- Page 2 and 3:
ÁNGEL PITOU Alejandro Dumas I DOND
- Page 4 and 5:
merced a su posición en el lindero
- Page 6 and 7:
sirven para derribar a sus jinetes,
- Page 8 and 9:
—Espera: no me las des tan pronto
- Page 10 and 11:
II EN EL QUE SE PRUEBA QUE UNA TÍA
- Page 12 and 13:
Cotterets. Aquí, seducido, sin dud
- Page 14 and 15:
plata, el cual, agregado a otros tr
- Page 16 and 17:
—¡Oh Dios mío! Es que nadie en
- Page 18 and 19:
III ÁNGEL PITOU EN CASA DE SU TÍA
- Page 20 and 21:
—¿Y las cañas? —También las
- Page 22 and 23:
—¡Bejuco! —Sin duda. Ya compre
- Page 24 and 25:
Además, acababa de nevar, y Pitou
- Page 26 and 27:
Mientras duró aquella clase, más
- Page 28 and 29:
tentativas que el camaleón no exis
- Page 30 and 31:
IV DE LA INFLUENCIA QUE PUEDE TENER
- Page 32 and 33:
—Apostemos —dijo—, que has he
- Page 34 and 35:
Pitou se sonrojó, según su costum
- Page 36 and 37:
—¡Trabajar! ¿Y en qué? El señ
- Page 38 and 39:
siempre retozando o agitándose. Ve
- Page 40 and 41:
Inculcadles los principios de abneg
- Page 42 and 43:
VI BUCÓLICAS La señora Billot era
- Page 44 and 45:
Siguióse una pausa, lo cual no ten
- Page 46 and 47: la religión se había hecho para e
- Page 48 and 49: —Esto prueba que debo crecer. —
- Page 50 and 51: VII EN EL QUE SE DEMUESTRA QUE SI L
- Page 52 and 53: azo. El próximo domingo iba a ser
- Page 54 and 55: había dado la victoria sobre el hi
- Page 56 and 57: —¡Oh! Sencillamente, señor Pito
- Page 58 and 59: Pitou iba a contestar que el libro
- Page 60 and 61: VIII POR QUÉ EL HOMBRE NEGRO HABÍ
- Page 62 and 63: —Sí. —¿Su Majestad? —replic
- Page 64 and 65: De repente, en el fondo de un armar
- Page 66 and 67: hombres acudieron, y Catalina, una
- Page 68 and 69: IX CAMINO DE PARÍS Volvamos a Pito
- Page 70 and 71: Por lo demás, suspirar no es cosa
- Page 72 and 73: Sin embargo, trató de continuar su
- Page 74 and 75: En diez minutos, los dos compadres
- Page 76 and 77: Esta vez debía tratar con sus, com
- Page 78 and 79: El ancho lomo de Margot sostenía c
- Page 80 and 81: Billot. El golpe que recibió fue d
- Page 82 and 83: XI LA NOCHE DEL 12 AL 13 DE JULIO L
- Page 84 and 85: grupas y dirigiéronse a la plaza d
- Page 86 and 87: —Menos. —Pues, entonces, retroc
- Page 88 and 89: Pero teniendo ahora aquéllos consi
- Page 90 and 91: lo manda. Y si el soberano da semej
- Page 92 and 93: calle Saint-Jackes, veían, como en
- Page 94 and 95: —Sí, sí! —gritaron por todas
- Page 98 and 99: XIII ¡EL REY ES TAN BUENO, Y LA RE
- Page 100 and 101: Así lo hacen, y hablan al rey en f
- Page 102 and 103: La impunidad enardece a la multitud
- Page 104 and 105: Dice que la sala está cerrada para
- Page 106 and 107: Había estado cuarenta y cinco año
- Page 108 and 109: mercaderes, a quien mostró, para c
- Page 110 and 111: —Vais a verlo. Billot condujo al
- Page 112 and 113: Flesselles miró a Marat como hombr
- Page 114 and 115: XV EL SEÑOR DE LAUNAY, GOBERNADOR
- Page 116 and 117: —¡A los Inválidos, a los Invál
- Page 118 and 119: —¡Ah, ah! —exclamó el hombre
- Page 120 and 121: XVI LA BASTILLA Y SU GOBERNADOR No
