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publicación - CCOO

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SINDICATO Y SOCIEDAD<br />

instrumento, un buen campo de juego para progresar. Para legitimarse como representantes<br />

de intereses de parte en este campo de juego es preciso demostrar que lo que se defiende<br />

proyecta un futuro mejor, de más estabilidad y de más seguridad. ¿Quién tiene mejor aval<br />

de legitimidad para jugar esta partida –y particularmente en España– que el sindicalismo<br />

confederal, el llamado «sociopolítico»?<br />

Las sociedades abiertas suponen un riesgo para los que añoran privilegios estamentales.<br />

Pero son una oportunidad para las personas. La aspiración a la democracia contiene una<br />

aspiración a la igualdad (pero no sólo de los burgueses con los representantes del régimen<br />

aristocrático) de las personas. La democracia en el capitalismo relaciona derechos con<br />

expectativas económicas, pero de todas las personas. Quizás por esta línea de razonamiento<br />

se entienda mejor por qué los sindicatos han expandido los derechos de ciudadanía modernos,<br />

desde el contrato de trabajo hasta las universalización de la enseñanza. Quizás se<br />

entienda también por qué con su misma acción los sindicatos han producido no «obreros<br />

mejor pagados» sino ciudadanos que no se sienten estigmatizados por ser asalariados y que<br />

no ven en «su clase» un estamento rígido y cerrado donde sus hijos prolongarán una existencia<br />

gris y lastimosa. Por eso entendemos que el movimiento sindical ha militado<br />

(cuando ha sido libre) en el bando democrático y no en el autoritario. Que no se nos incluya<br />

en la lista de «los enemigos de la Sociedad Abierta», que Karl Popper describió hace tantos<br />

años. No estamos entre los enemigos de la sociedad abierta. Hemos contribuido a crearla.<br />

La historia de CC.OO. es una historia limpia y clara en defensa de la democracia y de<br />

los trabajadores. Surge como respuesta a la dictadura, y practica la democracia desde sus<br />

orígenes. Nunca ha traicionado, para hacer valer legítimos intereses de parte, a la democracia<br />

ni a los intereses generales. Ha antepuesto, dándose el adjetivo fundacional de<br />

«socio–político», en las grandes fechas reivindicativas (huelgas generales), las reivindicaciones<br />

de cohesión (Seguridad Social, cobertura al desempleo, derecho del trabajo) a reivindicaciones<br />

tildadas de corporativas. Ha antepuesto el empleo estable y con derechos a<br />

la mejora salarial inmediata. Ha estado a favor de estabilizar estos derechos en el futuro<br />

sacrificando a veces ventajas inmediatas y quizás efímeras. Que lo ha hecho por inteligencia<br />

y no por oportunismo lo demuestra la perseverencia. En este sentido la historia de<br />

CC.OO. –ahora celebramos el XXV aniversario de la Asamblea de Barcelona– avala las<br />

tesis arriba expuestas. Lejos de ser un quiste o un cáncer es percibida CC.OO. por la sociedad<br />

democrática y abierta como un puntal de estabilidad y un aval de progreso. Esto nos<br />

satisface pero nos marca una senda de futuro que nos obligará a estar muy atentos a los cambios,<br />

muy activos en nuestra capacidad reivindicativa y muy inteligentes a la hora de representar<br />

nuestro papel.<br />

GACETA23 SINDICAL

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