publicación - CCOO
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su propia vuelta a la CIOSL. Varias reuniones se celebraron en Ginebra, donde la DGB alemana<br />
y el TUC británico tranquilizaron a los estadounidenses, asegurándoles que CC.OO.<br />
no entraría en la CES (y menos aún la CGT o la Intersindical Portuguesa). Pese a que todo<br />
indicaba que CC.OO. obtendría en 1981 los dos tercios necesarios para ingresar, la amenaza<br />
de Vetter, presidente de la DGB, de abandonar la CES hizo la espera mucho más larga.<br />
Se dice que cuando el magnate de la prensa Willian Randolph Hearts se pronunciaba,<br />
él solo, a favor de una decisión, el moderador del debate resumía así: «los que han votado<br />
afirmativamente ganan por unanimidad». Una igual comprensión esperaba la AFL–CIO<br />
por parte de los compañeros europeos, y en este caso la obtuvo.<br />
No obstante, cuando volvemos la vista atrás (y eso hay que hacerlo de vez en cuando)<br />
no debemos ser demasiado severos al enjuiciar a nuestros adversarios. Las guerras no suelen<br />
ser de buenos contra malos salvo en las películas pésimas. A veces son de malos contra<br />
peores, como en Yugoslavia.<br />
Sin embargo pienso que en el caso que nos ocupa (el desgarro de la izquierda durante la<br />
guerra fría), en general (y salvo excepciones mercenarias), cada uno se batió por lo que consideraba<br />
honestamente lo mejor para sus ideales, aunque se cometieran graves errores e<br />
injusticias.<br />
Es evidente que el boicoteo que tanto CC.OO. como CGT o CGTP sufrieron por<br />
parte de los otros sindicatos de sus países no obedecía sólo a causas ideológicas o políticas.<br />
También se justificaba en base a la dura confrontación en la acción sindical cotidiana que<br />
desaconsejaba la concesión de una legitimidad democrática internacional con el argumento<br />
de que sería utilizada por la nueva afiliada para mejorar su relación de fuerzas en el<br />
plano nacional en perjuicio de las afiliadas más antiguas.<br />
Durante los interminables debates de la CES sobre la afiliación de CC.OO., cuando<br />
los argumentos de los oponentes se agotaban, se añadía uno nuevo: sería el primer paso para<br />
la configuración de un fuerte polo comunista (incluida la CGIL) en la CES orientado<br />
desde la FSM.<br />
Un fantasma recorre la CES<br />
JUAN MORENO PRECIADOS<br />
Naturalmente que CGT, CGTP y CC.OO. eran organizaciones amigas por afinidad<br />
política y por razones de vecindad geográfica. La CGT mostró una gran solidaridad con<br />
los trabajadores españoles durante la larga dictadura de Franco y por ello se forjaron fuertes<br />
lazos de colaboración con CC.OO. que han perdurado hasta hoy, y esos lazos se exten-<br />
GACETA228 SINDICAL