- Page 122 and 123: Era éste un hombre de cuarenta y c
- Page 124 and 125: —Digo que vengo a intimaros en no
- Page 126 and 127: —No lo haré, mientras el pueblo
- Page 128 and 129: XVII LA BASTILLA La multitud espera
- Page 130 and 131: primer puente levadizo, y, en medio
- Page 132 and 133: Luego, sin interrogar siquiera a lo
- Page 134 and 135: Se había situado en un rincón, en
- Page 136 and 137: Por eso cuando se convenció de la
- Page 138 and 139: De pronto, en el momento en que Bil
- Page 140 and 141: La multitud rompió a pedradas los
- Page 142 and 143: Aquel hombre estaba evidentemente p
- Page 144 and 145: —Que me han robado la cajita. —
- Page 146 and 147:
—Y ¿adonde iréis a verle? —pr
- Page 148 and 149:
En derredor de este grupo resonaban
- Page 150 and 151:
Apenas vieron aparecer el grupo se
- Page 152 and 153:
XX SEBASTIAN GILBERTO En la esquina
- Page 154 and 155:
—Sería una lástima, porque de e
- Page 156 and 157:
—¿Es que vamos a separarnos otra
- Page 158 and 159:
—¿Aquí? Pero este jardín ¿no
- Page 160 and 161:
XXI MADAME DE STAÉL Cuando Gilbert
- Page 162 and 163:
Pareció sorprenderse al ver un hom
- Page 164 and 165:
—Permitid que os diga que es impo
- Page 166 and 167:
—Pero hay una en que le vaticinab
- Page 168 and 169:
Gilberto reflexionó un momento. Es
- Page 170 and 171:
—¡Como un escudo! —replicó Ne
- Page 172 and 173:
vuestro lado, es el que os hago en
- Page 174 and 175:
veinte cañones reducirían en brev
- Page 176 and 177:
La comisión rogó, insistió, conj
- Page 178 and 179:
—Pronto a ponerse, según creo, a
- Page 180 and 181:
por aliviar o por salvar al enfermo
- Page 182 and 183:
—Estoy haciendo memoria —respon
- Page 184 and 185:
—A no ser por haber mojado su plu
- Page 186 and 187:
—¡Señor, señor! —repuso Andr
- Page 188 and 189:
XXIV FILOSOFÍA REAL Esa extraña p
- Page 190 and 191:
teorías egipcias, y había penetra
- Page 192 and 193:
—Capitán —dijo—, la señora
- Page 194 and 195:
Lambescq hizo una reverencia de mod
- Page 196 and 197:
—Pero antes de decidir si se ha d
- Page 198 and 199:
Si hay en el mundo una fuerza ciega
- Page 200 and 201:
XXVI COMO CENÓ EL REY EL 14 DE JUL
- Page 202 and 203:
Vuestra Majestad serían unos viles
- Page 204 and 205:
«¡Por Dios, señora, no hay que p
- Page 206 and 207:
—Pues bien: tregua por un momento
- Page 208 and 209:
—¡Qué lo comprenda! —continu
- Page 210 and 211:
XXVIII OLIVERIO DE CHARNY Esta inte
- Page 212 and 213:
ha tomado la Bastilla decís que la
- Page 214 and 215:
maldiciones del anciano, como el ca
- Page 216 and 217:
XXIX TERCETO Andrea fue recobrando
- Page 218 and 219:
—Directamente. Su Majestad puede
- Page 220 and 221:
Como decimos, la enérgica voluntad
- Page 222 and 223:
—No tengo más que uno. —¿Cuá
- Page 224 and 225:
—¡César! —murmuró la reina c
- Page 226 and 227:
sea porque hay gente ocupada todo e
- Page 228 and 229:
pueden realizar esa tarea. Los que
- Page 230 and 231:
seguridad de que, después de haber
- Page 232 and 233:
Con ese hábito de sintetizar que a
- Page 234 and 235:
