publicación - CCOO
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Por tanto, no se trata de hacer una lectura revisionista del pasado, sino con la experiencia<br />
adquirida hacer algunas reflexiones, por supuesto abiertas y sin duda discutibles.<br />
Construir el sindicato<br />
HÉCTOR MARAVALL GÓMEZ–ALLENDE<br />
Cuando en julio de 1976, la Asamblea de Barcelona acuerda iniciar el proceso de transformación<br />
de la organización de CC.OO. (hasta entonces un movimiento sociopolitico<br />
tremendamente flexible en lo organizativo), en una central sindical, es posible que muy<br />
pocos de los allí presentes fueran conscientes del reto que íbamos a afrontar.<br />
Para empezar, la inmensa mayoría de los cuadros, militantes y simpatizantes de<br />
CC.OO. no habían militado nunca en un sindicato. Quienes lo habían hecho antes de la<br />
guerra civil, lo hicieron en un contexto absolutamente distinto, en el que tanto la CNT<br />
como la UGT estaban inmersas en una dinámica cuasi revolucionaria: de durisimas luchas<br />
contra un capitalismo cerril y de autodefensa frente al fascismo emergente.<br />
Estaban, también, quienes en la emigración o en el exilio se habían relacionado con sindicatos<br />
de clase europeos e incluso habían militado en ellos. Pero, si se exceptúa a la CGIL,<br />
estos modelos sindicales no terminaban de convencernos.<br />
Efectivamente teníamos reparos hacia lo que considerábamos una cierta burocratizacion<br />
o anquilosamiento de los sindicatos de nuestro entorno (con esa salvedad comentada de la<br />
CGIL, sumida a su vez en un proceso de reflexión y cambio tras las convulsiones sociales y<br />
políticas de la Italia de los primeros años 70). Muchos de nosotros, influidos todavía por la<br />
experiencia del Mayo Francés y de otras movilizaciones, éramos críticos con el papel jugado<br />
por los sindicatos, a los que incluso se llegaba a ver como elementos estabilizadores del sistema.<br />
Esa reticencia, más o menos explícita, se enlazaba con una visión crítica de los pactos<br />
sociales y de las políticas socialdemócratas que habían permitido la construcción de los<br />
Estados de Bienestar Social en el norte y centro de Europa, con un protagonismo indudable<br />
de los grandes sindicatos.<br />
Hay que tener presente que en 1976 el perfil político de la inmensa mayor parte de los<br />
cuadros de CC.OO. era de procedencia o influencia comunista y más minoritariamente<br />
de extrema izquierda, aunque nos movíamos con una contradicción evidente: analizábamos<br />
las sociedades capitalistas europeas con criterios comunistas clásicos y a la vez buscábamos<br />
una renovación de las posiciones tradicionales de la izquierda comunista, para<br />
poder conectar mejor con la realidad que pisábamos cada día en los centros de trabajo y en<br />
la calle.<br />
GACETA116 SINDICAL