24.01.2019 Views

ANGEL PITOU

Angel Pitou tercer libro sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas

Angel Pitou tercer libro sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿Por qué os habéis vestido ya del todo? No me parece bien.<br />

—¡Cómo que no os parece bien! Y ¿por qué?<br />

—¿No os había enviado a decir que no os vistieseis antes de pasar por aquí? Veo<br />

que ya lleváis puesta la casaca y ceñida la espada, y esperaba que hubieseis<br />

venido con bata.<br />

Luis XVI miró a la reina muy sorprendido.<br />

Este capricho despertaba en él una infinidad de ideas extrañas, cuya novedad<br />

misma hacía más probable lo inverosímil.<br />

Su primer pensamiento fue la desconfianza y la inquietud.<br />

—¿Qué tenéis? —preguntó la reina—. ¿Pretendéis retardar o impedir lo que<br />

convinimos ayer juntos?<br />

—De ningún modo, señor.<br />

—Os ruego que no tomemos más a broma un asunto de esta gravedad. Debo y<br />

quiero ir a París: ya no puedo dispensarme de ello. Tengo mi servicio organizado,<br />

y las personas que han de acompañarme están designadas ya.<br />

—Señor, yo no pretendo nada; pero...<br />

—Pensad —dijo el rey, animándose por grados, como para armarse de valor—,<br />

pensad que la noticia de mi viaje a París ha debido llegar ya a la capital; que el<br />

pueblo está preparado y me espera, y que los sentimientos muy favorables que la<br />

noticia de este viaje ha producido en los ánimos puede convertirse en una<br />

hostilidad desastrosa. En fin...<br />

—Pero, señor, yo no os disputo lo que me hacéis el honor de manifestarme; me<br />

he resignado ayer, y resignada estoy ahora.<br />

—Pues entonces, señora, ¿a qué vienen estos preámbulos?<br />

—No hago ninguno.<br />

—Dispensad. ¿Por qué esas preguntas sobre mi traje y mi proyecto?<br />

—Sobre el traje sí —repuso la reina, intentando de nuevo otra sonrisa, que por lo<br />

forzada se hacía cada vez más triste.<br />

—¿Qué vais a decir sobre mi traje?<br />

—Quisiera, señor, que os despojarais de la casaca.<br />

—¿Acaso no me sienta bien? Es de seda de color violeta. Los parisienses se han<br />

acostumbrado a verme así, y les agrada este color, sobre el cual sienta bien un<br />

cordón azul. ¿No lo habéis dicho vos misma muy a menudo?<br />

—No tengo que oponer ninguna objeción respecto al color de vuestro traje.<br />

—Pues ¿entonces?<br />

—Quiero hablar del forro.<br />

—Verdaderamente me dais que pensar con esa eterna sonrisa... El forro... ¡Vaya<br />

una chanza!...<br />

—¡No me chanceo!<br />

—¡Vamos! Ahora examináis mi casaca. ¿Os desagrada tal vez? Casaca blanca y<br />

plata, con las guarniciones que vos misma habéis bordado: es una de mis<br />

favoritas.<br />

—No he dicho tampoco nada de la casaca.<br />

—¡Qué singular sois! ¿Es acaso la chorrera, o la camisa de batista bordada. lo<br />

que os ofusca? ¡Oh! ¿No debo vestirme así para ir a ver mi buena ciudad de<br />

París?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!