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publicación - CCOO

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LAS COMISIONES OBRERAS Y LOS PROCESOS MIGRATORIOS<br />

cuentemente el trabajo se llevo a cabo en lo que hoy día se designaría como sector informal<br />

de la economía y otras veces los empresarios no han cotizado a la Seguridad Social por el<br />

tiempo trabajado. En un estudio sobre trabajadores mayores que han permanecido en<br />

Europa (Ubaldo Martínez Veiga (dir) «Situaciones de exclusión social de los inmigrantes<br />

españoles ancianos en Europa», Faceef, París 2000), aparece un perfil del trabajador español<br />

que ha emigrado a Europa que llama bastante la atención. Se trata de personas que<br />

empiezan a trabajar en España muy jóvenes, con 13,5 años de edad de media (entre ellos<br />

el 22% lo hace antes de cumplir los 10 años) y también salen del mercado de trabajo muy<br />

jóvenes (un 50% lo hace antes de la edad de jubilación). Lo que ha ocurrido es que las regulaciones<br />

de empleo y las reconversiones industriales llevan frecuentemente al despido y<br />

desempleo que se enmascara frecuentemente bajo la idea de la prejubilación o del seguro<br />

de invalidez. Con ello lo que se consigue es que una generación entera de trabajadores haya<br />

conseguido insertarse en lo peor de dos mundos laborales diferentes. En su país comienzan<br />

a trabajar muy jóvenes, con lo cual se le niega el acceso al más elemental capital humano<br />

necesario para obtener un empleo decente. A ello hay que unir el hecho de que los años trabajados<br />

en España no se reconocen a efectos de jubilación. Por otra parte, se ven forzados<br />

a salir temprano del mercado de trabajo en el país de inmigración con lo cual la carrera laboral<br />

se corta frecuentemente en el momento en que los salarios son o pueden ser más elevados.<br />

Aparece aquí una especie de injusticia estructural que es fruto de lo que en estos<br />

momentos se llama globalización y que ocupa un lugar central en las preocupaciones que<br />

los trabajadores presentan al sindicato, como han mostrado muy bien Ana Fernández<br />

Asperilla y Coro Lomas Lara («Emigración y vida laboral: la correspondencia como fuente<br />

de documentación histórica», Ofrim, Junio de 2001).<br />

En las interpretaciones al uso se suele afirmar que hacia mitad de los ochenta España ha<br />

dejado de ser un país de emigración para convertirse en uno de inmigración. Aunque los<br />

problemas son mucho más complejos y, sobre todo a nivel local, se venían produciendo<br />

sustituciones de trabajadores españoles por inmigrantes por lo menos desde finales de los<br />

sesenta, sin embargo es evidente que la llegada de trabajadores de los países más pobres se<br />

ha acelerado mucho a partir de principio de los ochenta. Esto ha llevado a una intensa actividad<br />

legislativa por parte de los diversos gobiernos con el récord de la elaboración de dos<br />

leyes diversas en el espacio de meses.<br />

La primera ley (4/2000) reconocía una serie de derechos a los extranjeros que no tenían<br />

por qué ser reconocidos porque debería considerarse que van unidos a la condición de ser<br />

humano y de trabajador. Se trataba del derecho a la tutela judicial efectiva, a la educación<br />

de los menores, a la sanidad, el derecho de huelga y a la reagrupación familiar. También se<br />

GACETA181 SINDICAL

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