V 34 N 82
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CANUL-ALCOCER, R.M., MURILLO-TOVAR, L.P. Y PEREYRA-CHAN, A.
estratégicas donde la economía circular podría tener
injerencia en Latinoamérica. Esas áreas son principalmente,
la medición del flujo de materiales para generar mayor
conocimiento y entendimiento del ciclo de vida de los
productos y poder dar circularidad a los ciclos de producción.
Al igual que el contexto europeo, se identifica que es preciso
examinar los marcos regulatorios y desclasificar como basura
los residuos que pueden reutilizarse al mismo tiempo se
requiere cambiar las regulaciones para que los productos sean
más duraderos. Finalmente, en el tema financiero de deben
generar incentivos para la economía verde, como inversiones
en innovación, infraestructura y tecnología a fin de aumentar
la eficiencia productiva (Comisión Europea, 2016, 2019b).
En el caso de México, existen áreas productivas desde el
enfoque global de economías de escala, un sector de interés
es la industria electrónica. Se estima que para el año 2020 la
producción de equipos eléctricos y electrónicos en el país
alcanzará los USD $76,540 millones. Sin embargo, no existe
información actualizada sobre la situación de los residuos
electrónicos, ni una ley específica para la gestión integral de
los mismos. México no tiene una ley de residuos
electrónicos, lo que permite que la industria informal abarque
casi el 90% del mercado. La industria de productos
electrónicos es de las más complejas a nivel mundial por el
contenido tan variado de materiales que componen sus
productos. Es su investigación Cordova (2019) se enfocó en
analizar, de manera cualitativa y cuantitativa, la situación del
subsistema productivo-económico de esta industria en
México, por medio del mapeo de flujo de materiales que
integran productos electrónicos, particularmente los
teléfonos celulares. Entre sus conclusiones está el identificar
los actores y procesos clave que influyen, de manera directa,
en el tránsito hacia un modelo de economía circular para este
sector.
CONCLUSIONES
El modelo lineal de crecimiento económico (extraer-usartirar),
ya no se adapta a las necesidades del siglo XXI. En la
economía circular se minimizan los residuos y el uso de
recursos. Además, los recursos se mantienen dentro de la
economía cuando un producto llega al final de su vida útil, y
se reutilizan una y otra vez. La economía circular impulsará
la competitividad de las naciones y regiones que tengan la
visión estratégica de implementarla, ayudando a crear formas
innovadoras y más eficaces de producir y consumir
(Graziani, 2018).
Según Ellen Macarthur Foundation (2014), a través de la
economía circular se tendrían los siguientes beneficios:
crecimiento económico derivado de la creación de nuevas
empresas y menor costo de producción, ahorros netos de los
costos en la adquisición de recursos, creación de nuevos
empleos, mayor innovación, reducción de emisiones de
dióxido de carbono, menor consumo de materias primas,
eficientar el uso del suelo y sistemas de transporte. Estos
beneficios tienen una relación estrecha con ciudades y su
transición a un modelo circular desde la planificación urbana.
Es una oportunidad de hacer a las ciudades más competitivas,
sostenibles, equitativas y vivibles. Por ejemplo, los gobiernos
municipales en los países en vías de desarrollo suelen
destinar entre el 20% y el 50% de su presupuesto al manejo
de residuos sólidos urbanos (Banco Mundial, 2018). Se trata
entonces de una sinergia entre el sector privado con la
innovación en materiales, procesos y modelos de negocios, y
el sector público que tiene el rol de actualizar y adaptar
políticas, compartir conocimiento y fomentar la innovación.
Para implementar la economía circular como elemento de
transición del sistema económico de producción lineal es
necesario adoptar un paquete de medidas estructurales y de
inversión para ayudar a las empresas y los consumidores en
esa transición a una economía más sostenible.
El desarrollo de la economía circular debería ayudar en la
reorientación productiva de los países, al proponer disminuir
el uso de los recursos, reducir la producción de residuos y
limitar el consumo de energía. En efecto, la circularidad
como actividad emergente, además de los beneficios
ambientales, es creadora de riqueza y empleo; y su desarrollo
debe permitir obtener una ventaja competitiva en el contexto
de la globalización.
Es necesario innovar en el diseño de nuevos materiales y
productos, en las cadenas de valor globales, en las redes de
logística inversa, y en modelos de negocios en los que, por
ejemplo, las empresas ya no venden productos si no
servicios, donde diversos sectores económicos tienen gran
potencial de beneficiarse de esta transición. Como punto
clave, la economía circular presenta un cambio de paradigma
social, que supone pasar de ser consumidores a ser
ciudadanos, condición que se perdió en el sistema económico
lineal, el cual asigna beneficios inmediatos ligados al
consumo y nos desvincula de nuestra responsabilidad social.
Reflexionar en ello, nos permite ver a la economía circular
como un modelo económico, social y ambiental que hace
posible una transformación hacia patrones de producción y
consumo sostenibles.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Banco Mundial. (2018). Informe del Banco Mundial: Los
desechos a nivel mundial crecerán un 70 % para 2050, a
menos que se adopten medidas urgentes.
Benyus, J. (1997). Biomimicry: Innovation Inspired by
Nature (1a ed.). HarperColllins.
Blackrock. (2020). BGF Circular Economy | E2.
Cerdá, E., & Khalilova, A. (2016). Economía Circular,
Estrategia Y Competitividad Empresarial. Economía
industrial, 401, 11–20.
Comisión Europea. (2014). Hacia una economía circular: un
programa de cero residuos para Europa . Recuperado de
REVISTA DEL CENTRO DE GRADUADOS E INVESTIGACIÓN. INSTITUTO TECNOLÓGICO MÉRIDA Vol. 35 NÚM. 82 55