24.01.2019 Views

ANGEL PITOU

Angel Pitou tercer libro sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas

Angel Pitou tercer libro sobre la revolución francesa de Alejandro Dumas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿Y ese libro? —preguntó Billot palpitante de emoción.<br />

—Ese libro, mi padre puso en él una moneda de oro, lo ató con un cordón y lo<br />

arrojó por la ventana.<br />

—¿Y...?<br />

—Y el cura de la ciudad lo encontró; eligió entre sus feligreses un vigoroso joven<br />

y le dijo: «Deja doce francos a tu familia, que no tiene pan, y con los restantes ve<br />

a llevar este libro a París, a un pobre niño a cuyo padre han detenido porque ama<br />

demasiado al pueblo.»<br />

—El joven llegó ayer a mediodía, y me ha entregado el libro de mi padre. He<br />

aquí por qué medio he llegado a saber que le han detenido.<br />

—¡Vamos, vamos! —dijo Billot—. Esto me reconcilia un poco con los curas;<br />

mas, por desgracia, no todos son como él. Y ¿dónde está ese valeroso joven?<br />

—Marchó anoche, y espera llevar cinco libras a su familia, de las doce que le<br />

dieron para el viaje.<br />

—¡Bravo, bravo! —exclamó Billot, llorando de alegría—. ¡Oh pueblo! En ti hay<br />

mucho de bueno; créelo, Gilberto.<br />

—Ahora, ya lo sabéis todo —dijo el niño.<br />

—Sí.<br />

—Me habéis prometido devolverme a mi padre si yo hablaba; acabo de hacerlo;<br />

pensad en vuestra promesa.<br />

—Ya te he dicho que le salvaré o que me matarán; y ahora enséñame el libro —<br />

dijo Billot.<br />

—Hele aquí —contestó Gilberto, sacando de su faltriquera un volumen del<br />

Contrato social.<br />

—Y ¿dónde está el escrito de tu padre?<br />

—Mirad —dijo el niño, mostrándoselo.<br />

El labrador besó las letras.<br />

—Ahora —dijo—, está tranquilo: voy a buscar a tu padre a la Bastilla.<br />

—¡Desgraciado! —exclamó el director, cogiendo las manos de Billot—. ¿Cómo<br />

llegaréis hasta un prisionero de Estado?<br />

—¡Tomando la Bastilla, truenos de Dios!<br />

Algunos guardias franceses comenzaron a reírse, y al cabo de un instante todos<br />

los imitaron.<br />

—Pero ¿qué es la Bastilla, si queréis decírmelo? —gritó Billot, paseando en<br />

torno suyo una mirada de cólera.<br />

—Piedras —dijo un soldado.<br />

—Hierro —añadió otro.<br />

—Fuego —exclamó un tercero—. Y mucho cuidado, buen hombre, porque allí se<br />

quema uno.<br />

—¡Sí, sí, se quema! —repitió la multitud con terror.<br />

—¡Ah, parisienses! —gritó el labrador—. ¡Ah! Tenéis azadones y teméis las<br />

piedras; tenéis plomo y os amedrenta el hierro; tenéis pólvora y os infunde pavor<br />

el fuego. ¡Parisienses cobardes; máquinas de la esclavitud! ¡Mil rayos! ¿Quién es<br />

el hombre de corazón que quiere venir conmigo y con Pitou, a tomar la Bastilla<br />

del rey? Yo me llamo Billot, labrador en la isla de Francia. ¡Adelante!<br />

Billot acababa de elevarse a lo más sublime de la audacia.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!