas <strong>de</strong> algodón con todo lo necesario, etc. Los gastos <strong>de</strong> la botica, importantes boticas <strong>de</strong> la época con los mejores<br />

recursos, centro neurálgico <strong>de</strong>l hospital, eran sufragados por el Priorato <strong>de</strong> Montpellier y la Bailia <strong>de</strong> Tataria<br />

aportaba el azúcar para el tratamiento <strong>de</strong> los enfermos. Como ven uste<strong>de</strong>s había muchos objetivos.<br />

Naturalmente, seguir la evolución <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta fecha <strong>de</strong>l siglo XII hasta el final, es prácticamente imposible.<br />

Pero si que me quiero referir a los estatutos últimos que tenía el hospital <strong>de</strong> Malta, redactados en 1796, poco antes<br />

<strong>de</strong> su caída por Napoleón.<br />

Había una organización ya muy diferente, un Comendador <strong>de</strong>l Hospital que actuaba como cabeza y gobernador<br />

<strong>de</strong>l mismo. Se disponía <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> sacerdotes, con obligación <strong>de</strong> conocer varios idiomas para po<strong>de</strong>r confesar<br />

a la gente <strong>de</strong> cualquier lugar. Tres médicos principales y tres secundarios, todos ellos graduados en universida<strong>de</strong>s<br />

extranjeras, o en escuelas <strong>de</strong> la propia Or<strong>de</strong>n. Porque la Or<strong>de</strong>n, en 1676, por iniciativa <strong>de</strong> otro Gran<br />

Maestre español, Don Nicolás <strong>de</strong> Cotoner, funda una escuela <strong>de</strong> medicina y cirugía. Uno <strong>de</strong> los primeros ejemplares<br />

<strong>de</strong> fusión <strong>de</strong> los dos saberes. En España no se consiguió hasta un siglo <strong>de</strong>spués en el Real Colegio <strong>de</strong> la<br />

Armada <strong>de</strong> Cádiz, que a través <strong>de</strong> Barcelona y luego <strong>de</strong> Madrid, fue el germen <strong>de</strong> nuestras actuales faculta<strong>de</strong>s.<br />

Había por supuesto los barberos que eran un nivel asistencial sanitario intermedio. Un escribano, que tenía la<br />

finalidad <strong>de</strong> acompañar a los médicos, cirujanos y enfermeros en la visita diaria, anotando escrupulosamente las<br />

prescripciones en un libro <strong>de</strong> registro que funcionó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XII y por supuesto, otro libro <strong>de</strong> ingresos y <strong>de</strong><br />

altas. Lo que si había era otro cargo, un Molier encargado <strong>de</strong> la custodia <strong>de</strong>l ajuar <strong>de</strong> los enfermos. Es lógico que<br />

una obra tan tremendamente valiosa requiriera <strong>de</strong> un hombre que se ocupara exclusivamente <strong>de</strong> ello.<br />

Naturalmente no pudo impedir como les <strong>de</strong>cía, el expolio por Bonaparte en su camino hacia Egipto.<br />

Llama la atención en Malta, aquella gran sala <strong>de</strong> la que les hablaba antes, con suelos totalmente <strong>de</strong> mármol<br />

para permitir la perfecta limpieza. Las camas <strong>de</strong> los enfermos, en este caso perfectamente alineadas, separadas<br />

por cortinas, y e verano, asómbrense uste<strong>de</strong>s (estamos hablando <strong>de</strong>l siglo XVIII), cubiertas por mosquiteras.<br />

Naturalmente, como no se conocía el papel <strong>de</strong> los mosquitos como vector <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas enfermeda<strong>de</strong>s infecciosas,<br />

el objetivo era solamente proporcionar mayor confort <strong>de</strong> los enfermos para que no fueran molestados por<br />

los mosquitos.<br />

De cada sala se encargaban unos guardianes que calentaban en invierno los espacios, que en invierno y en<br />

verano los perfumaban con rosa marina, todos los días por la mañana y por la tar<strong>de</strong>. Allí los enfermos, permanentemente<br />

atendidos por personal profesional <strong>de</strong> guardia y por los propios caballeros, continuaban siendo la<br />

razón fundamental <strong>de</strong> una Or<strong>de</strong>n que se disponía a iniciar <strong>de</strong> nuevo a la dura prueba <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stierro y la dispersión<br />

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ANALES DE LA ENFERMERÍA. PRIMER HOSPITAL: SAN JUAN DE JERUSALÉN — Manuel García Arribas

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