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publicación - CCOO

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LA APORTACIÓN DE CC.OO. AL DESARROLLO DE LAS POLÍTICAS DE BIENESTAR SOCIAL<br />

Nuestras posiciones fueron básicamente: rechazo del pacto social y que la correlación<br />

de fuerzas en la negociación colectiva fijara las subidas salariales; negar el carácter inflacionista<br />

de las subidas salariales, al ser la recuperación del poder adquisitivo una consecuencia<br />

y no una causa de la inflación; admitir únicamente sacrificios salariales en los niveles<br />

retributivos altos; necesidad de un Código o Estatuto de los Trabajadores y de una nueva<br />

Ley de Negociación Colectiva; además de otras cuestiones en relación al seguro de desempleo,<br />

reforma fiscal, medidas de emergencia contra el paro, derechos sindicales y amnistía<br />

laboral.<br />

Se celebraron en total tres reuniones, que terminaron con algunos acercamientos parciales<br />

y sobre todo con amplios desacuerdos generales, sin que se formalizara ningún tipo<br />

de acuerdo.<br />

En materia de política económica y social estuvieron las mayores divergencias entre los<br />

sindicatos, con posiciones muy similares y la representación del gobierno. En materia de<br />

derechos sindicales, las divergencias se plantearon entre los propios sindicatos, sobre el tipo<br />

de órganos de representación y competencias tanto en la empresa como en los ámbitos<br />

superiores, con una divisoria entre UGT, ELA–STV, USO y SOC, por una parte, y<br />

CC.OO., CSUT y SU, por otra. Siendo la posición de la Administración próxima a<br />

CC.OO. en lo que se refería al ámbito de empresa, y a UGT por encima de la empresa.<br />

El fracaso de esta primera ronda de negociación, sirvió sin embargo para frenar los<br />

ímpetus gubernamentales en relación a un drástico programa de estabilización económica<br />

y preparó el camino para el progresivo reconocimiento de los derechos sindicales.<br />

Esta primera experiencia negociadora, en mi opinión, fue muy interesante, ya que abrió<br />

en nuestro país una vía nueva de diálogo social, que ha permanecido, con cambios y altibajos,<br />

hasta la actualidad y ha situado a los sindicatos en un papel incuestionable de interlocución<br />

social.<br />

Esto que hoy parece una obviedad, en el otoño de 1977 no lo era y por varias razones.<br />

La estabilidad democrática estaba aún en el alero. Como dato significativo, en algunas<br />

de las reuniones celebradas ya en el segundo proceso negociador en el otoño de 1978 con<br />

Abril Martorell, llegaban a la sala de reuniones en el Ministerio de Presidencia, Castellana 3,<br />

los gritos de manifestaciones ultras contra el gobierno. Los sindicatos todavía éramos considerados<br />

en influyentes sectores políticos y económicos, y desde luego por la inmensa mayoría<br />

de los empresarios, como un elemento de desorden social y un peligro para el sistema.<br />

Los sindicatos, y CC.OO. de manera especial, nos movíamos en un terreno contradictorio:<br />

prevención por si las negociaciones desembocaban en un pacto social (terrible tabú)<br />

y a la vez exigencia del derecho de negociar para lograr avances para los trabajadores.<br />

GACETA123 SINDICAL

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