publicación - CCOO
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MEMORIA SINDICAL DEL ANTIFRANQUISMO<br />
mos a nosotros mismos y cuáles pueden haber sido algunos de nuestros aciertos y carencias.<br />
No tanto como fruto de una reflexión y una táctica, sino como mera constatación de<br />
que la manera más operativa de expresar nuestras reivindicaciones, tanto a nivel de empresa<br />
como sectorial, necesitaba formas abiertas de actuación, utilizábamos lo que por entonces<br />
teorizamos como instrumentos legales y alegales o extralegales. En otras palabras, utilizamos<br />
la oportunidad que no sin trabas y dificultades nos ofrecían las elecciones sindicales,<br />
los convenios colectivos, los acuerdos de empresa e incluso las elecciones para los Comités<br />
de Seguridad e Higiene en el Trabajo, para que a través de ellos –instrumentos legales–<br />
pudiéramos encabezar, con nombres y apellidos, las demandas que en cada ámbito concreto<br />
correspondiera hacer. Lo alegal eran determinadas formas de presión, tales como el<br />
boicot a los comedores, la no realización de horas extraordinarias, la no utilización de los<br />
transportes de las empresas, los escritos firmados, las informaciones de viva voz durante los<br />
intervalos de descanso para el bocadillo, etc.<br />
Junto a todo lo anterior se utilizaban los cursos de formación sindical organizados por<br />
los sindicatos verticales, que mensual o bimensualmente realizaban para los Enlaces Sindicales<br />
y miembros de los Jurados de Empresa.<br />
Aquéllos cursos permitían el contacto con representantes de otras empresas, coordinar iniciativas<br />
comunes y compartir experiencias. En Madrid eran una referencia los organizados en<br />
la Escuela de Formación Profesional «Virgen de la Paloma», ubicada en la Dehesa de la Villa.<br />
Había también, claro es, actuaciones abiertamente ilegales, tales como las convocatorias<br />
de concentraciones en la calle, marchas a pie desde los centros fabriles de la periferia<br />
hacia las capitales, huelgas, etc. Pero esa combinación de lo legal, extralegal, e ilegal, ese propósito<br />
de evitar la clandestinización de nuestras acciones, ese, en suma, carácter abierto fue<br />
sin duda un acierto.<br />
Un segundo aspecto que interesa subrayar es el carácter de movimiento de base que<br />
representábamos. Salvo raras excepciones, todos los que con el transcurso del tiempo pasaron<br />
a ser líderes de Comisiones Obreras, fueron previamente líderes sindicales en su<br />
empresa. Lo que inicialmente se organizaba y coordinaba eran empresas y sectores a nivel<br />
local o provincial. Lo que había era, además de las de tal o cual centro de trabajo, Comisiones<br />
del metal, construcción, artes gráficas, banca, textil, químicas, etc. También interesa<br />
subrayar e insistir en que la principal fuente de iniciativas la proporcionaba la negociación<br />
colectiva. Puede este dato resultar en cierto modo paradójico cuando se piensa, por ejemplo,<br />
en la insuficiente atención que a esta materia le dimos no sólo en la Asamblea de Barcelona<br />
sino con posterioridad. Incluso al día de hoy la mayoría de nosotros tiene la sensa-<br />
GACETA55 SINDICAL