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ANGEL PITOU

Angel Pitou tercer libro sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas

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Y, apenas lo supo él, buscó la causa mirando a su alrededor, y entonces halló<br />

naturalmente la causa de los celos de la reina.<br />

Era Andrea, la pobre mujer, abandonada antes de ser esposa.<br />

Y Charny se compadeció de Andrea. La escena ocurrida después de su regreso de<br />

París le había descubierto aquel profundo secreto de celos, oculto a todos los<br />

ojos.<br />

También la reina vio que todo estaba descubierto; y como no quería ceder ante<br />

Charny, empleó otro medio que en su opinión debía conducirla al mismo objeto.<br />

Comenzó a mostrarse muy atenta y solícita con Andrea. Admitióla a todos sus<br />

paseos, a todas sus veladas; la colmó de caricias, e hízola objeto de envidias de<br />

todas las demás damas.<br />

Y Andrea se dejó llevar, con asombro, pero sin agradecimiento, pues habíase<br />

dicho, desde hacía años, que pertenecía a la reina, que ésta podía hacer de ella<br />

cuanto quisiese, y, por lo mismo, dejábase conducir.<br />

En cambio, como era necesario que la irritación de la mujer recayese sobre<br />

alguno, la reina comenzó a maltratar duramente a Charny; ya no le hablaba, y<br />

dejaba pasar días y semanas afectando que ni siquiera notaba su presencia.<br />

Pero, apenas estaba ausente, el corazón de la pobre mujer se entristecía, y sus<br />

ojos vagaban inquietos buscando aquel de quien se apartaban apenas podían<br />

verle.<br />

Si necesitaba un brazo, si quería dar alguna orden, si debía prodigar alguna<br />

sonrisa, era para el primero que se presentara.<br />

Jamás faltaba alguno, que a veces era persona distinguida de mérito.<br />

La reina creía curarse de su herida hiriendo a Charny. Este último sufría y se<br />

callaba: era hombre que se dominaba mucho; y durante sus espantosos martirios<br />

no se le escapaba ni un solo movimiento de cólera o de impaciencia.<br />

Entonces se vio un curioso espectáculo, uno de aquellos que solamente a las<br />

mujeres es dado presentar y comprender.<br />

Andrea comprendió todo lo que su esposo sufría; y como le amaba con ese cariño<br />

angelical que jamás había concebido una esperanza, se compadeció de él y<br />

demostrólo así.<br />

De esta compasión resultó una dulce armonía; y Andrea quiso consolar a Charny<br />

sin dejarle ver que comprendía que necesitase consuelos.<br />

Y todo esto se hacía con esa delicadeza que podría llamarse femenina, pues<br />

solamente las mujeres son capaces de ella.<br />

María Antonieta, que trataba de dividir para reinar, echó de ver que había tomado<br />

mal camino, y que, involuntariamente, acercaba dos almas que hubiera querido<br />

separar por medios muy distintos.<br />

Entonces, en el silencio y la soledad de las noches, la pobre mujer sufrió<br />

espantosos tormentos que debían dar a Dios la más alta idea de su poder, puesto<br />

que ha creado seres bastante fuertes para soportar semejantes pruebas.<br />

Por eso la reina hubiera sucumbido seguramente a tantos males, a no ser por la<br />

preocupación de su política. No se queja de la dureza de su lecho quien tiene los<br />

miembros quebrantados por la fatiga.

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