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publicación - CCOO

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EN TORNO A LA INSERCIÓN DE CC.OO. EN EL SINDICALISMO INTERNACIONAL<br />

Permítaseme un breve paréntesis, para decir que , en mi opinión, no es casualidad que<br />

fuera Nicolás Sartorius quien introdujera este tema, ya que de todos los dirigentes era quien<br />

más había estudiado y elaborado sobre las experiencias del movimiento obrero europeo, y<br />

en particular sus trabajos sobre los consejos de fábrica en Italia fueron de alguna manera<br />

trasladados a nuestro modelo inicial de representación en las empresas. Sin duda, y sin desmerecer<br />

a nadie, fue Sartorius nuestro dirigente más creativo de aquellos años antes,<br />

durante y después de la Asamblea de Barcelona, en cuya realización como en todo lo que<br />

se hacía entonces tuvo un gran protagonismo.<br />

Hubiera sido muy complicado estatutariamente que la CES aceptara en su seno a un<br />

movimiento que todavía no se consideraba asimismo como un sindicato. Pero es bien<br />

sabido que ese problema no llegó nunca a verificarse, ya que hubo que llegar a diciembre<br />

de 1990 para que la Confederación de CC.OO. franqueara una puerta que se le cerró injustamente<br />

debido a prejuicios ajenos y, por qué no decirlo, a algunos errores y sectarismos<br />

propios.<br />

El largo y polémico expediente de CC.OO. 10 , que puso a la CES al borde de la ruptura<br />

en 1981, fue una muestra más de las dificultades que tenía el sindicalismo europeo en su<br />

conjunto para superar las viejas lógicas de la guerra fría, en las que, en lo esencial, seguían<br />

instaladas las grandes organizaciones mundiales, CIOSL, FSM y CMT. Todo esto es bien<br />

conocido.<br />

La desesperante lentitud con la que los líderes sindicales decidieron la constitución de<br />

la CES, con veinte años de retraso sobre las primeras instituciones comunitarias, ya ha sido<br />

narrada por autores cualificados que fueron a la vez testigos de esos balbuceos, como es el<br />

caso entre otros de Georges Debunne 11 . El «problema comunista», pero también el encaje<br />

de los «sindicatos cristianos» preocupaban hondamente en la CIOSL, que temían la conformación<br />

de una CES ideológicamente plural, y por tanto independiente de la familia del<br />

«sindicalismo libre».<br />

Todos los estudios sobre el sindicalismo internacional de posguerra reconocen que la<br />

AFL–CIO de Estados Unidos se atribuyó el papel de paladín de la cruzada anticomunista en<br />

el mundo sindical y laboral. La tibieza con la que la AFL–CIO acogió la creación de la CES<br />

se convirtió en beligerancia, cuando ésta no sólo se abrió a los sindicatos de la CMT sino también<br />

a la CGIL, y pretendía acoger también a CC.OO., justo en 1981 cuando se planteaba<br />

10 Los documentos y la correspondencia relativos a este expediente están depositados en la Fundación 1º<br />

de Mayo.<br />

11 LES SYNDICATAS ET L’EUROPE BRUSELAS, 1987.<br />

GACETA227 SINDICAL

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