¿No era aquel joven jardinero, aqu
- Page 236 and 237:
XXXII EL MÉDICO DEL REY Pocos minu
- Page 238 and 239:
—Demasiado buena es Vuestra Majes
- Page 240 and 241:
—Ya que Vuestra Majestad tiene ta
- Page 242 and 243:
—Caballero —repuso la reina—,
- Page 244 and 245:
—Sí, señora. —¡Vos! —¿Por
- Page 246 and 247:
—¡Un testigo, caballero! —repi
- Page 248 and 249:
XXXIII EL CONSEJO El rey entró viv
- Page 250 and 251:
—Todo esto es muy hermoso —cont
- Page 252 and 253:
—¡Oh caballero! —replicó la r
- Page 254 and 255:
XXXIV DECISIÓN Por primera vez, la
- Page 256 and 257:
historia; prefiero verme siempre re
- Page 258 and 259:
—Pero ¿será aquí? —replicó
- Page 260 and 261:
XXXV LA COTA DE MALLA El día sigui
- Page 262 and 263:
Una amarga sonrisa dilató los labi
- Page 264 and 265:
—¡Ah! He aquí lo que son los ho
- Page 266 and 267:
—¡Será una monarquía perdida
- Page 268 and 269:
parisienses, se han reunido en núm
- Page 270 and 271:
—Es justo en el fondo —contest
- Page 272 and 273:
los ojos se adivina un hombre honra
- Page 274 and 275:
—He ahí un elogio que me place.
- Page 276 and 277:
—Por lo demás —continuó Billo
- Page 278 and 279:
Uno de los botones del traje de Gil
- Page 280 and 281:
XXXVIII LO QUE SUCEDÍA EN VERSALLE
- Page 282 and 283:
—¡Otra buena noticia! ¡Ojalá p
- Page 284 and 285:
Andrea comenzaba a levantar la cabe
- Page 286 and 287:
XXXIX LA VUELTA Había llegado la n
- Page 288 and 289:
Y tiró a la escalera aquella escar
- Page 290 and 291:
—¿De qué se trata? —Ya sabéi
- Page 292 and 293:
—¡Bueno: veo que ya juras! —¡
- Page 294 and 295:
—Escuchad: la situación es lo ba
- Page 296 and 297:
XLI EL SUEGRO Sin embargo, según l
- Page 298 and 299:
Los otros, que le habían quitado l
- Page 300 and 301:
—Bien, bien: ya lo sabía —dijo
- Page 302 and 303:
Pero Berthier, intrépido hasta la
- Page 304 and 305:
Una explosión de gritos de impacie
- Page 306 and 307:
Después, pinchando este corazón c
- Page 308 and 309:
El labrador obedeció. —Más cerc
- Page 310 and 311:
—Sí, veremos; todos veremos, lo
- Page 312 and 313:
—¡Quedarme yo para ver cómo ase
- Page 314 and 315:
de la nación americana si, volvié
- Page 316 and 317:
—Pues bien: ahora no la amáis ta
- Page 318 and 319:
pulmones y mira al rey, que pierde
- Page 320 and 321:
XLV MEDEA En Versalles había segui
- Page 322 and 323:
—¡Oh! Esto es verdad —dijo—;
- Page 324 and 325:
XLVI LO QUE LA REINA QUERÍA Gilber
- Page 326 and 327:
Y, apenas lo supo él, buscó la ca
- Page 328 and 329:
XLVII EL REGIMIENTO DE FLANDES Desg
- Page 330 and 331:
Aquella comida, o mejor dicho aquel
- Page 332 and 333:
eran un espectáculo que habría si
- Page 334 and 335:
—¿No debían los buenos realista
- Page 336 and 337:
formado parte del acompañamiento;
- Page 338 and 339:
Ya se recordará lo que Charny hab
- Page 340 and 341:
La guardia del Ayuntamiento quería
- Page 342 and 343:
La campaña no será larga, pero s
- Page 344 and 345:
No se sabía por qué se iba a Vers
- Page 346 and 347:
está en Versalles, y es preciso ir
- Page 348 and 349:
LI VERSALLES En Versalles, como suc
- Page 350 and 351:
—¡Que tienen hambre! —exclamó
- Page 352 and 353:
LII LA JORNADA DEL 5 DE OCTUBRE Gil
- Page 354 and 355:
Por eso el asombro fue grande en Pa
- Page 356 and 357:
LIII LA TARDE DEL 5 AL 6 DE OCTUBRE
- Page 358 and 359:
—¿Qué hablabais, pues, de los p
- Page 360 and 361:
LIV LA NOCHE DEL 5 AL 6 DE OCTUBRE
- Page 362 and 363:
igualmente en la plaza de la Casa A
- Page 364 and 365:
Entonces se oyen gritos de dolor. L
- Page 366 and 367:
—Por su hermano —contestó la r
- Page 368 and 369:
—Y bien, caballero —preguntó e
- Page 370 and 371:
LVI JORGE DE CHARNY El relato de lo
- Page 372 and 373:
—¿Qué queréis decir, querido B
- Page 374 and 375:
LVII MARCHA, VIAJE Y LLEGADA DE PIT
- Page 376 and 377:
Pitou conservaba como sombrero su c
- Page 378 and 379:
Ambos entraron entonces en el puebl
- Page 380 and 381:
Una cosa endulzaba el dolor de Seba
- Page 382 and 383:
temible glotón desapareció, la t
- Page 384 and 385:
Ante aquella atención, que la tía
- Page 386 and 387:
LIX PITOU REVOLUCIONARIO Después d
- Page 388 and 389:
—¿Por qué llevas ese casco? —
- Page 390 and 391:
Catalina bajó la escalera con la f
- Page 392 and 393:
—Para acompañar a Sebastián Gil
- Page 394 and 395:
—Tanto trabajo... y... un poco de
- Page 396 and 397:
Pero esto fue una simple formalidad
- Page 398 and 399:
—Pero ¡si yo trabajaré y daré
- Page 400 and 401:
No había más que legua y media de
- Page 402 and 403:
No vio tampoco quién era aquel jin
- Page 404 and 405:
LXII PITOU ORADOR Sin embargo, al l
- Page 406 and 407:
Refirió su viaje a París, los mot
- Page 408 and 409:
—Y ¿cuántos sois? —Treinta y
- Page 410 and 411:
—Entonces, abandono la provincia
- Page 412 and 413:
LXIII PITOU CONSPIRADOR La mayor pa
- Page 414 and 415:
¿Cuál era la distancia desde Hara
- Page 416 and 417:
—Pues bien; ¿por qué Haramont n
- Page 418 and 419:
lo menos reflexiones a la señorita
- Page 420 and 421:
El digno preceptor bajaba leyendo s
- Page 422 and 423:
El abate quedó estupefacto. —Ra
- Page 424 and 425:
y no os hablo de las subdivisiones,
- Page 426 and 427:
—¡Ah! ¿conque me prometes al ci
- Page 428 and 429:
—Sí, señor abate. —¡Tú, Pit
- Page 430:
Tal fue el efecto que produjo en Pi
- Page 433 and 434:
Seguramente así, el abate hubiera
- Page 435 and 436:
de hombres que se hayan de armar, y
- Page 437 and 438:
—¡Sí, sí, aprendamos el ejerci
- Page 439 and 440:
El abate, muy inquieto, se dirigió
- Page 441 and 442:
Pitou, agobiado por su conciencia,
- Page 443 and 444:
Ahora bien: ¿qué era un comandant
- Page 445 and 446:
LXVII EL PADRE CLOUÏS Y LA PIEDRA
- Page 447 and 448:
según había observado, tratándos
- Page 449 and 450:
—¡Decididamente, este animal se
- Page 451 and 452:
LXVIII DONDE CATALINA SE OCUPA A SU
- Page 453 and 454:
Pero Pitou había ido con tanta fre
- Page 455 and 456:
Pitou, con su espada debajo del bra
- Page 457 and 458:
—¿Escondido? Nada de eso. ¿Por
- Page 459 and 460:
—¿Cuál, señorita? —¿No sois
- Page 461 and 462:
LXX DESENLACE IMPREVISTO Un festín
- Page 463 and 464:
Las diez daban en la iglesia de Vil